Usa esta guía para acabar con los gérmenes antes de que ellos te aniquilen. Una de las claves de la salud es la limpieza.
La próxima vez que prepares pollo para cenar, hazlo sobre una superficie más limpia: te sugerimos el inodoro. «Aunque no lo creas, es la zona con menos bacterias de toda tu casa», asegura Charles Gerba, profesor de Microbiología Ambiental de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. De hecho, hay hasta 200 veces más coliformes fecales -bacterias de las heces- en la tabla para cortar cuando cocinas que en el escusado. Después de preparar comida, mucha gente sólo la enjuaga, en vez de lavarla -y todas esas pequeñas grietas en la madera o plástico se convierten en el perfecto hogar para los microorganismos. Lo mejor es meter la tabla al lavavajillas después de utilizarla. Si es de madera, límpiala con agua mezclada con unas gotas de cloro. ¿Quieres saber de más cosas asquerosas? Aquí hay tres: los microbios que viven en tu toalla, en tu botella de agua o en la correa del reloj. Quizá ni recuerdes con que periodicidad las lavas, pero es buen momento para saber que una de ellas te ha enfermado al menos en una ocasión.
En un estudio reciente, realizado por el grupo internacional Hygiene Council, se descubrió que 28% de los hogares estaba gravemente contaminado por bacterias, las cuales tienen la habilidad para sobrevivir durante días -e incluso meses- en superficies secas. «En esos casos, los microorganismos pueden trasladarse del baño a la tabla de cortar y de ahí a la boca», asegura Philip Tierno, microbiólogo e inmunólogo de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, y autor del libro The Secret Life of Germs. «De hecho entre 50 y 80% de las infecciones alimentarias son generadas en casa, no en los restaurantes». En el hogar no hay inspectores de salud que analicen cómo preparas la comida.
Pero antes de que comiences a rociar cloro a toda tu casa, respira hondo y mantén la calma, porque es necesario saber cómo limpiar las cosas -algunas ni si quiera te imaginabas que debían desinfectarse- para mantener controlados los virus y bacterias. Lee lo siguiente y descubre cuáles son tus descuidos, corrígelos y desarrolla la mejor estrategia «antibichos».
Toallas: absorben más que sólo agua
Cada vez que usas una para secarte después de la ducha o al lavarte las manos, «dejas en la tela restos de tu piel a través de células muertas, las cuales sirven de alimento para las bacterias», explica el doctor Tierno. Además, estos microorganismos se reproducen con mayor facilidad en la humedad y en los tejidos gruesos donde pueden esconderse. «Cuando reutilizas la toalla, esas mismas bacterias se transportan a tu cuerpo y causan infecciones en la piel, sobre todo si tienes una herida», dice Elizabeth Scott, codirectora del Simmons College, un centro de higiene y salud integral de Estados Unidos.
Operación limpieza Scott sugiere que laves tu toalla al menos una vez por semana si eres la única persona que la utiliza, y diario si la compartes. Todo lo que tiene contacto con la humedad debe desinfectarse de forma periódica. Si tienes visitas y se bañan, lava las toallas después de que tus invitados las ocupen, en realidad no sabes de dónde vienen tus amigos.
Tazas: tu cloaca de escritorio
Tener una taza de uso personal es muy favorable para el ambiente porque no usas envases desechables, pero no lo es para tu salud. «Colonias de gérmenes pueden vivir en ella», asegura Charles Gerba. De acuerdo con un estudio realizado por él, hasta 20% de las tazas contienen bacterias fecales y 90% otros gérmenes. Esto ocurre porque la mayoría de la gente las lava con fibras o esponjas contaminadas con bacterias. Éstas se transportan a la taza y pueden vivir ahí hasta por tres días.
Operación limpieza «No tienes que tomarte el café hirviendo, pero tampoco lo dejes en la taza más de una hora», sugiere Gerba. Lo más recomendable es que diario te la lleves a tu casa, la laves en el lavavajillas y coloques el ciclo de secado a temperatura alta, la cual elimina todos los gérmenes; de lo contrario, puedes limpiarla con agua caliente, jabón y secarla bien con una toalla de papel. Si la dejas en tu escritorio después de utilizarla, de inmediato comenzarán a reproducirse los gérmenes y bacterias, porque colonias de microorganismos comienzan a generarse con cualquier resto de café.
Sábanas: en realidad nunca duermes solo
Cuando te metes bajo las cobijas y empiezas a dar vueltas, te estás revolcando en tu propia suciedad. Diversos estudios han encontrado bacterias fecales, salmonella y E. coli, después de sólo una noche de descanso. Esto significa dejar en ellas unos 10,000 millones de microorganismos patógenos.
Operación limpieza Lava tus sábanas una vez a la semana y asegúrate de que sea con agua caliente. De acuerdo con el doctor Gerba, sólo 5% de las personas la utiliza para lavar su ropa de cama. La temperatura fría o tibia no elimina bacterias, incluso algunas sobreviven al ciclo de secado. «Cabe destacar que la salmonella, E. coli y la Mycobacterium pueden generar trastornos pulmonares», añade el especialista.
