Y nadie le importa lo que haya en tu plato, maldita sea.
Bagels arco iris. Tréboles en un latte. Una hamburguesa con el ocaso de fondo. Hemos llegado a un punto en que es imposible determinar ¿qué fue primero, el Instagram o la comida? Hay que cambiar esto.
De acuerdo: el Instagram es ideal para la comida de muchas formas. Ayuda a la gente a descubrir restaurantes y chefs. Inspira para la preparación de los alimentos. Pero demasiadas fotos de comida deliciosa puede dañar tu salud.
Seguro dices «solo es una foto en la pantalla». De hecho, según un estudio de 2016 realizado por investigadores británicos, ver alimentos puede hacer que su cerebro quiera comer incluso si no tiene hambre. Uno de los puntos más locos del estudio es que la exposición regular a los alimentos digitales puede con frecuencia provocarnos hambre.
Es más, el estudio encontró que los medios digitales influyen en más del 70 por ciento de los alimentos consumidos en los hogares.
Los alimentos que existen en su mayoría para Instagram, comidas como bagels de arco iris y las malteadas con diferentes tipos de chocolate, pertenecen al mundo de Willy Wonka. Pero aquí están en el nuestro, apareciendo en nuestro feed de Instagram.
Aunque, es cierto, también existe el efecto contrario.
Existe la «pizza» de sandía y bayas, un ejemplo de la triste familia de alimentos poco saludables hechos con alimentos saludables. ¿A alguien se le antoja una pizza que en vez de masa tiene una rodaja de sandía? ¿Será solo un truco para llenar de color la pantalla del iPhone? La sandía es un alimento perfecto. Si el antojo de pizza es insoportable ¡cómete una maldita rebanada!
A veces, la comida saludable no es tan glamourosa. Digamos, pechuga de pollo con pasta integral. ¿A quién le importa si tu comida tiene la gama cromática del Sahara? Es satisfactorio. Es bueno para el alma. No te va a acarrear ningún ?Me Gusta?, ¿y qué? ¿Sabes quién le «gusta»? A mí.