Aunque resulte difícil de creer, el evento más estresante del año es también uno de los más felices: la Navidad. Así es, ni siquiera el tradicional festín decembrino, la compañía de amigos y familiares o los regalos bastan para que nos relajemos por completo.
En 1967, los psiquiatras americanos, Thomas Holmes y Richard Rahe de la Universidad de Cornell llevaron a cabo una investigación para determinar cuáles son los eventos más estresantes en la vida de un ser humano. Desde un punto de vista científico, esta investigación, la cual incluyó a 7,500 personas de distintas edades, niveles sociales, nacionalidades y razas, fue y continúa siendo suficientemente exhaustiva como para ser considerada evidencia científica rotunda. De manera que los resultados que se desprenden de la misma deben ser considerados una realidad casi absoluta.
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Lo primero que descubrieron Rahe y Holmes es que, sin importar las circunstancias de cada persona, la vida está llena de eventos que provocan estrés. Evidentemente, algunos resultan más intensos que otros, como la muerte de un familiar cercano (evento número 1 en la lista), la separación marital (número 2), el encarcelamiento (número 3), los diagnósticos de enfermedades serias o accidentes (número 4) o el matrimonio (número 5), pero existen otros que, a pesar de no ser tan obvios, también generan una alta dosis de estrés. Uno de ellos es, en efecto, la Navidad.
Holmes y Rahe se impactaron al descubrir que la mayoría de los 7,500 pacientes de religión cristiana (y todas sus subdivisiones, catolicismo incluida), afirmaron que una de las cosas que más les estresaban cada año, sin excepción, era la llegada de la Navidad.
En cuanto a los participantes que profesaban otra religión, tal como el judaísmo, afirmaron sentir una tensión similar con la llegada de sus respectivos días festivos.
La pregunta clave es ¿por qué? ¿Por qué un evento supuestamente maravilloso y que, en palabras del cantante Bing Crosby, es “la época más hermosa del año”, resulta tan estresante para tantas personas?
1. ES UNA ÉPOCA DE FELICIDAD FORZADA
Las compras masivas, sumadas a la mercadotecnia y las reuniones constantes, hacen que la Navidad sea una época en la que nos sentimos obligados a presentar una cara de felicidad permanente, aunque en realidad no nos sintamos así.
2. SURGEN RECUERDOS DE PARIENTES PERDIDOS
Los medios de comunicación promueven la idea de que la Navidad es una época para compartir con “seres queridos”. Sin embargo, algunas personas no tienen a esos seres allegados, ya sea por consecuencia de abandono o muerte, y la memoria de estos eventos puede causar angustia y estrés.
3. APARECEN GASTOS NO PLANEADOS
La Navidad es un momento de comprar regalos, irse de viaje, hacer fiestas y mucho más. Esto se traduce en gastos excesivos que, en ocasiones, tienen un impacto en nuestro estado emocional.
4. HAY UN EXCESO DE COMPROMISOS SOCIALES
La Navidad es una época de reflexión para muchas personas, pero los eventos sociales, especialmente con personas con las que no queremos convivir, pueden impedir no sólo la reflexión, sino la tranquilidad emocional y también provocar estrés.
5. RECORDAMOS QUE HA PASADO UN AÑO MÁS
El fin de año también trae recordatorios de que somos un año más viejos. Esto nos puede hacer sentir más viejos y hacernos pensar que estamos más cerca de la muerte.
Por el Dr. Robert Keoseyan y la Dra. Luisa Fernanda Mendizábal.
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