No al alcohol, no al trigo, no a los lácteos, no al azúcar, no a la cafeína, no a la carne roja, evitamos todo por la salud. Entonces, ¿qué nos queda?
Nada de alcohol, carne roja, trigo, lácteos, cafeína o azúcar. Prometí eliminarlos por completo de mi dieta, al menos durante un mes. No es porque sea masoquista, más bien quiero empatizar con los miles de hombres con problemas alimenticios inexplicables, alergias y úlceras generadas antes de los 30 años.
¿Pero cómo se desarrolla una úlcera? La membrana mucosa de tu estómago puede retener ácidos estomacales -tan poderoso que una fuga podría devorarte de adentro hacia fuera en dos días- sin resultar lesionada. La úlcera es una ruptura en la pared del estómago, algo así como la pérdida de presión en una nave espacial. Debes parcharla rápidamente. ¿El tratamiento? Un gastroenterólogo recetaría medicamentos que inhiban al ácido. Tal vez una operación.
Un amigo mío, ejecutivo de ventas exitoso, tuvo una racha estresante en el trabajo que le ocasionó una úlcera. Sufrió durante seis meses, estuvo a punto de optar por la cirugía, pero se decidió a cambiar su dieta. Consultó a un nutricionista avalado, dejó los lattes y las costillas de cerdo y sintió alivio en dos días. Además se sumergió tanto en la alabanza del tofu y las nueces que su vida cambió radicalmente. Pero hay que recordar que el hombre sufría dolores insoportables. Era algo que debía hacer y no podía demorarse más.
Tampoco aconsejo que esperes hasta desarrollar una úlcera. La mayor parte de lo que mi amigo hizo a su dieta es algo que de un modo u otro ha pasado por la mente de todos nosotros. Los beneficios (como supe después) son increíbles. La pregunta es: una vez que evitas todo lo anterior, ¿qué te queda? Tenía la esperanza de que, al deshacerme de la comida refinada, mi instinto animal me guiaría hacia todo aquello que mi cuerpo necesitara. Imaginé ser capaz de visitar el supermercado con una venda en los ojos -guiado por mi estado natural hacia la sección de leguminosas.
Desafortunadamente no ocurrió así. Pero sí descubrí platillos y nuevas experiencias excelentes, y tú también podrás hacerlo.
¿Por qué dejar de beber alcohol?
Ordené wheatgrass -viene en un vaso tequilero-, un líquido verde y burbujeante. Una amiga confesó que el único contacto que había tenido con esa bebida fue cuando se la dio a beber a un tipo para que su esperma tuviera mejor sabor. Lo trago. Mi amiga ni siquiera lo prueba. Es como masticar pasto. No imagino que el esperma pueda saber peor. Pero el wheatgrass está en la cima de los extras que añadiré a esta nueva dieta. Permite alcalinizar la sangre (así como las comidas que sean un 70% vegetales).
Esto añadirá mucha energía y nutrientes pero no sirve de nada si inundas tu sangre con alcohol. El trago coloca tus niveles de energía en una montaña rusa.
«Querrás evitar carbohidratos que sean liberados rápidamente (como el azúcar)», añade Janine Dobson, la terapeuta nutricional que me ayudará en esta misión. «Fomenta la segregación de insulina al torrente sanguíneo y el nivel de azúcar responde con un aumento drástico y una caída brutal.» Además de que te sentirás deprimido, si tus niveles de insulina siguen muy altos, desarrollarás resistencia a la misma. La cerveza detiene la respuesta celular a la insulina, y el azúcar que debería entrar a la célula para convertirse en energía se transforma en grasa -la que se acumula en tu barriga. Deja de beber y desaparece. Esta grasa (además de hacerte ver gordo) produce químicos inflamatorios y hormonas que promueven tu riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca y te podrían heredar una diabetes tipo 2.
El problema es que la bebida es el lubricante de las situaciones sociales -llena los huecos. De hecho, cualquier actividad social se desarrolla en torno a una mala nutrición. Las tazas de café caro en la mañana, el ron durante las noches o las pizzas en el almuerzo -los ritos de gula mantienen las sociedades juntas. Pero después de un hechizo termino inmerso en la sobriedad rodeado de borrachos. Soy como un niño que se quedó despierto después de las ocho de la noche entre adultos. Entonces comienzo a preguntarme: ¿me comporto como mico? ¿Repito las mismas idioteces una y otra vez? ¿Interrumpo con esta frecuencia? Tal vez así sea, lo que pasa es que únicamente cuando estás sobrio te importa. Si todos dejáramos de beber estaríamos bien, pero si uno de nosotros, cae el resto debemos seguirle en pro de la cohesión social. Cuando estoy sobrio es como si estuviese encima del resto. Las emociones y pensamientos de la multitud chapotean liberalmente sobre los míos -y los empapan para bien o mal.
