¿Todavía le abres la puerta? Te decimos cómo ser un caballero en tiempos modernos, esta es la guía para no ser un patán con ellas.
¿Cómo ser un caballero? Digan lo que digan, los buenos modales nunca pasan de moda. Muchas mujeres aún suspiran por los hombres educados que tienen un detalle sin sonrojarse ni exagerar.
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¿Cómo ser un caballero en el momento adecuado?
El otro día, durante la comida, un compañero de la oicina le dijo algo muy desagradable a una colega. “Tú lo que necesitas es un buen revolcón”. “Uff”, pensé. “Éste es exactamente el tipo de comentarios que nos hacen parecer simios… ¡y apenas vamos en la sopa!”.
Hace una década me habría carcajeado de su ocurrencia. Pero ahora, con unos años más, sé diferenciar entre un buen chiste y una vulgaridad. Sentí unas ganas irresistibles de enfrentarme a ese fanfarrón.
Me incliné un poco hacia delante, dispuesto a ponerlo en su lugar. Pero antes de abrir la boca, miré de reojo a mi amiga y entendí que quizá ella no quería eso. Me quedé quieto, me mordí la lengua y observé cómo toreaba el comentario con una sonrisa forzada.
Aun así el estómago se me retorcía; estaba iracundo. Y cómo no, si desde niños nos adoctrinaron con frases como «a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa».

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En resumen, deseaba protegerla. Más tarde hice lo que me pareció correcto: le pregunté a ella su opinión sobre lo que había pasado. En este caso, el concepto tradicional de cortesía me hizo querer intervenir, pero entonces se hubiera convertido en un asunto relacionado conmigo más que con ella.
La nueva cortesía demanda que los hombres interpreten las circunstancias que rodean una situación. A veces realmente hay que dar la cara por ellas, abrirles la puerta, enfrentarse a un patán; pero otras no. Hay que saber leer lo que está ocurriendo.
Los actos de cortesía no deben surgir de la necesidad de controlar a las mujeres. Más bien, tiene que derivarse de la voluntad masculina de rendirse, lo que en cualquier caso, es una muestra de fortaleza.
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Te compartimos la guía Esquire para dejar de ser un patán
En el sigloXII, el capellán Andreas escribió el primer manual sobre el cortejo en el sistema social y lo tituló “Tratado del amor cortesano”.
Tenía 21 capítulos que incluían reglas para comportarse frente a distintos tipos de mujeres (algunas muy útiles, por ejemplo, cómo seducir a una monja).
Ésta es nuestra versión condensada y modernizada
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- “El amor siempre es un extraño en la casa de la avaricia” En el sigloXXI :Tú pagas.
- “Los actos del enamorado se dedican sólo y exclusivamente a la amada”
- En el sigloXXI :Deshazte de tu colección de porno.
- “Un verdadero enamorado no juzga nada como bueno, salvo aquello que pueda ser del agrado de su amada”
- En el sigloXXI : Nunca le regales una tostadora, una plancha y mucho menos un marco dorado con la foto de tu madre.
- “Un hombre enamorado siempre es aprensivo” En el sigloXXI : “¡No!, se me olvidó grabar Grey’s Anatomy. ¡Me va a matar!”
- “Cuando se hace público, rara vez dura el amor” En el sigloXXI : Deja de publicar tus intimidades en Facebook.
- “Todo lo que el enamorado hace en contra de su voluntad no debería provocar el disfrute de su amada” En el sigloXXI : Puedes pedirle permiso de no ir a la cena con sus papás.
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Las cosas que un caballero nunca debe de hacer frente a una mujer
- Apostar con tus amigos por cualquier tontería.
- Emborracharte al grado de que ella tenga que manejar de regreso a casa.
- Farolear.
- Fingir que se te olvidó la cartera.
- Acomodarte «el paquete» (por más discreto que seas, ella lo notará).
- Darle tu tarjeta de presentación para conocerla.
- Esconder tu anillo de matrimonio.
- Tratar de darle un beso cuando estás borracho, y menos si trabajan juntos (el lunes será un día vergonzoso para ti).
- Si accediste a llevarla al cine a ver unachick flick, no te quejes durante la función.
- Nunca la compares con las mujeres de tus amigos: «¿Por qué a Érika no le importa que Daniel vaya a jugar póquer los jueves, y a ti sí?».
- Pronunciar la espantosa v word frente a ellas.
Antes de irte: La importancia de la cortesía y los buenos modales