Cae en lujuria, avaricia, soberbia, pereza, gula, envidia e ira, y sólo estás siendo un hombre; haz estas otras blasfemias y dejarás de serlo.
Pecado capital 4: Sinuosidad
Esto describe el movimiento de tu aguja de brújula. Eres culpable si tu norte verdadero está en todo lugar, si siempre estás buscando una fuente de poder (a menudo el jefe) para que te oriente. ¿Recuerdas al tipo en la escuela secundaria que se mostraba demasiado dispuesto a complacer a los populares? Bueno, años más tarde, sigue metafóricamente corriendo por la cafetería en ropa interior para ganar la aprobación del líder que planteó el reto. Cuando está con Josué, está de acuerdo con Josué; cuando está
con Daniel, Daniel es su ídolo.
He aquí un autotest: ¿qué haces cuando alguien critica a tu amigo a sus espaldas. No necesitas montar una defensa enérgica. Tu amigo no necesita defensa contra una persona así y, por otro lado, esa persona tiene derecho a su enfrentamiento con tu amigo. Pero cuando le monte una emboscada, deja claro, sin mucho alboroto, que no te entusiasma escuchar que tu amigo la sufra. No pierdas tu propia opinión del mundo.
Pecado capital 5: frialdad
Lo más seguro aquí es que las religiosas que nos advirtieron primero acerca de la lujuria y la pereza hayan dado por perdidas hace tiempo nuestras almas. Pero en caso de que aún estén deliberando, he aquí una penitencia sin disculpa. Aunque somos, en casi todos los aspectos, paganos soberbios, hay un pecado el que estamos en sincronía con las hermanas. Es un crimen no usar tus talentos, descuidar las energías que posees.
¿Y de qué están dotados los hombres? Somos buenos para el entusiasmo. Esa emoción nos llevó al espacio. Manténla en movimiento. «Hago resonar mi bárbara declaración», el máximo bardo estadounidense dijo: «Sobre los techos del mundo». El de Whitman fue el grito de un hombre grande, bullicioso, exuberante, lleno de pasión por la historia entera.
Los hombres no deben vivir en medio de las octavas. El corazón de un hombre debe tocar todas las notas altas y todas las bajas. Debe cantar la canción completa. Ten cuidado con el escéptico, el tipo hastiado del mundo que lo ha visto todo, conoce los ángulos. Cuidado del gato cuyo modo de ser es demasiado frío como para que se le atrape siendo entusiasta. Esta postura es desmoralizante en hombres viejos rendidos y malhumorados, pero es trágica en los millones de hombres jóvenes que usan el cinismo como una armadura, por miedo a que se piense, Dios los ayude, que son ingenuos. No caímos al mundo ayer. Una medida valiosa de escepticismo significa que se ha estado poniendo atención a un hombre. Pero adivina qué: es pecado capital dejar que tu alejamiento del mundo inhiba la esperanza, el optimismo en el que somos tan hábiles. Pobre del que es tan escéptico que deja de creer que los corazones son leales, que las personas hacen cosas buenas por razones nobles, que la nueva idea podría funcionar.
@@x@@
Pecado capital 6: Excusación
Dinos que no eres el tipo en el trabajo cuya pieza del proyecto no está hecha porque? ¿la investigación te falló? ¿La tecnología echó a perder tu no sé qué? Conocemos a alguien que faltó a una audiencia de fianza para uno de nuestros editores y culpó al tráfico. ¿El tráfico? Conocemos a otro tipo que en realidad usa la frase «me quedé dormido».
Para honrar la memoria de todos los soldados, padres, atletas y capitalistas que lograron que algo pasara, resiste a todos los impulsos de dar excusas. Considera en la película Animal House la sabiduría de Otter, después de que deja hecho chatarra el automóvil del hermano de Flounder: «La cagaste. Confiaste en nosotros». Exactamente. ¿Adivina qué? Depende de ti. Cualquier cosa que suceda, depende de ti. No busques una coartada porque perdiste la mitad del batallón. Sólo busca el perdón y permítenos imaginar maneras de quitarte un poco lo flojo.
Pecado capital 7: mezquindad
No tenemos riquezas, y sospechamos un poco de los que las tienen. No necesitas pagar mi copa. Simplemente dime lo que has visto y escuchado. Pero pobre del que nunca es el primero que ofrece dinero cuando llega la cuenta. Y es peor al que siempre le faltan centavos cuando se echa el dinero en la mesa. Ese es justo el tipo de ahorros que pueden costarte mucho a largo plazo.
Cierto, la generosidad económica no equivale a grandeza de corazón. Pero si te rehúsas a dar una moneda a tus amigos o seres queridos, seguro tienes un billete en vez de corazón. Un hombre verdadero tiene la obligación (no frecuente, que quede claro) de sacar algunos billetes y dejarlos en el bar en agradecimiento. Estamos juntos en esto. Y a propósito, Sr. Sin Dinero, todos notamos que siempre buscas excusas para no poner la parte que te toca.
Traducción: Bernardo Rivera Muñoz