Además, la sobriedad me condujo al gimnasio de nuevo, a pesar de que le dije a mi editor que equilibraría la comida sana con un 0% de ejercicio. Pero al cuarto día la tensión muscular generada por la falta de alcohol me ahogaba, y salir a correr fue la única manera de repelerla. Me entraron ganas de salir a correr y regresé a casa a beber wheatgrass.
Alternativa Bebe al menos dos litros de agua por día y haz ejercicio. Muele ajonjolí y agrégalo a tu plato de avena, no te embriagará, pero mantendrá tus niveles de energía en alto.
Conclusión No me había sentido tan enfocado mentalmente desde la Universidad, y reconozco que los efectos a largo plazo del alcohol son variados. Admito que me divertí mucho menos en las reuniones, pero no moría por un trago y pude controlar mi humor en diversas situaciones gracias a la dieta.
¿Por qué dejar la carne roja?
«¡Quiero anunciar a todos que Paul está a dieta!», exclamó la novia del tipo con el que comparto departamento. Sonreí y contesté algunas preguntas: «Sí, es algo de trabajo», «No, no estoy loco». Aquella fue la primera parrillada en la que me negué a comer carne. Antes de comenzar este suplicio devoré todo tipo de cortes durante tres días. El año pasado viajé a Argentina exclusivamente en busca de sus carnes. Estoy en esta parrillada y observo a un tipo arrojar al fuego un pedazo de animal de 2.3 kilos.
«Los clichés de una dieta carnívora son aterradoramente reales. El exceso a largo plazo conduce a una influencia negativa en tus niveles de colesterol, el incremento del riesgo cardiaco y el aumento de tu Índice de Masa Corporal», nos comparte la editora de nutrición de Men`s Health Sudáfrica, Megan Pentz-Kluytz.
Puede que me aleje de la carne roja, pero la proteína es un tema importante. «Debes consumir bastante -una porción del tamaño de tu mano con cada comida- para que tu cuerpo funcione», termina ella.
Al principio tenía hambre todo el tiempo. Pero comencé a desayunar un huevo hervido y un poco de pollo durante el almuerzo y mis niveles de energía aumentaron. «Cuando la gente se hace vegetariana por lo general significa que ingieren más pan y queso», anota Dobson. Esto únicamente sirve si te opones a la muerte de los animales, porque tú no obtienes beneficio alguno. Hay mucho que decir sobre cómo aprendiste a hacer las compras y cocinar desde tu niñez. Mi madre jamás remojó e hirvió las lentejas, pero una porción te llenaría como un camión de carne. Una lata de frijoles en el almuerzo hará maravillas por ti durante la tarde.
Alternativa Sustituye la carne en dos comidas a la semana con leguminosas (lentejas, alubias, frijoles). Reduces los niveles de grasa, peso y colesterol.
Conclusión A pesar de pedorrearme como camión de carga durante los primeros cinco días de la dieta, mi aliento, sudor y gases fueron eliminados casi de inmediato. Al quitar la carne de tu alimentación comenzarás a buscar proteínas en otras fuentes, y ese es justo el tipo de impulso que necesitarás para consumirlas tres veces al día.
¿Por qué dejar el trigo?
Las mujeres se obsesionaron con esta dieta. Si estás en una cita y se hace un silencio incómodo, dile a la chica sobre todos los tipos de alimentos que has retirado de tu consumo diario y, de inmediato, escupirá en tu rostro decenas de preguntas y suspiros de incredulidad. Actúan como si realmente estuvieses logrando algo. Peor aún, he descubierto a mujeres devoradoras de sándwiches (una vez que les confesaba lo de la dieta) admitir ser alérgicas al trigo. Te dirán con el bocado de pan en la boca que les hace sentir infladas y enfermas.
«Podrías botar el trigo si comienzas a tener problemas persistentes e inexplicables», recomienda Pentz-Kluytz. Esos malestares pueden incluir retortijones abdominales, hinchazón, piel irritada, tos y un pecho congestionado. Si se presenta un síntoma (por mínimo que sea) vale la pena.
