Usa tu labia para salir de tres tipos de charlas potencialmente largas e incómodas, y conviértete en un mejor hombre en el proceso.
Un mensajero cualquiera
Él solo trata de ser amable. Así que, cuando te comente sobre los costos de las envolturas en la oficina postal, no te encojas de hombros y te claves en tu teléfono. Mejor contesta con una broma («Sí y no por ser más caros son mejores, ¿no?»). Así, demuestras buena voluntad. Considéralo como un entrenamiento para cuando una guapa mujer quiera platicar contigo de lo que sea.
Tu jefe en el elevador
Resiste la urgencia de lanzar una idea para quedar bien con él… Mejor aprovecha y solo prepara el terreno. Platica de un interés en común: comida, béisbol… Tras unas cuantas palabras, cierra la conversación con algo así: «Qué gusto encontrarte. Disculpa, ¿tendrías un minuto pronto para discutir una idea que tengo para el departamento de cobranzas»?
La amiga de tu novia
Si es la primera vez que estás en contacto con ella, sáltate el consabido «He escuchado mucho de ti» y ve directamente a lo que te hayan dicho de ella. Si tu novia te dijo que a su amiga le gusta correr, pregúntale por las mejores pistas locales. Esto le demostrará a tu pareja y a su amiga que eres alguien que sabe escuchar. Y eso te da muchos puntos.
Fuentes: Diana Boxer, profesora de lingüística de la Universidad de Florida y autora de «El arte perdido del buen chisme».