Cuando me pongo tu ropa en vez de la mía, te estoy diciendo: Me siento cómoda contigo. Descubre lo que ellas te quiere decir.
¿No encuentras tu sudadera favorita? ¿Ya no recuerdas dónde pusiste esa camiseta vieja de Pearl Jam? Antes de que destroces tu apartamento en busca de esas reliquias extraviadas, echa un vistazo al guardarropa de tu novia. O examina bajo su almohada. Tal vez se ha ido a la cama con ella.
«Toda mi ropa se ha hecho femenina«, se queja un compañero de la oficina cuando hablo sobre el tema en la oficina. Sus favoritas son las mismas que las tuyas: suaves y cómodas.
No me lo tomen a mal, todavía me queda mucha ropa. Muchos de mis amigos conocen mi amor por los conjuntos de colores coordinados y sus accesorios correspondientes. Es verdad, la mayoría de las mujeres se enorgullecen de poseer algo apropiado para cada ocasión -el atuendo de las entrevistas (profesional y atrevido); el de las primeras citas (seductora sofisticada); el de noche (divertido y coqueto, con todo y zapatos de baile).
Cuando se trata de atuendos, las chicas son seres misteriosos. El look correcto tendrá efecto en el humor, los resultados del flirteo y las actitudes. Ellas inventarán pretextos políticamente correctos para evitar acudir a una fiesta si el atuendo requerido no es encontrado a tiempo. Se librarán batallas domésticas en torno al tacón extraviado y lo importante que será localizarlo para poder salir a tiempo.
«No, los negros no son suficiente», me quejaré incrédulamente. Si le pidiera a un extraño empacar una maleta de gimnasio para mí, a pesar de mi cantidad precisa de prendas para hacer ejercicio y la amable disposición de la persona, creo que de todos modos terminaría desilusionada con el resultado. Las chicas tenemos un combo de ropa para las rutinas en máquina, muy diferente al que usamos para spinning. Es también distinto al atuendo para el yoga y radicalmente alejado del que usamos para el ejercicio en casa. ¿Hasta aquí vamos bien?
Pero el acto más simple y satisfactorio de todos, aquel que carece de premeditación, es colocarme una de las camisetas deslavadas de mi novio. Es evidente que nos gusta por que nos recuerda a él. Pero es algo mucho más simple que eso. Existe poca complicación y mucha seguridad en tu ropa. Es por eso que acudo al clóset de mi pareja cuando está de viaje o me siento cansada y tuve un día especialmente malo. Igual que con la comida relajante, se trata de ropa cómoda. Podemos sentirnos tranquilas y libres con eso puesto.
Esas son prendas prácticas: ofrecen más posibilidades cuando debemos alcanzar lugares de difícil acceso como el techo (cuando lo están pintando) o debemos limpiar los adoquines. Huelen a ti sin importar cuántas veces han sido lavadas. Es como si nos dieras un abrazo cálido, sin tener que cumplir con las expectativas de que se venga algo extra (no se trata de un juego de palabras). La ropa que hacemos nuestra se convierte en fetiche sentimental. Tengo una amiga que todavía duerme con el jersey de futbol de su novio de la universidad, a pesar de que lo tronó hace años. Dependiendo de la gravedad del rompimiento, habrá un tipo de destrucción ritual de la prenda. Es claro que esta relación terminó de manera amigable. Es obvio que piensa en él de vez en cuando, pero ella ama el jersey por lo cómodo que es más que por lo que representa. Es posible que, en caso de un incendio, rescate eso antes que sus zapatos Gucci.
-«¿Has visto mi camiseta azul de manga larga?»,
pregunta Armando.
-«No, ¿ya revistaste en la lavadora?», sugiero con mi acostumbrada inocencia a sabiendas de que la usé en una noche de televisión con unas amigas.
Pero parece que él ha aceptado mi cleptomanía -de hecho piensa que luzco sexy con sus camisetas- y las fases de adoración que cada una de sus prendas.
En este momento llevo puesta una playera que dice «Rock N?Roll» en letras desgastadas. Es más suave y pequeña que el resto, y por eso me queda mejor. Cuando empiece a ponerse más fresca la tarde probablemente opte por usar una de sus sudaderas de manga larga. Son muy grandes para mí y a veces tengo que enrollarlas un par de veces para que me ajusten mejor, pero la calidez y comodidad que ofrecen no tienen paralelo con ninguno de mis atuendos.