Tus mejores intenciones de perder peso se enfrentan a la tentación. Aprende a reforzar tu fuerza de voluntad y mantén alejados a los kilogramos de más.
Resulta que la fuerza de voluntad no es simplemente fibra moral densa. Descubrimientos científicos recientes sugieren que las buenas decisiones y las malas elecciones se toman en la materia gris suave del lóbulo frontal. Tu fuerza de voluntad es fuerte, te ayuda a combatir la tentación, prevenir las comilonas, escoger sabiamente tus alimentos y seguir motivado. Pero es un recurso que se agota. Foméntalo, mantenlo y desarróllalo con este plan de seis puntos.
1 Alimenta tu fuerza de voluntad
Una sorpresa: tu fuerza de voluntad trabaja con base en azúcar. Como tus músculos, el cerebro requiere glucosa para funcionar en un nivel óptimo, dice Roy Baumeister, director del área psicosocial de la Universidad Estatal de Florida. En una serie de nueve estudios publicados en el Journal of Personality and Social Psychology, Baumeister descubrió que la gente con un nivel estable de glucosa era más persistente al intentar completar una labor sin solución. «Si elevas el nivel de azúcar en la sangre, le darás combustible a tu fuerza de voluntad», dice Baumeister.
Puedes obtener glucosa rápidamente del azúcar, pero tu cuerpo también la puede obtener de frutas, vegetales, granos enteros y algunos lácteos. Incluso la puedes obtener al aumentar tu ingesta de proteínas. De acuerdo con Baumeister: «Cuesta más trabajo obtener glucosa de la proteína, pero sus efectos duran más tiempo».
El problema es que los hombres que cuidan su peso adoptan dietas bajas en calorías. «Si te matas de hambre, bajará tu nivel de glucosa. Y si no tienes la suficiente, tu cerebro no tiene el combustible que requiere para resistir la comida chatarra. En este caso come un puño de nueces».
2 Celebra sabiamente
Tendemos a recompensarnos por un trabajo bien hecho y ese factor puede combatir con tus intenciones de perder peso. De acuerdo con Timothy Church, director del Laboratorio de Medicina de la Universidad Estatal de Luisiana: «Mientras más pesado sea tu entrenamiento, mayor será la compensación que esperas recibir. Pero una buena rutina no es carta abierta para comer lo que quieras». La solución: no confíes en tu fuerza de voluntad para negar un bocadillo bien ganado. En vez de ello, asegúrate que la recompensa no tenga más calorías de las que quemaste con el ejercicio. «Haz las cuentas: si quemaste 700 calorías, que tu recompensa contenga menos que eso», dice Church. O intenta una recompensa que no sea alimento: cómprate una descarga de iTunes cada vez que termines tu rutina, o adquiere boletos para algún partido cada vez que cumplas 10 completas.