Si Morfeo y tú se encuentran en una crisis pasajera, es posible que no dormir lo suficiente te esté afectando con esos kilos de más que deseas eliminar.
Te levantas aturdido, con los ojos pesados y el cuerpo aún en tensión: ha sido una noche en la que apenas has podido dormir y el resto del día se plantea como caótico. Si a todo esto le sumamos que diversos estudios afirman que dormir poco nos ayuda a ganar peso, ¿qué puede ir peor?
No es nueva la relación de falta de sueño y aumento de grasa corporal, pero la Universidad de California en Berkeley va más allá: dormir poco nos abre el apetito de comidas poco saludables como pizzas, hamburguesas o alitas de pollo. ¿Por qué?
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Esto sucede tras el fenómeno “efecto de recompensa”, mecanismo que se activa en nuestro cerebro tras haber pasado una velada poco apacible, y que, según parece, nos incita a engullir platillos más calóricos. Y sí, también influye el hecho de que adormilados tomamos peores decisiones -como en todo, no sólo en nuestro menú-.
Este estudio analizó a participantes que habían descansado como un bebé la noche anterior y a otros que dormitaron de mala manera. El resultado lo dejó claro: los que menos descansaron optaban por comidas que superaban de media en su menú cotidiano las 600 calorías. Esto era culpa de la amígdala, parte de nuestro cerebro que regula las emociones y deseos.
Quien duerme mal, tiende a comer más, por norma general. Asimismo, también afecta el hecho de que, si se come a altas horas, nuestro metabolismo no asimila el proceso digestivo de igual forma en la cama que fuera de ella.
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Así las cosas, queda demostrado que rehusar de Morfeo no es buena idea en casi ningún sentido, ¿por qué seguimos instalados en este patrón que parece no llevarnos a ningún sitio?