Él sabe que justo cuando comienzas a sentirte cómodo, es momento de cambiar. Escucha lo que el actor tiene para decirnos.
Pongámoslo así: Ryan Phillippe odia a los paparazzi (claro, no es el único). Los ha catalogado como una horda de muertos de hambre de mirada insaciable que lo sigue a cada instante de su vida. Como si comer, caminar o ir de compras con sus hijos fuera la gran noticia. Hace tiempo lograban enfurecerlo, tanto que se ponía muy tenso, se le subía el color al rostro y les gritaba enérgicamente que se alejaran. Su intención sólo era proteger a los pequeños. Pero después descubrió que Ava, de 10 años, y Deacon, de 6, no se molestaban con los fotógrafos, más bien se espantaban con la reacción de su padre.
«Si es algo con lo que vamos a vivir, entonces tenemos que encontrar la manera desobrellevarlo», afirma actualmente el actor. «Pensé convertirlo en un juego y ahora le digo a los niños: Preguntémosle al señor de la tienda si podemos salirnos por la parte de atrás, o bajemos por la escalera«. Se ha convencido de que eres tú quien hace negativa una situación, puesto que el poder de cambiar un momento radica en ti, sobre todo cuando es imposible controlar lo que sucede a tu alrededor. Basta con vigilar tus reacciones.
Recientemente, Phillippe se ha enfocado mucho en esto porque durante los últimos años su vida de ha tornado demasiado dura. En 2006, después de siete años de relación, sobrevino el colapso de su matrimonio con Reese Witherspoon. Asimismo, surgieron muchas acusaciones públicas sobre su romance con la actriz australiana Abbie Cornish (con quien rompió el invierno pasado), y después las poco taquilleras cintas en las que participó, que incluyen Stop Loss (2008) y Breach (2007). A veces se sentía agotado y poco exitoso en una industria que demanda disponibilidad y entusiasmo. «Pensaba que, con cierta experiencia acumulada, tendría más aciertos en la vida», dice la estrella de 35 años de edad. «Pero me encuentro con lo contrario, estoy más confundido que cuando tenía 20». Entonces, ¿cómo un tipo de su calibre somete todo esto -su carrera, su vida personal, su imagen- a la rehabilitación? Para empezar, sabe lo que no funciona: el estancamiento y la repetición, ya sea con los paparazzi o con todo lo demás.
«Todavía tengo sentimientos encontrados y tristeza acerca de mi divorcio», dice. «Pero, ¿qué beneficio obtengo al aferrarme a esas sensaciones? Si alguien sobrevive a un accidente, su propósito es llegar a ser mejor y estar sano. Mi objetivo es siempre progresar, tomar cada vez mejores decisiones, ser un excelente padre, un novio atento, gran esposo -si eso pasa de nuevo-, un amigo confiable y un destacado actor. Mi meta es mejorar en todas las áreas de la vida«.
Lo cual, curiosamente, hace como estrella protagonista de la película MacGruber, una parodia tonta que ridiculiza el tipo de papeles sobrios que Phillippe ha hecho hasta ahora. Para aparecer en la película, realizó una ruptura consciente con su pasado. Eso hizo que ese papel fuera perfecto para él.
Phillippe creció en una zona pobre y conservadora de Delaware, el tipo de lugar donde los jóvenes viven sin hacer gran cosa con sus vidas. La escuela donde estudiaba ofrecía muy poco en cuanto a actuación y artes, pero él tenía muchas ambiciones. Entonces su madre comenzó a llevarlo a las audiciones en Nueva York. A los 17 años fue elegido para actuar en algo que se vislumbraba como un desastre social en su vida, su papel era el de un adolescente gay en una telenovela: One Life to Live.
«Me preocupé acerca de lo que pensarían en la escuela de mí. Al final, todos me rechazaron de muchas maneras. Pero finalmente fue una experiencia increíble y un espacio de crecimiento para mí», afirma el actor. Le escribió gente de todo el país, en sus cartas le decían que la actuación de su personaje había marcado una diferencia en sus vidas. Él sabía que había hecho lo correcto, y eso le enseñó que el riesgo era bueno. El miedo detiene a muchos, los asusta, les impide tomar decisiones, pero él decidió ignorar los problemas temporalmente. Tuvo que dejarlos atrás.
Envalentonado, a los 20 años se mudó a Los Ángeles con los sueños que había planeado para su carrera: «Ansiaba interpretar historias sencillas y tocar las fibras de la gente», dice. Hacerlo fue una noble causa para un pueblo (el suyo) acostumbrado a ver al ídolo de las matinés y a esperar los estrenos de cine. Fue bueno, de alguna manera. Eso le brindó pasión y dirección y lo llevó a realizar papeles memorables como el de un joven policía en la película ganadora del Óscar Crash. Sin embargo, eventualmente, ese enfoque, lo encasillo.
