Y sí, lamentablemente es (mucho) menos de lo que esperas.
La cuesta de enero, en ocasiones más dura moralmente que de forma económica. Y es que es el momento de demostrar todas nuestras buenas intenciones y propósitos que a finales del pasado año dijimos que íbamos a
cumplir… ¿Pero alguien se los creyó? Parece que solo tú.
La frase “Año nuevo, vida nueva” parece no tener mucho efecto una vez pasados unos días en enero, en concreto menos de un mes, ya que en febrero nos inunda la amnesia de diciembre. Y sí, existen unos grandes
beneficiados de este mes de propósitos corruptos: los gimnasios. Las membresías de estos clubes aumentan considerablemente en la segunda semana de enero, mientras que si echamos un ojo a varios estudios se confirma un abandono en masa poco después: según una encuesta de la organización de British Military Fitness, un 68% de las personas se proponen apuntarse al gimnasio en el primer mes del año, de los que un tercio acaba rindiéndose ante el ejercicio y se rinden a finales de mes. En EE. UU. esta cifra aumenta al 80% de la gente que decide por dejar de ejercitarse.
(Acepta que fallaste y propón otro propósito alcanzable…)
¿Por qué esta desgana en masa? Según el medio MarketPlace, esto se debe a que no se ve el beneficio y la recompensa a largo plazo y la desmotivación los inunda. El problema de esta buena intención navideña es que la mayoría de los sujetos se suscriben durante un año a su gimnasio, cuota que al final acaban pagando sin apenas ir. Pero no te martirices si es tu caso, laintención es lo que cuenta al final.
Crédito de foto: Focus Features.