Aunque nos parezca mentira, y no lo podamos entender, hay gente que prefiere perderse la realidad de tener sexo de verdad por la irrealidad de ver porno. Cuando creí amos que ya habíamos visto todo, llegan los millenials y nos dejan con la boca abierta.
Parece que es una realidad que la pornografía esté haciendo que los más jóvenes pierdan el entusiasmo por el llamado sexo real, al menos de esto hablan los estudios más recientes. Cambian el sexo en vivo por ver en una pantalla a otros disfrutando. Nos estamos imaginando a muchos echándose las manos a la cabeza. Con lo que nos ha costado lo mucho o poco que hemos logrado hasta ahora…
La investigación muestra que un tercio de hombres consumen porno a diario, y que esta práctica es preocupante ya que está generando lo que los médicos llaman una insensibilización entre los jóvenes. Tener Internet en casa también tiene sus aspectos negativos, por lo que leemos en estos estudios.
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No tener sexo real y masturbarse a diario mientras sólo se ve porno conlleva una disfunción eréctil o incapacidad de tener orgasmos durante las relaciones sexuales. El efecto es, por tanto, el contrario al que podemos querer cuando la vida nos regala un buen rato con nuestra pareja, o un ligue tras una noche con amigos. El problema puede tener solución. Según los especialistas, y aunque no es seguro, ayuda dejar de consumir porno unos 3 meses. De esta manera nos desintoxicamos, al poner en cuarentena al aparato reproductor.
Expertos de la Universidad de Notthingham han señalado que la insensibilidad sexual de estos hombres, o su falta de apetito sexual se debe a una mayor estimulación con el simulacro (porno) que con la actividad en sí (relaciones).
Lo podemos llamar efecto pescadilla que se muerde la cola (sin segundas, que nos conocemos): cuando uno ve que no consigue ser eréctil en las relaciones reales, recurre al porno, sin percatarse de que la solución es todo lo contrario, hay que evitar y huir de ese hábito y esperar a recuperar el normal apetito sexual.
El problema está en que el consumo de pornografía está tan aceptado en la sociedad que estos jóvenes no culpan al visionado de sus problemas de erección.
Nota original: Esquire Es