En 2006 Phillippe trabajó con Clint Eastwood en Flags of Our Fathers, y se dio cuenta que, a sus 80 años, el director continúa en evolución. Ha cambiado su política. Ha hecho una carrera al margen de los proyectos desafiantes. La razón de sus éxitos ha sido ir detrás de los retos. «Está en las últimas en este planeta y sigue en crecimiento. Está abierto a nuevas ideas y es capaz de cambiar la manera de ver las cosas», dice Ryan Phillippe. «Es algo que quisiera aprender para mí, sin bloquearme».
Cierto, pero entonces ¿qué lo condujo a hacer MacGruber? Phillippe no parece encajar ahí. La película resulta ridícula y él no lo es. Pero vamos, ¿el largometraje fue construido con base en el programa Saturday Night Live? ¿Cuándo fue la última vez que uno de esos personajes tuvo éxito? Pero cuando Phillippe leyó el guión, lo amó. Y lo más importante, quería romper con la manera en que usualmente elegía sus papeles. Lo que deberíamos hacer es intentar algo nuevo aunque no nos sintamos cómodos. Y el joven idealista, el ingenuo Ryan, probablemente se ha burlado de MacGruber. Pero las nuevas experiencias curten y Ryan nota lo útiles que son.
«Si tienes miedo y te cierras el paso a las potenciales maravillas o a sumarle cosas bellas a tu vida, no conseguirás nada positivo», dice Phillippe y afirma: «maduras cuando tienes hijos y debes llevarles el alimento a la mesa. No hay que aferrarse mucho a los ideales de juventud, porque te pueden dejar atrapado en un camino difícil de seguir«.
Después de incorporarse al elenco de la cinta MacGruber en Nuevo México, Phillippe supo que había tomado la decisión correcta. El escenario no se parecía en nada a los sets serios y bien planeados en los que había estado antes. Varias veces escuchó a los coprotagonistas Will Forte y Kristin Wiig hablar de la posibilidad (entre ellos mismos) de abandonar el proyecto. Vio a Forte arrancarse la ropa frente a las cámaras sin ninguna vergüenza. Parece temerario, pero eso les permitió prosperar.
«Tiendo a interiorizar y analizar todo lo que me rodea, pero con ellos, no hay nada de eso. No hubo edición, ni juicio alguno. Se dio una verdadera atmósfera de libertad», dice el actor. «Me hizo sentir que no debería ser tan serio y presumido. ¿Por qué no podía divertirme? Incluso, una pregunta mejor: ¿por qué un hombre deja pasar tanto tiempo para hacerse esta pregunta?
Fuera de la pantalla, Ryan continúa ajustando algunas cosas de su vida, y últimamente le dedica mucho tiempo a su cuerpo. Lo hace por una razón para muchos familiar: evitar el sedentarismo. «Me gusta sentirme fuerte», dice. «Quiero cargar a mis hijos y aventarlos al aire y luchar con ellos. El ejercicio ha comenzado a funcionar para mí. Quiero tener la cabeza clara, aliviarme del estrés y sentirme competente y fuerte».
También es la razón por la cual hoy en día le pone demasiada atención a la nutrición. Come bien y alimenta de maravilla a sus hijos. Por otro lado, cuando los médicos le dijeron que tenía problemas para digerir el trigo, tenía una opción: modificar su dieta y descartar las cosas que amaba comer y beber (como la cerveza de los domingos de fútbol americano), o llevar la misma alimentación que antes y enfrentarse a las consecuencias. No ha sido disciplinado y ha bebido algunas cervezas los domingos, pero, por supuesto, no le fue nada bien. Así es que ahora lo sabe y nos dice: «Si comes mal, sufres. Así se aprende», dice Ryan. «¿Quieres gozarla y después luchar con la reacción de tu cuerpo?» (La intolerancia al trigo no es tan mala: él puede tomar vodka de papa y vino tinto).
Phillippe ha aprendido a lidiar con los paparazzi, reconoce haber hecho lo imposible para mejorar la situación al optar por diferentes soluciones, sobre todo la de controlar lo que podía. ¿No puedes comer trigo? Aprende a cocinar y triunfa con todo y las restricciones, hazlo como los jóvenes que se someten a una dieta para aplanar el abdomen. Ryan ve el ejemplo que les está dando a sus hijos. En vez de comprarles comida para llevar, él cocina en casa. «Hay algo que debe quedar en la conciencia de los niños, que sus padres les hacen la comida con amor», dice el actor. «Para mí, vale la pena trabajar extra siempre que pueda, porque veo los beneficios. Mis hijos piensan que soy un cocinero estupendo, y eso es lo único que importa».
Después de una rica comida y un rato de ocio, acuesta a los niños en sus camas y apaga las luces. Hora de soñar.
Se levanta a las 6 de la mañana a hacerles el desayuno. Lo ama: «¿Qué mejor recordatorio para no regresar a sus malos hábitos y detenerse a pensar en la importancia de todo?». La gente confía en él: sus hijos, colegas, las chicas con quienes sale. Todo está conectado.
«No vivo esta vida como algo idílico. Ni quiero hacerlo así», dice. «La experiencia humana es mucho más que eso».