Esta recomendación puede salvarte de un momento penoso. Si lo haces bien, nadie notará que llevas algo adaptado.
Busca un alambre
Si no tienes una aguja, entonces consigue un alambre de los que vienen en las bolsas de pan (no debe ser mayor problema aunque estés en un restaurante, hotel o casa de alguien) y quítale la cubierta de plástico. Esta será tu herramienta.
Ubica el botón
Alinea el ojal con la marca que dejó el hilo del botón anterior. Ensarta el alambre por la parte interior de los agujeros marcados, pásalo por uno de los orificios del botón y dóblalo para regresar la punta del botón y la tela. Repite en otro orificio.
Tuércelo
Dobla el alambre ajustando fuerte el botón a la tela y deja un extremo más largo. Dobla este tramo de alambre para ensartarlo a través de uno de los hoyos del botón y de regreso a través del orificio diagonal opuesto. Vuelve a torcerlo con firmeza.
Cubre las puntas
Envuelve las puntas del alambre con pequeños trozos de cinta para que no rasguen tu ropa (o se ensarten en tu piel).
Arreglo permanente: consigue aguja e hilo (25 centímetros). Con el botón separado a unos milímetros de la tela, haz unas seis puntadas diagonales a través de sus orificios. Luego enreda el hilo en las costuras flojas entre el botón y la tela y haz un nudo fuerte.
Fuente: Nicholas Joseph Hansen, dueño de Nicholas Joseph Custom Tailors, en Chicago.