En la época del amor y la friendzone, la tecnología y la crisis han cambiado las reglas del juego.
Los poliamorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo… El ultracitado poema «Los amorosos», de Jaime Sabines, aplica perfecto para cualquier tipo de amor. Los enamorados se vuelven irracionales, así amen a una mujer, a un hombre o a cualquiera de las posibilidades dentro de la comunidad LGBTTTI x, i griega y z… El amor es fiera y domador, es un circo salvaje. En el juego del enamoramiento hay que hacerla de trapecistas, malabaristas, tigres amaestrados y hasta payasos. La conquista amorosa es un espectáculo cuyo final parece ser el “sí” de la doncella, luego de que el macho –alfa o no– haya desplegado sus cualidades. Pero, ¿sigue siendo igual? El concepto de amor cortés medieval, en el que el hombre se rinde ante los encantos de la dama, ha evolucionado con los siglos. En su momento pasó de ser adúltero para convertirse en un modo de enamorar a la mujer… Pero desde finales del siglo XX (revolución sexual incluida) el amor es una fiera distinta. Si bien persiste la idea de que es algo a lo que aspiramos, su fin ya no necesariamente es el matrimonio o, digamos, una relación seria y monógama.
AMOR VERSUS REALIDAD
Los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que… dice también aquel poema de Sabines. Pero en 2017, luego de un 2016 que parecía el fin del mundo, las relaciones son distintas. La presente década nos ha enseñado que la realidad puede ser más complicada que el amor. Un estudio de Gallup, aplicado a millennials de Estados Unidos, dice que el número de adultos jóvenes solteros y que no viven con alguien más, ha aumentado drásticamente. No hace falta indagar demasiado en los motivos. La incertidumbre laboral y la crisis económica mundial no hacen que se apetezca embarcarse en una relación que termine en boda, hijos y el resto del guión tradicional que siguieron nuestros padres. ¿Miedo al compromiso o adicción por la libertad? Tal vez una combinación de ambas en porcentajes distintos.
DE TINDERELLAS Y PRÍNCIPES
¿Qué buscan las mujeres que inundan de selfies sus cuentas de Instagram? ¿Atraer o sólo alimentar su ego? La manera en que nos relacionamos o encontramos pareja, definitivamente ha cambiado gracias a Twitter y Facebook… Pero hoy las alternativas para el poliamor, la “one night stand” o encontrar una pareja estable (más allá de la friendzone) son posibles gracias a la tecnología. De acuerdo con Pew Research Center, el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que usan aplicaciones para ligar, creció de 10% en 2013 a 27% este año. El mejor ejemplo es Tinder, donde el ligue es tan sencillo como un clic; una app para solteros, aunque en realidad la puede usar cualquiera que quiera conocer gente. O, seamos honestos, coger. Claro que existen otras para el poliamor o el amor tradicional, como OK Cupid, Plenty Of Fish y Happn. Para el hombre Esquire contemporáneo existen apps como Bristlr. ¿Los requisitos? Simplemente tener barba. Con tantas opciones tecnológicas, pareciera que el smartphone y las apps se han convertido en nuestro propio pimp.
DE PELÍCULA
Vicente Huidobro, el poeta chileno del creacionismo, decía que como no era posible amar a todas las mujeres, había que amar sólo a las mujeres bonitas. Hoy podemos darle like sólo a aquellas chicas que nos resulten atractivas. Y si somos usuarios de una app para el ligue, ni qué decir… El amor es un invento de los papás… como Dios, existe aunque no exista. El amor es un felino asustado que puede lanzar el zarpazo en cualquier momento. Y pese a lo que digan las estadísticas, el amor loco de novelas y películas es aquel que que- remos vivir al menos una vez en la vida.
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