Para los intolerantes al trigo el pan representa un problema. En mi caso, siempre ha ocupado un sitio al fondo de mi barril. Es una botana muy simple. Un bocado para atiborrar tu boca en el restaurante. Pero tras quince días de falta de comida, el pan y la mantequilla parecerán la comida más suntuosa y suculenta del planeta. Sólo que el pan es truculento -contiene una bacteria capaz de hacerte sentir lleno, pero realmente no te satisface. Así que después de un tiempo, y tras haber resultado negativo en las pruebas de alergia al trigo, comencé a sentir el estómago más ligero. Empecé a despreciar el pan, esa comida impostora que me llena de nada. Puedes comer pan de centeno y te sentirás feliz en el desayuno.
Alternativa Pan de centeno (únicamente dos rebanadas diarias, pues su densidad lo hace bastante llenador).
Conclusión Esa sensación de estar a punto de reventar tus pantalones no te atacará de nuevo (sin importar lo mucho que comas).
¿Por qué dejar la cafeína?
Son las cuatro de la tarde y tengo ganas de irme a dormir. Mis ojos pesan frente al monitor. He bebido siete tazas de té rooibos. Parece como si no pudiera beber suficiente agua para apagar la sed. Este es el bajón de la cafeína, el desastre que todos queremos evitar con otra taza. Mi cabeza se siente como si fuera aplastada con fuerza, tengo una picazón detrás del ojo izquierdo y mis colegas han dejado de invitarme a ir por café por temor a ofenderme por eso de que «ya lo dejé».
«Es bastante adictiva», exclama Pentz-Kluytz. «Al dejarla tendrás dificultad para concentrarte y dolores de cabeza que no se irán con facilidad.» Pero los problemas cesan al quinto día y me percato de que ya no podría regresar a consumir cafeína. Es malvada. Te obliga a renegar de cualquier responsabilidad sobre los procesos de tu cuerpo.
Si observas la postura sobre el café en tu lugar de trabajo (me incluyo) pareciera que la gente no tiene la suficiente autoconfianza como para funcionar sin beberlo. Lo extraño es que sin cafeína estoy mucho más alerta y puedo controlar la sed. Dejo de cuestionarme cuánta agua he bebido en el día y únicamente la consumo. Mi orina se hace clara, como debe ser. Es más fácil conciliar el sueño y dormir más profundo -no sé si sea consecuencia de la falta de alcohol, cafeína o de las cosas que hago durante el día- y siento los beneficios inmediatos del sueño. Esas ansiadas ocho horas con Morfeo (por noche) finalmente están a mi alcance.
Alternativa Rooibos (con limón). Te acostumbrarás.
Conclusión La cafeína es el diablo. Enmascara todo de manera que realmente no sabes cuándo tienes hambre o estás sediento. «Es debatible, pero al parecer la cafeína en exceso incrementa el riesgo de padecer osteoporosis en edades avanzadas», termina Pentz-Kluyts.
¿Por qué dejar el azúcar?
Mi abuela fue obligada a regalarme manzanas y plátanos como dulces cuando era niño -mi madre es una acérrima combatiente contra el azúcar. En mi primera cena fuera de casa esparcí leche dentro de una caja de cereal azucarado y lo comí directamente del empaque. Disfruté tremendamente toda esa dosis letal de dulce. Arruiné mi apetito con ello y tuve que llamar a mi madre para contarle. «No hay problema», me dijo.
La mayor parte de nuestro estrés y niveles de ansiedad comienza con el azúcar. Si quieres dejar de sentirlos entonces hay que cortar de tajo el azúcar -yo lo logré.
«A los 25 es probable que te encuentres en esa condición de estrés intenso, cuando generas demasiada cortisona», dice Dobson. Esto significa que estoy estresado sin realmente sentir estrés. «Estresado y activo, mas no cansado. Cuando llegas a mi edad las glándulas de adrenalina dejan de producir los químicos y únicamente te queda la sensación», expresa ella con cierta familiaridad.
Al parecer, la razón por la que siento necesidad de comer cada dos horas es la caída en mis niveles de azúcar en la sangre -siempre sospeché ser hipoglucémico. Y, de seguir así durante 15 años más, es probable que desarrolle diabetes tipo 2, aunque existen estudios que lo refutan. Bebo toneladas de refrescos en lata, a pesar de haber visto cientos de anuncios en los que arrojan un diente en un vaso lleno de Algo-Cola y atestiguo su erosión.
Dobson me recomienda dosificar los jugos de fruta, las frutas secas y el exceso de uvas, factores que disparan los niveles de glucosa. «De hecho», amenaza. «En tu caso hay que cortarlos definitivamente.»
Alternativa Prueba moras, naranjas o durazno.
Conclusión La diabetes llama a tu puerta y el exceso de calorías va directo a tu panza.
