Un artículo de fondo en donde el visionario del deporte David Weck revela los secretos que te llevarán a ser el más veloz.
Weck cree en una oscilación del brazo en la que se tuerza la muñeca hacia afuera mientras se mueve el brazo adelante, y que lo haga hacia adentro cuando el brazo se mueva hacia atrás. Los brazos permanecen cerca de sus lados, y los dedos se cierran en un puño cuando están arriba y se extienden cuando están en la parte inferior. La explicación para este aparentemente trivial movimiento se basa en los efectos secundarios de tensionar y liberar la larga red de tejido conectivo conocida como fascia. Un ejemplo de la fascia es la membrana opaca que cubre la pechuga de un pollo cuando le quitas la piel. Seguro no te has detenido a pensarlo cuando comes su carne. Pero no te sientas mal: la mayoría de los estudiosos de anatomía tampoco han hecho mayor caso. Sea lo que sea, si algo queda claro en cuanto a fisiología es que no existe elemento en el cuerpo que no tenga razón de ser.
«Doblar y rotar internamente tu muñeca con los dedos extendidos activa el resorte», dice Weck. «Tu tejido conectivo es una sola estructura que atraviesa el cuerpo, así que lo que sucede en tus manos impacta a todo lo demás de tu anatomía».
Puedes imaginar el trabajo de la fascia con el siguiente ejemplo: trata de verla como una cerca de eslabones. Si está floja deberás dar un tirón en uno de los extremos para estirar los eslabones, de tal modo que puedas conseguir que se tensionen y ya luego se mueva el punto más lejano. Si esa cerca de eslabones está bien estirada, al momento que tires de un extremo el movimiento será transmitido sin demora al punto más lejano.
«Es absolutamente cierto que el movimiento de los brazos cuando corres tiene un efecto sobre la envoltura fascial, y es que todo está envuelto en la fascia», dice Thomas Myers, autor del libro dedicado a este tema: Entrenamientos de la anatomía. Myers le llama envoltura o bolso a la fascia, porque ha realizado numerosas disecciones de fascia y, para él, las tiras de tejido interconectado son más bien un gran bolso contenedor de músculos, órganos y huesos. Al igual que Weck, Myers cree que los movimientos de los dedos pueden afectar la manera en que nuestras piernas se mueven, debido a las redes de la fascia y los nervios que conectan ambas partes.
«Solamente mira cuando en un juego de fútbol americano van a dar una patada», dice Myers. «Verás que la persona que recibe el balón generalmente coloca los dedos en lugares muy exactos. El que tus dedos se encuentran en una mala posición podría afectar la dirección final del ovoide en la patada». Para entender esta extraña conexión, dice Myers, «corre con las manos abiertas. La fascia absorbe y distribuye las fuerzas biomecánicas. Así que, aunque tus manos se encuentran lejos de las caderas y piernas, verás que correr con las manos abiertas cansará a tus piernas más de lo que lo haría si corrieras con los puños cerrados».
Pero no tienes que creer fervientemente en las acciones todopoderosas de la fascia para ver una potencial ventaja biomecánica en hacer espirales con los brazos. Los movimientos también parecen ser capaces de reflejar sus beneficios en la espalda y la cadera. De acuerdo con Weck, «si tuerces la mano en pronación mientras está detrás, facilitas una flexión de la cadera en ese lado, que es justo lo que sucede cuando tu brazo gira hacia tu espalda. Esto llevará a la rotación interna de la parte superior del brazo y al latigazo de los laterales, bíceps y pectorales, al tiempo que se preparan para traer el brazo hacia adelante.
Aquí, Weck comparte algunos argumentos a favor de su técnica. «Rotar tu brazo hacia fuera en la parte alta de la espiral, de hecho va a estirar tus laterales», esto de acuerdo con Dalcourt: «tus laterales pertenecen a la espalda, pero se conectan con el frente del brazo. ¿Por qué tiene estas características el cuerpo humano? Una razón es que, al levantar y rotar la palma de la mano, estiras el músculo y ayudas a crear energía potencial. Además, tus laterales se combinan y ayudan a levantar la pelvis». Es por esto que Weck cree que mover el brazo en espiral hacia afuera permite a la cadera del lado opuesto levantarse más fácilmente, mientras que, al torcer el brazo en espiral pero hacia adentro, le permite a la cadera izquierda levantarse más fácilmente.
