Un libro recopila las fotos de celebridades que pasaron por este antro y lo convirtieron en una leyenda nocturna.
Studio 54, en su encarnación más novedosa, duró menos de tres años, de abril de 1977 a febrero de 1980. Sin embargo, décadas después sigue siendo el estándar con el que se compara a todas las discotecas que han surgido desde entonces, y a todas se les considera modestas a su lado. El antro es igual de famoso por las celebridades que lo frecuentaban (como, por ejemplo, Bianca Jagger en un caballo blanco) que por las celebridades que tenían prohibido pasar: después de ser rechazados en la entrada, Nile Rodgers y Bernard Edwards de Chic escribieron una canción titulada originalmente “Fuck Off”, que cambió de nombre a “Le Freak” y se convirtió en la más popular en la pista de baile. Donald Trump también fue parte de esa escena. Era un lugar donde la gente iba con la intención de ser fotografiada, y para hacer cosas ilícitas en el sótano. Tiene un lugar central en la corta historia de la disco, un movimiento musical fundamentalmente incluyente, aunque los DJs más recordados terminaron siendo los que tenían nombres más descarados. Cada noche, un robot astronauta que colgaba del techo se prendía fuego al levantar una cuchara a su nariz.
Ninguno de los dueños, Steve Rubell e Ian Schrager, escribió un libro contando su experiencia. Pero para el 40 aniversario, Schrager lanzará ‘Studio 54′, que incluye cientos de fotos durante el apogeo del recinto, muchas provenientes de sus álbumes personales: Michael Jackson y David Bowie, familias presidenciales y conductores de televisión, la banda de Saturday Night Live, Diana Ross, Tennesse Williams, Halston, Roy Cohn, Richard Pryor, Vladimir Horowitz –una gran representación de la gloria norteamericana, y no hay ningún celular a la vista. Lo mejor son las fotos de la disco vacía, sólo con los trabajadores limpiando el lugar. Después de todo, no era más que un edificio real en una calle real.
Crédito de foto: Jeffrey Westbrook