¿Por qué dejar los lácteos?
Ya sea extraída de un seno, una botella o un bote de cartón, la leche es parte esencial de mi vida. Separarme de ella va contra la voluntad de mis padres, pero no será en vano. «La lactosa es el azúcar en la leche y la intolerancia a ella genera náusea, retortijones, inflamación, gases o diarrea», comenta Pentz-Klyutz. La acumulación de mucosa generada por la leche es un mito. Eso que sientes en la garganta al beber un vaso de leche resulta de su proteína. El queso fue fácil de dejar para mí porque lo veo como un bloque de grasa almacenado en el refrigerador. La sustituí por la leche de soya -esta dieta me ha enseñado a acostumbrarme a lo que sea-, pero no estoy del todo convencido.
Alternativa «Los lácteos son ricos en calcio. Puedes optar por productos de soya enriquecidos con calcio, almendras, vegetales verdes y sardinas», señala Pentz-Kluytz.
Conclusión Este es el fin de mi relación con el queso, pero la leche ha retornado a mí.
¿Por qué dejar la grasa mala?
¿Te has dado cuenta de que los fumadores que dejan su vicio se convierten en activistas anticigarro obsesivos? Entonces, cuando un tipo enciende un cigarro en una cantina ellos se moverán de mesa, harán ademanes aparatosos y le reclamarán al gerente. Creo que me ha ocurrido lo mismo con todo lo frito, de hecho con todas las grasas trans. Incrementan los riesgos de padecer alguna enfermedad coronaria y, al contrario de lo que pasa con las grasas buenas como el aguacate, no poseen valor nutritivo. Únicamente obtienes el sabor y el ataque cardíaco. Tras una semana de evitar los tazones de pretzels y nachos en las fiestas me sorprendió el hecho de que la gente no vomita o se desmaya tras comer algunos puñados de estas botanas. ¿Para qué molestarse en ir al gimnasio si te atragantas con esa comida chatarra? Todo lo crujiente, hasta las palomitas están en la lista. Es terrible vivir en el mundo exterior. Comienzas a temer a los restaurantes: «Pondrán mayonesa en mi pescado, lo sé». ¿Me convertiré en el comensal que regresa todos los platos que le sirven?
Alternativa Nueces y semillas de calabaza.
Conclusión La razón por la que los fumadores parecen siempre pasársela bien es porque realmente es así. Pero sentarse a mirar al mundo atentar contra su salud contigo fuera de la ecuación también es placentero.
Los Beneficios
He perdido mis cabales con muchas mujeres durante esta dieta. Les interesa el proceso y me hacen preguntas. Muchas. Me pongo intransigente y se van, me dejan solo con la compañía de mi vaso de agua. Observo el líquido deseoso de que Jesús lo convierta en vino.
Mi obsesión con la privación de los alimentos alejó mi atención de los beneficios. Nos obsesiona la salud como si fuese un deporte nacional en vez de la manera de alcanzar una mejoría. La primera ventaja para mí fue la capacidad de ejercitarme más sin cansancio. Se alejaron las excusas, los bajones de azúcar y las resacas. Jamás estuve en el gimnasio con la sensación de hastío. Y, al igual que mi amigo con la úlcera, quedé fascinado con los nuevos sabores.
Disfruto la comida sana, pero me sorprendió lo poco que la consumía antes de esto. Los platos de ensalada de todas las noches elevaron mi espíritu.
La hoja de lechuga de mi sándwich fue reemplazada por varios tipos de vegetales. Me tomé el tiempo de asar semillas con espinaca. Mi hambre no fue acompañada por cambios de humor -el azúcar era liberada lentamente, así que no experimentaba un declive vertiginoso. Perdí algunos kilos, y por la falta de azúcar bajé una talla de pantalón.
La gente debería visitar nutricionistas en vez de psicólogos. Gran parte de nuestro humor se origina con la comida, desde el bulto causado por el pan hasta el golpe de la cafeína. Al cortar todo esto de tajo desapareció mi batalla interna. Y cuando las cosas se calman en tu interior es más fácil lidiar con lo que pasa en el exterior. Adopté esta idea de mi cuerpo como una máquina a la que yo mismo daba mantenimiento. Mi imagen física despegó -sin importar cómo me veía realmente. Se sentía increíble.
Muchas veces, la palabra «dieta» implica una obsesión con lo que dejas de comer en lugar de lo que sí ingieres. Si no mencionas la palabra y evades ese delicioso pan de chocolate a nadie le importará. «Hacer dieta» es difícil gracias al estigma social, comer bien no lo es.