Y además te decimos cómo evitar este fenómeno que te hace ganar kilos el día después.
Forma parte del ritual de celebración: la comilona del día siguiente es algo que no puedes evitar y que, por más que desees, no entiendes por qué ocurre. Ahora, la ciencia te cuenta por qué ese ataque en el que podrías comerte una res entera.
Este fenómeno ocurre gracias a tus glucógenos y carbohidratos, que disminuyen considerablemente tras el bajón de azúcar que autoprovocas en tu cuerpo al tomar. El glucógeno es la fuente principal de energía en tu organismo… y claro, hay que reponerla cuando esta decae a causa del alcohol y el descontrol que provoca. Esta ausencia provoca el hambre tan violento que sentimos horas más tarde de la ingesta.
“La deshidratación tras tomar provoca las ganas de comer antojos salados, ya que metabolizar el alcohol deshidrata tu cuerpo”, afirma el especialista y gastroenterólogo Mitin Kumar.
(Además de ganar peso tontamente, nos atormenta un dolor de cabeza)
¿Cuántas copas debemos de tomar para sentir esta voracidad? Depende del cuerpo y el peso, pero con tres tragos ya has asegurado una comilona descomunal en la siguiente jornada.
Si quieres evitar este sentimiento de culpa y hambre, deberás de tomar un vaso de agua por cada trago que tomes durante la noche, lo que te ayudará a estar más hidratado horas después. Asimismo, comer alimentos con proteína y grasas saludables también serán de ayuda, al igual que disminuir el consumo de alcohol.
Y si tienes que pasar por este proceso de apetito descontrolado, esperamos que haya merecido la pena la velada anterior.
Crédito de foto: Travel Channel