Para entender por qué todo esto sí es importante debemos analizar algunos asombrosos y recientes hallazgos sobre la biomecánica de correr. Como el entrenador holandés de velocidad Frans Bosch explica: «Correr es, antes que otra cosa, un asunto de subir y bajar. La fuerza del empuje inicial es vertical. Es siete veces mayor que la fuerza que impulsa al corredor hacia adelante». Pero esto no significa que Bosch apoye la teoría del trabajo con movimientos espirales. «Existe una probabilidad de que la rotación del brazo no tenga influencia alguna en los movimientos de ascensión de la cadera», dice. «Aunque sí es verdad que hay una relación entre la rotación del brazo y el movimiento de la pierna, no es tan rígido como lo supone este argumento».
El jurado puede estar en contra de la ciencia de los movimientos espirales, pero después de incontables repeticiones en cámara lenta del desempeño del corredor Tyson Gay, Weck solamente dice lo que él ve con sus propios ojos. «Mientras que la mano derecha de Gay gira hacia afuera, su pie izquierdo simplemente golpea el suelo. No únicamente termina el movimiento de desplazarse; además, su pie explota contra el suelo y lo hace con fuerza».
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Si tienes ganas de practicar tus movimientos en espiral, pero no tienes pensado ponerte a correr para lograrlo, seguramente te gustará la siguiente información. No tienes que ser un velocista para practicar tus espirales. Si realizas estos movimientos con herramientas simples, como un balón de basquetbol, una cuerda de salto pesada o un palo de hockey, parecerá complicado al principio, pero si los agregas a tu entrenamiento aprenderás a mantener tu centro gravitacional mientras ejercitas hombros, brazos y manos con las tareas que ya dominas.
Los accesorios deportivos favoritos de Weck (pelotas, cuerdas y palos) nos pueden reconectar con la exitosa trayectoria de nuestros antepasados como seres bípedos. Estas herramientas tratan tus hombros, codos y muñecas de una manera más cercana a su función original: como un sistema integrado de manipulación de objetos. Los movimientos espirales, coordinados en tres articulaciones, hacen que el modo en que entrenamos actualmente parezca una serie de movimientos sin beneficios y casi sin razón de ser. En el gimnasio tendemos a utilizar nuestros brazos como simples palancas, pero si incluimos los movimientos espirales, nuestros miembros trabajarán efectivamente en tres dimensiones: flexionando, extendiendo y girando.
Por otra parte, estos movimientos promueven una inevitable eficacia con solo regresar las manos al lugar en el que comenzaron el movimiento sin tener que invertir la dirección del mismo.
Weck comenzó a apasionarse por las espirales después de recordar el pasaje bíblico en el que un joven llamado David derrotó a un individuo que era invencible. Y se refería a que un hombre utilizó un elemento simple como una honda y que, con la ayuda del movimiento, pudo derribar a un gigante; sin embargo, habría podido estar hablando de Tyson Gay. Y tal vez lo estaba haciendo, pero de una manera muy poco convencional, aunque hay que admitir que eso le agrega un toque emotivo a esta historia.
Por último, David Weck nos dice: «Palos, piedras y cuerdas son objetos que podemos encontrar en la naturaleza sin tener que maquilarlas y que forman la quintaesencia de las herramientas que permitieron al hombre trabajar su cuerpo para conquistar el mundo en dos pies. La estrategia humana apunta a explotar el potencial de vivir en una posición erguida.
En el momento en que dejamos de mecernos en las ramas de los árboles, liberamos nuestras manos para manipular el ambiente. Y fue por medio de la caza y el empleo de herramientas que educamos nuestros cuerpos, heredando esta información genética a nuestra descendencia. Somos el depredador más grande y eficaz en el planeta, y esto se debe a nuestra habilidad para usar herramientas. Sin embargo, para utilizarlas es necesario emplear el movimiento, infinito, primordial e intemporal, que les brinda la energía necesaria para funcionar. Justo de la misma manera en que a ti te pueden dar energía los movimientos espirales.