Aquí el antídoto contra la hiedra venenosa. Te contamos cómo sobrevivir a la picazón más cruel de la naturaleza. Lo agradecerás.
El contacto inesperado con la hiedra venenosa, puede implicar semanas de picazón intolerable. El culpable es el urushiol, una resina aceitosa en las hojas y ramas de la planta. El urushiol provoca una reacción alérgica en el 70 por ciento de las personas. A menos que estés en el 30 por ciento de quienes no tienen que preocuparse por esa sustancia, debes aprender estas estrategias antihiedra.
Evita la exposición
Aprendiendo a reconocer la planta. Y usa guantes protectores, mangas largas y pantalones. Si sabes que te diriges a una zona infectada por esas plantas, cubre la zona expuesta de la piel con IvyBlock, una loción que contiene una sustancia (bentoquatam), que interfiere con la absorción del urushiol.
En caso de exposición
Lava inmediatamente la zona afectada con agua fría y jabón. Tienes 10 minutos para eliminar el urushiol de la piel antes de que entre en acción el sistema inmunológico, explica el Dr. Thomas McGovern, dermatólogo de Fort Wayne, Indiana. ¿Estás en un sitio remoto sin agua corriente? Busca un arroyuelo o lago. Y si puedes, cámbiate de ropa, pues probablemente está contaminada.
Si aparece erupción
Y la picazón es soportable, la mejor opción de medicamentos sin receta es la loción de calamina o una crema de hidrocortisona, aconseja el Dr. McGovern. En casos de picazón extrema, el médico puede recetarte Clobetasol, que es el corticosteroide tópico de mayor potencia, o un ciclo de dos a tres semanas con un corticosteroide oral, como la Prednisona, que «hace maravillas». Debes mantener limpia la zona de erupción, y no temas exprimir las ampollas, pues una vez se haya eliminado el urushiol, la erupción no podrá propagarse.
Toma un «baño seco»
Para aliviar la picazón y eliminar la piel muerta. Empapa una camiseta o pantalón en agua fría, exprime y coloca la prenda sobre la piel donde has aplicado el medicamento, con una camiseta o pantalón de sudar secos encima. «La evaporación es reconfortante», concluye el Dr. McGovern.