Robert Palmer estaba en lo correcto, según investigadores de la Universidad Yeshiva, en Estados Unidos.
Ellos sugieren que en verdad eres capaz de crear una dependencia al amor. Durante la investigación, estudiaron a 15 hombres y mujeres quienes recientemente fueron terminados por parejas y quienes aseguraron anhelar a sus ex parejas el 85 por ciento del tiempo que permanecían despiertos. Les pidieron que vieran fotos de sus ex parejas y de personas comunes. Cuando miraron las de su ex, incrementaron la actividad cerebral en áreas asociadas a la motivación y los antojos, además de mostrar dolor físico y estrés. Pero no todo es malo, piensa: desde que rompiste con tu pareja hay menos actividad en el cerebro en áreas asociadas a cosas triviales y más en las encargadas de reevaluar las situaciones que implican problemas emocionales. Como conclusión, los autores creen que enamorarse es un proceso de aprendizaje para el cerebro.