Botella de agua: gérmenes para llevar
¿Cuál es la mejor forma de hidratarte y ahorrar dinero? Seguro piensas que es llevar a todos lados tu envase plástico de agua y rellenarlo las veces que quieras. Perfecto, sólo no dejes que ese recipiente se convierta en un criadero de bacterias. Investigadores de la Universidad de Calgary, en Canadá, encontraron altos niveles de bacterias coliformes y fecales en el 9% de las botellas usadas por estudiantes de primaria, lo que sugiere que cuando están sedientos abren las botellas con las manos sucias o después de ir al baño. Cuando los niños vacían esos contenedores y los cierran, el ambiente tibio y húmedo es ideal para el crecimiento de microorganismos que se mezclan con el agua que beberán posteriormente.
Operación limpieza Desde que las botellas de agua tienen boquillas estrechas se ha hecho más complicada su limpieza. Si la utilizas más de una vez, siempre que la vayas a llenar, lávala con agua caliente y jabón líquido. «Puedes rellenarla muchas veces si la desinfectas con la misma frecuencia y la tapas perfectamente», advierte Gerba.
Aparatos de gimnasio: ¿siempre los limpias?
Con seguridad no lo haces, pero deberías. Piensa en ello: la mayoría de las personas que se ejercitan humedecen su ropa con sudor y luego, cuando se acuestan en una banca, depositan en ella bacterias y células muertas, todo un banquete para las bacterias. De acuerdo con un estudio realizado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en las barras y mancuernas, que son usadas por muchas personas en un periodo corto, habitan millones de gérmenes. «En los vestidores y regaderas se concentra la mayor cantidad de bacterias, sobre todo en paredes y ranuras de los azulejos. Éstas son capaces de causar infecciones en la piel y el desarrollo de hongos en pies y axilas», explica la bióloga Bridget Coila.
Operación limpieza Siempre lleva contigo una toalla para colocarla sobre las bancas, y lávala todos los días. Guarda en tu maleta un envase con alcohol en gel para limpiarte después de utilizar las barras o máquinas con poleas. Asimismo, nunca te bañes descalzo. Si puedes, mejor date la ducha en casa.
Alfombra: gérmenes de pared a pared
La investigación del doctor Tierno indica que tu alfombra seguramente contiene unas 100,000 bacterias por cm², lo que la hace hasta 4,000 veces más sucia que el retrete. «Las alfombras son como parques botánicos y zoológicos, porque en ella viven miles de especies», señala. Esto se debe a que una persona elimina cerca de 1.5 millones de células de piel cada hora, las cuales caen en el tejido de los tapetes y sirven de alimento a los agentes patógenos. Además, también llegan a ella partículas de comida, polen y caspa de los animales, todo un bufet para los pequeños invasores. Aunque aspires, la succión de aire no alcanza las partes más profundas del tejido, donde habitan comunidades de E. coli, salmonella y Staphylococcus, las más dañinas. «Cada vez que caminas sobre tu alfombra o juegas con tus hijos, sacas a las bacterias de su escondite y las dejas cerca de la superficie», detalla Charles Gerba.
Operación limpieza Lo más conveniente es que contrates los servicios de una compañía especializada, cuyas aspiradoras cuentan con más potencia. Hazlo al menos una vez al año.
Control remoto: elige el canal de infección
En un futuro cercano tendremos la oportunidad de cambiar los canales del televisor con el poder de nuestra mente, cuando eso suceda también será más saludable, pues, de acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, hasta 50% de los controles remotos contiene rinhovirus (de la gripe), el cual puede sobrevivir durante varios días en los espacios de las teclas de goma, donde además se almacenan células muertas que les sirven de alimento. ¿Te gusta comer palomitas cuando ves la TV? «Empeoras las cosas, porque la grasa que contienen los alimentos va de tus manos al control y permite la proliferación de bacterias», asegura el microbiólogo Philip Tierno.
Operación limpieza Limpiarlos con líquido puede dañar el aparato, es mejor utilizar los protectores plásticos para cubrirlos y desinfectarlo todos los días. Cuando viajes, lleva bolsas ziploc para colocarlas en los controles remotos de los hoteles.
Correa del reloj: el tiempo se acaba
¿Te has preguntado por qué las correas de los relojes comienzan a apestar después de algunos meses? «El olor se debe a la proliferación de microbios, posiblemente el Staphylococcus aureus, un tipo de bacteria que causa infecciones en la piel», explica Roberto Kolter, profesor de microbiología y genética molecular de la Harvard Medical School, en Estados Unidos. El cuero de la correa es poroso, por lo que absorbe el sudor y las células muertas, dos elementos que fomentan el crecimiento de colonias de bacterias. «Si tienes un rasguño en esa área de tu muñeca, los agentes patógenos entrarán y te causarán una infección», añade Kolter.
Operación limpieza Las correas de plástico o goma son más higiénicas porque no conservan la humedad y son lavables. Si prefieres la piel, entonces semanalmente desinféctalas con un líquido especial para cuero.