En un mundo golpeado por la crisis económica, en el que constantemente se apuntan como graves los problemas políticos, financieros y sociales, hablar de que la falta de ética debería acaparar nuestras preocupaciones no es algo muy habitual.
Sin embargo, Adela Cortina, catedrática en Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, demuestra la cantidad de problemas que se podrían evitar si los seres humanos gozásemos de una moral fuerte.
«Parece que no hemos aprendido nada», comenta Cortina en una entrevista con EFE, y es que, según la autora, la crisis económica no ha ayudado a plantearnos seriamente la falta de valores: «Aspiramos a que esto pase para seguir viviendo como antes».
«Algo ha tenido que ver con la falta de ética», titula Cortina uno de los capítulos de su último libro «¿Para qué sirve realmente la ética?» (Paidós). En él culpa a los poderosos de buena parte de las consecuencias de las crisis.
¿CON FACTURA?
Pero no sólo los que ostentan cargos de responsabilidad cometen malas prácticas. «¿Con factura o sin ella?» es una pregunta que puede oírse con frecuencia, como una manera de intentar ahorrar un pequeño dinero al evitar los impuestos de las compras diarias, lo cual no deja de ser un caso más de corrupción, aunque a escala doméstica y que no suele percibirse como algo negativo.
Cortina no cree que haya países que tengan por naturaleza un carácter más corrupto, «lo que ocurre es que habíamos creído que íbamos progresando día a día en política, cultura, economía o valores, y la crisis ha sido como un revulsivo que ha sacado a la luz un conjunto de carencias inadvertidas, carencias de envergadura», argumenta.
NO SOLO LA ECONOMÍA CARECE DE ÉTICA
La crisis económica es una síntoma de que la falta de una moral común es un problema, pero hay muchos otros conflictos éticos a los que se enfrenta el mundo de hoy como el aborto, la investigación con células madre o la eutanasia. Estos son ejemplos que están a la orden del día y que aluden a la necesidad de criterios éticos para legislarlos.
Otro de los temas que Adela Cortina abarca en «¿Para qué sirve realmente la ética?» es la decisión del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de dotar a la tierra y los animales de derechos constitucionales para, de este modo, proteger uno de los grandes recursos y valores del país.
Para muchos supuso una medida histórica, un reconocimiento anhelado desde hacía tiempo, pero al mismo tiempo se planteó el debate de si sólo los seres humanos podemos tener derechos o si esto puede ser extensible a la naturaleza. Cortina entra en la polémica y asegura que los animales y la tierra tienen valor pero no derechos.
CONSTRUIR UNA NUEVA SOCIEDAD
Cortina descarta que vivamos en una constante degradación ética: «Hay gente que vive a pleno pulmón una vida solidaria y libre, que trabaja por la justicia codo a codo con los demás, que se deja la piel por los peor situados». La autora apunta que el fallo se encuentra más bien en el mal funcionamiento de las instituciones.
«El mundo saldría más barato, social y económicamente, si gozásemos de una ética común», defiende Cortina, pero para ello apunta que debemos cambiar como sociedad, promover el fin de las malas prácticas y hacer posible el buen gobierno.
La confianza como base de las relaciones, tener la felicidad como fin en la vida, construir un carácter dotado de valores, cooperar entre nosotros o conquistar la libertad son algunos de esos valores que apunta Cortina que deberíamos conquistar para construir una sociedad mejor.
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