Son de las lesiones más comunes y molestas, aquí te decimos cómo evitarlas.
Un paso en falso y de repente el músculo tira con dolor. Si bien esto es algo bastante frecuente, no todos saben que, en caso de sufrir algo así, hay que poner fin de inmediato al ejercicio, ya que si se sigue adelante con dolor lo más probable es que se termine con un desgarre muscular.
Cuando el músculo se desgarra, los vasos sanguíneos más pequeños del músculo, los llamados sarcómeros, se estiran. Si bien se trata de una de las lesiones musculares menos dañinas, no hay que subestimarla.
Los deportistas reconocen los desgarres por su dolor punzante. La musculatura circundante se tensiona de inmediato y el músculo desgarrado se pone duro. Se trata de un reflejo protector. Sin embargo, es importante detener cuanto antes el ejercicio para no empeorar la lesión.
Los médicos recomiendan cuatro cosas: tomarse una pausa, aplicar frío, comprimir y elevar. El frío ayuda a que los vasos sanguíneos del músculo se contraigan, lo que hace que no siga fluyendo sangre a los tejidos. También ayuda colocar luego una banda elástica que sostenga. Finalmente, elevar la pierna permite que la sangre se aleje del músculo desgarrado.
Si el dolor es tan fuerte que no se puede caminar o duele incluso en estado de reposo, lo mejor es consultar al médico. En general, cuando hay un desgarre, se recomienda suspender el deporte entre ocho y 14 días, aunque en algunos casos la recuperación puede llevar hasta tres semanas.
Los desgarres suelen producirse cuando no se precalentó de forma suficiente el músculo al hacer deporte. Por eso hay que tener especial cuidado cuando hace frío, porque en esos días los músculos son más susceptibles a las lesiones. Incluso la lluvia puede tener un nocivo efecto refrigerante. Los músculos más afectados suelen ser los de las pantorrillas. Por eso es importante usar pantalones largos cuando se hace deporte en el frío.
A veces, la causa de un desgarre es el sobreesfuerzo, especialmente cuando se llevaba mucho tiempo sin moverse y se comienza con la actividad en forma brusca. En general, los desgarres se suelen producir cuando se practican deportes con cambios de ritmo bruscos o con intervalos más rápidos y otros más lentos.
Una señal de que se está sobrecargando el músculo es si este se endurece ligeramente. En ese caso, debería tomarse esta señal como una advertencia e interrumpir el entrenamiento. La mala alimentación también conduce a los desgarres, especialmente cuando faltan en el organismo electrolitos como el magnesio, que son importantes "ablandadores" musculares.
Si un deportista siente un dolor puntual y punzante e incluso una especie de hendidura en la piel que duele al presionarla, lo más probable es que se hayan desgarrado fibras musculares. En esos casos el compromiso es mayor y es probable que se formen hematomas.