En un principio sólo los hipsters la consumían, pero poco a poco se convirtió en algo más mainstream. En tiempos recientes el término “comida orgánica” ha comenzado a tomar mayor fuerza en nuestro entorno sociocultural. Sin embargo, muchos de sus consumidores no saben realmente lo que la comida orgánica es.
BFG, una consultora de marca en Estados Unidos, realizó un estudio en el cual encuestó a tres mil consumidores de comida orgánica y descubrió que del 69 por ciento de los compradores, sólo el 20 por ciento sabe realmente lo que “orgánico” quiere decir.
La comida orgánica es aquella que no ha sido alterada genéticamente, ni ha sido expuesta a pesticidas. En lo referente a los animales, orgánico implica que en las granjas los animales no han sido tratados con antibióticos ni hormonas de crecimiento, fueron alimentados con comida orgánica y crecieron al aire libre.
Los resultados concretos del estudio fueron los siguientes:
69 por ciento de los encuestados compra algún producto denominado como orgánico. El 20 por ciento de ellos sabe lo que la comida orgánica es y 16 por ciento sabe al menos que es algo que no tiene químicos.
72 por ciento considera que el término orgánico está sobrevalorado, 75 por ciento cree que sólo es una herramienta más de mercadotecnia y 53 por ciento no confía en que un producto etiquetado como orgánico sea realmente orgánico.
Se estima que durante los próximos cuatro años el mercado de la comida orgánica crecerá un 14 por ciento, situación que ya empieza a verse reflejada en México. Seguramente no tardan en empezar a llegar al país las marcas de productos orgánicos más vendidas en Estados Unidos.
Lo curioso de todo esto es que las marcas más populares de comida orgánica como Wholesome & Hearty o Kashi and Health Valley, son propiedad de grandes de la industria alimenticia como Kellog Company y PepsiCo
Triste pero cierto, los grandes consorcios seguirán frotándose las manos en espera de que la moda de lo orgánico continúe creciendo entre mamás preocupadas y hipsters obsesivos que en el fondo no saben lo que la comida orgánica es realmente, listos para aprovecharse y empezar a pelearse entre sí para demostrar que su comida es más orgánica que la de sus competidores.
Imágenes: GettyImages
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