No es tan habitual ver fumadores de puros como de cigarrillos, pero los habanos tienen en todas partes del mundo un gran grupo de seguidores que disfrutan de este placer tranquilo que se saborea en cada calada.
Antes de comenzar el ritual del encendido, recuerda que está precedido por otro ritual: revísalo para ver que su aspecto esté correcto, cómo es su color, qué textura se aprecia, si el grado de humedad es el ideal, cómo está estirada la capa… Son algunos de los detalles que deberás tener en cuenta, además de acercarlo a la nariz y descubrir sus aromas, todavía sin encender.
Si no eres un fumador experto, recuerda que el grosor y tamaño del puro determina, entre otras cosas, su suavidad. Por ello, ten en cuenta tres cosas:
-La longitud: dependiendo de si es largo o corto, notarás las intensidad de su sabor a medida que se va fumando. Por eso, si tienes tiempo suficiente, elige siempre uno largo, porque los aromas máximos llegarán cuando estés a la mitad.
-El grosor: un puro de mayor grosor arde más lento, por lo que suele aportar una mayor suavidad en aromas que si eliges uno más fino, que además se quemará mucho más rápido.
-El color: una gran confusión es pensar que los cigarros de color más oscuro son los que tienen los aromas más intensos, y no tiene por qué ser así. Al contrario, las capas de hojas más oscuras, son más dulces.
Ya en boca, como cualquier otro producto que se someta a una cata, en los puros se perciben notas dulces, maderas, caramelos, aromas animales y herbáceos, etc., y en Esquire te mostramos algunas etiquetas en las que podrás identificar estos aromas.
Dulces: son básicos cuando se trata de hojas de tabaco, aunque algunos se apoyan más en notas de caramelo como los Monterrey o Fonseca y otros, como los Punch, son más tostados.
Especiados: olores a clavo, pimienta o nuez moscada también son propios de habanos intensos y fuertes. Claro ejemplo son los Ramón Allones o los míticos Montecristo.
Cueros: es también habitual descubrir este tipo de aromas animales al fumar un puro, sobre todo en habanos fuertes como los Bolívar o Sancho Panza.
Tierras: en ocasiones se combinan con maderas, con robles, eucaliptos, musgos y todo lo relacionado con la tierra, aunque es lógico porque un habano se compone de hojas de tabaco. Podrás encontrar estos sabores en marcas como Montecristo o San Luis Rey.
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