Algunas personas tienen diferencias genéticas que no las motivan a ejercitarse, comparadas con quienes sí les gusta
¿Tienes pereza? Quizás no es tu culpa. Algunas personas tienen diferencias genéticas que no las motivan a ejercitarse, comparadas con quienes sí les gusta la actividad física.
Un estudio la Universidad de Missouri experimentó con conejillos de indias puestos a ejercitarse en ruedas, separando a los perezosos de los activos, y haciendo esto por 10 generaciones.
Para la décima generación, los conejillos perezosos fueron 10 veces menos activos que los corredores.
«El animal tenía que elegir subirse a hacer ejercicio o no, sin recompensa, y los perezosos elegían no subirse», dijo el Dr. Frank Booth, autor del estudio.
El doctor cree que lo mismo se aplica a los humanos. «Sin embargo, no queremos dar la idea de que las personas que no se ejercitan sigan así con la excusa de sus genes».
Si te da flojera levantarte del sillón, tenemos un consejo: Mandate mensajes o recordatorios via celular o e-mail para ejercitarte aunque sea un rato. En otro estudio, adultos sedentarios que recibieron correos diarios motivándolos a ejercitarse aumentaron su trabajo físico en 50%.
Necesitamos refuerzo constante, y cada uno es la mejor persona para dárselo.