Ejercicio y alimentación sana, las claves.
Los propósitos de fin de año de lograr una figura soñada suelen durar apenas unas semanas. Sin embargo, quienes a pesar de ello igualmente siguen en movimiento y se alimentan sanamente, le hacen un bien a tu hígado.
Para evitar esta problemática, no hace falta tener una silueta soñada. Algunas modificaciones en el estilo de vida pueden ayudar si uno ya tiene un hígado graso: además de ejercitarse y comer sano, hay que renunciar al alcohol y controlar el azúcar en sangre. El hígado graso puede irritarse, lo que puede llevar a una cirrosis o incluso a un cáncer de hígado.
Dado que muchas personas no saben que tienen hígado graso, lo mejor es someterse a controles periódicos, por ejemplo durante el examen de rutina anual con el médico. Como la mayoría de las enfermedades del hígado no provocan dolor, se les suele detectar tarde.