(Y al barcelonismo entero).
El jefecito. Así llamaban a Javier Mascherano, a este central que creció pegando patadas a un balón en las calles de San Lorenzo (Argentina). Quién sabe si, en mitad de algún mate, entre sorbo y sorbo en su vuelo hacia las canchas del Hebei Fortune, Javier Mascherano estará pensando en un sinónimo para su apodo en chino. Porque, siete años y medio después, quien defendiera el área blaugrana a lo largo de 334 partidos junto a Carles Puyol, Éric Abidal o Gerard Piqué, se despide del F.C. Barcelona, el equipo de sus sueños.
Mascherano, quien abandona el vestuario culé con 18 títulos a sus espaldas, se despidió de sus compañeros y del equipo técnico en un abarrotado Auditori 1899. Y fue entonces cuando el espíritu indomable de El jefecito, que solo se había roto por las lesiones en el cruce de algún esférico perdido, se quebró en un emotivo discurso que hizo soltar alguna lágrima a Andrés Iniesta.
Porque yo no estoy llorando, tú estás llorando…