Lee las anotaciones de nuestras tres informantes para aprender cómo hacer que sus fantasías las hagas realidad en tu vida.
Diario de La Casada
Nombre: Catalina Pescador (Cambiamos los nombres de las entrevistadas)
Ocupación: Productora de video
Estatus: Casada con un hijo
Último acostón: Esta mañana
Número de parejas activas: 2
En búsqueda de: «Sexo sin compromisos (con otro hombre)»
Lunes, 6:30 am Cruzar la línea
Por fin terminó el fin de semana. No puedo dormir y miro la pared por un tiempo antes de olvidarme del brazo pesado de mi esposo. Soy una infiel. Vamos, tírenme piedras. Ustedes también lo han pensado. [1] Solía pensar que el coqueteo sin vergüenza era lo más que podía estirar mis votos, pero conocí alguien en el trabajo y la chispa se encendió.
11:00 am Nuestra cortina de humo
Me encuentro con él cerca de la cafetera mientras nos entretenemos con los vasos de papel y los palillos para agitar el café. Nuestra aventura comenzó con un comentario juguetón que él hizo por correo electrónico. Continuamos nuestro jueguito, cada uno esperaba que el otro cediera. Los correos se acumularon. Fuimos por un trago. Un beso. Ahora esto.
7:00 pm El motel de las sábanas calientes
Salimos de trabajar y nos encontraremos en un motel barato donde tienes que hablar al celular de la propietaria para que te deje entrar. Es de mal gusto, pero caliente. [2] Me pide que le pague antes y me entrega unas llaves de la puerta grafiteada sin timbre. Mi piel siente un cosquilleo. Hay algo sumamente delicioso y sencillo en el hecho de reducir todos los problemas de la vida al puro físico. El sexo es sucio, atlético y vale cada gota del riesgo que tomé. Su cuerpo fuerte me resulta extraño, una complexión completamente diferente. El tatuaje con forma de corazón, con el nombre de su esposa en la parte superior de su brazo, es un fetiche enfermo. Me gusta saber que no soy la única con algo qué perder.
8:30 pm Decepción
Le dije a mi esposo que iba a salir con las amigas en la noche. Un esposo más observador o sospechoso se daría cuenta de que no tengo muchas amigas, o notaría el moretón con forma de mano en mi muslo interno, la quemada de alfombra en mi espalda o los rozones de barba sobre mi rostro. [3] Pero no es muy difícil esconderle las cosas a un esposo que no busca. Regreso a casa y él está medio caliente. Debería sentirme culpable mientras el acaricia mis hombros y me besa el cuello, pero no, todavía no. Lo abrazo y le digo que lo amo. Pienso en el hombre con el que estuve hace una hora.
Miércoles, 10:00 am Comparación mutua
Además de los hoteles baratos, el trabajo es el único lugar seguro para tener sexo. ¿La mejor parte? Todavía puedo llegar a casa a tiempo para relevar a la niñera o cenar con mi marido. Nadie espera que tengas sexo sobre una alfombra industrial de color azul en un cuarto, con la puerta cerrada, a las 10:00 am. Lo monto en una silla sin descansabrazos. Me dobla sobre el escritorio. Soy su puta de oficina. [4] Hacerlo en silencio resulta complicado: no se puede tener orgasmos corporales completos, no se permiten gritos animales.
6:30 pm Estuvo cerca
Le arrebato la computadora (y un e-mail caliente que dejé abierto) a mi esposo justo a tiempo. Nunca he dejado de amarlo. Pero sí distingo más sus fallas ahora que lo comparo. Supongo que si eres honesta, puedes apreciar a los hombres tanto por lo que son como por lo que te dan. Es egoísta, lo sé. Pero resulta que también te pueden importar dos personas a la vez. O por lo menos lo intentas.
Jueves, 5:30 pm El fin profundo
«Pedí que me transfirieran», dice. Nuestra química se ha vuelto palpable. Demasiado. Todo se ha vuelto erótico. Esos correos electrónicos calientes borrados; las miradas; la irresistible incertidumbre de los salones vacíos. Pero en todo esto, hemos expuesto cierto nivel de desnudez emocional que creció demasiado cerca. Somos lo suficientemente inteligentes como para saber cuándo bajar la velocidad, y ahora ponemos en riesgo nuestras «otras» vidas. En el esquema general de consecuencias, ya se hizo el daño. La horrible verdad: «Hasta que la muerte nos separe» es un largo periodo como para guardar un secreto así de grande.
Lee su mente
[1] «Todos ven la infidelidad como una fantasía», señala el psicoterapeuta Brett Kahr, el autor de Who´s Been Sleeping in Your Head? «Le llamo a esto la aventura intramarital, la pura contraparte mental de una relación extramarital. Las mujeres son más propensas a tener fantasías de alguien que conocen que los hombres».
[2] Salirse de la recámara puede darle energía a la vida sexual de cualquier pareja. Un extra: digan que están enfermos y no vayan a trabajar. «El entusiasmo de un escenario nuevo (un hotel, el asiento trasero del auto, donde sea) dispara su apetito sexual», dice Waxman, y el saltarse las responsabilidades se siente aún más arriesgado.» No es como si te ausentaras tres horas, ¿o sí?
[3] «El tema sumisión-dominante es la fantasía femenina más común», explica Kahr. Para descubrir si tu chica quiere jugar, gentilmente sostén sus brazos sobre su cabeza un segundo mientras tienen sexo, recomienda Gardos. Evalúa su reacción. ¿Una sonrisa malvada? ¿Vergüenza juguetona? Puede que esté interesada en algo más que tener las manos agarradas.
[4] «Las fantasías sexuales femeninas pueden ser muy gráficas», expresa Kahr, quien ha estudiado a miles de ambos sexos, «pero a las mujeres les preocupa ser juzgadas». Para sacarle sus deseos prohibidos, actúa como si recreases una escena sucia con ella. Tú pones el escenario: una noche oscura y tormentosa, o lo que sea. Luego deja que ella tome las riendas. Tomen turnos para incrementar lo pervertido. «De esa forma, ambos están expuestos al mismo nivel», afirma el doctor Joy Davidson, terapeuta sexual de Nueva York y autor de Fearless Sex.