Saltarse la dosis diaria puede provocarte síndrome de abstinencia.
El café hace magia. Te da energía, mejora tu memoria y ha sido vinculado a un montón de beneficios en la salud como la disminución de los niveles de colesterol.
Sin embargo, sáltate tu dosis y te sentirás hecho polvo.
La razón: la cafeína es como una droga, una que te engancha después de solo tres días consecutivos de tomarla, según una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Y consumir regularmente 100 miligramos de cafeína (lo que contienen 250 mililitros de café no muy cargado) puede provocarte síndrome de abstinencia al dejar de hacerlo, encontró el estudio.
Si tu cuerpo está acostumbrado a una dosis diaria de cafeína, saltarse una taza es suficiente para volver loco a tu cuerpo, provocándote fatiga, dolor de cabeza, irritabilidad y otros molestos problemas, indica Laura Juliano, profesora de psicología en la Universidad Americana.
Y sí: estás destinado a perderte una taza de vez en cuando.
O tal vez quieras deshacerte del hábito para siempre. Así que investigamos en lo que hay detrás de tu adicción al café y la mejor manera de vencerla.
CAFEÍNA Y TU CUERPO
Tu cuerpo produce un químico llamado adenosina cuando estás cansado. En cuanto estas nuevas moléculas se enlazan a los receptores en tu cerebro, comienzas a sentirte aún más cansado.
Así que, te tomas una taza de café para despertar. Las moléculas de cafeína entran en tu sistema y se enlazan a esos receptores de adenosina, dándote un impulso de energía instantáneo, explica Juliano.
Mientras tu cuerpo comienza a acostumbrarse a la cantidad de café que tomas, comienza a producir más receptores de adenosina. Esto significa que cada vez necesitarás más moléculas de cafeína para darte el mismo impulso de energía.
Sin embargo, cuando no te tomas tu café, todos esos receptores que usualmente se enlazan a las moléculas de cafeína, lo hacen con adenosina extra. Tu cerebro no está acostumbrado a esta nueva ración, indica Juliano, lo que puede provocar fatiga y síndrome de abstinencia.
Adicional al cansancio, también puedes esperar dolores de cabeza. La cafeína provoca que tus vasos sanguíneos se encojan reduciendo el flujo de sangre a tu cerebro.
Así, cuando tu cerebro espera estar inundado del estimulante, le indica a tus vasos sanguíneos que se dilaten para aumentar el flujo de sangre antes de que tomes un sorbo, explica Juliano.
Sin embargo, si no tomas café, ese volumen extra de sangre se va directo a tu cabeza causando un dolor de cabeza punzante.
Saltarse la dosis de cafeína puede provocarte ansiedad, irritabilidad e incluso depresión, según una investigación de la revista Pharmacology. Es muy probable que esto se deba también a los efectos del estimulante en el flujo sanguíneo.
Puede ser incluso, si tienes muy mala suerte, que experimentes dolores musculares y síntomas parecidos a los de la gripe, nauseas y vómito. Sin embargo, hace falta información para saber qué es lo que está detrás de estas reacciones adicionales.
Regularmente, empezarás a sentir los efectos de saltarse el café mañanero en la tarde.
CÓMO SOBREVIVIR A LA FALTA DEL CAFÉ POR LA MAÑANA
Si quieres evitar todos estos malestares, sigue con la ración habitual de café por la mañana (notarás, sin embargo, que cada vez necesitarás más para tener el mismo efecto).
Pero, si por alguna razón tomar café está descartado y quieres dejar de sentirte mal, toma Excedrin: una dosis de 2 pastillas tiene la misma cantidad de cafeína que un café de 250 ml.
¿Quieres renunciar a la cafeína para siempre? Dejarlo de un día para otro es una mala idea. En vez de eso, déjalo gradualmente reduciendo la cantidad a lo largo de un periodo de cuatro semanas.
Digamos que tomas cuatro tazas al día. Toma tres durante la primer semana; dos durante la segunda; una durante la tercera, estarás libre de cafeína para la cuarta, asegura Juliano.
Puede que experimentes un ligero síndrome de abstinencia, de ser el caso, toma ibuprofeno, el cual no contiene nada de cafeína, concluye Juliano.