Cuidado: esto te hará un poco quisquilloso
Un grupo de activistas quieren que pienses dos veces antes de comerte ese sandwich de pollo. Un video se hizo viral impulsado por “Compassion in World Farming” donde explicaban sobre una condición que sufren algunos pollos, que como seña principal son unas rayas blancas que tiene la carne. De acuerdo con un estudio publicado en el Italian Journal of Animal Science del 2013, dicha condición afecta el contenido de proteína que tiene la carne, es decir que sube hasta en un 224% la grasa.
Un resultado similar salió en un estudio del Poultry Science ese mismo año: La grasa aumenta y el músculo decrece basado en la cantidad de la rayas blancas.
Tal vez has notado unas rayas blancas en el pasillo de la carne, dicha condición se ve como unas rayas blancas que corren alrededor de la pechuga. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Arkansas “La severidad de las rayas blancas ha incrementado con los años, identificando hasta el 96% de 285 pollos que revisaron».
Pero más importante es la condición, ya que afecta la calidad de la carne, no sólo en el porcentaje de proteína sino en el sabor de la misma.
Los científicos creen que es un caso simple de oferta y demanda, ya que se consumen 2.2 millones de pollos al día y el número sigue creciendo.
El mercado de proteína rápida impulsa a mayor consumo y mayor producción. De acuerdo con el Consejo Nacional de la Carne, un pollo pesaba 6 kilos en 1950 con 70 días de crecimiento para el 2015 pesaba 12 kilos con 42 días en tiempo de desarrollo. Sin embargo un vocero del Consejo Nacional de la Carne le dijo a Buzzfeed que las rayas blancas sólo afectan a una pequeña parte de la población aviar y “no crea ningún tipo de afectación en la salud de las personas”.
Jaclyn London, R.D., Directora de nutrición en el “Good Housekeeping Institute” está de acuerdo en que el pollo sigue siendo una opción saludable “El pollo – siempre y cuando no esté empanizado o frito – es una buena fuente de proteína y es rico en vitamina B, hierro y B12” explica. “Es recomendable buscar las etiquetas que digan: Libre de hormonas y recuerda cocinarlo bien, almacenarlo a una buena temperatura en el congelador o en el refrigerador y evita utilizar utensilios sucios durante su preparación” Concluye.
Una versión similar de esta nota salió en menshealth.com