Para salir a hacer una buena excursión de mountain bike es necesario que tengas unos conocimientos mínimos de mecánica.
13) ¡Tenía que poncharse! Sobre él tema se podría escribir un libro. Lo mejor es que aproveches para bromear y des todos los pasos correctamente… ¿Eres de los que dejan las cosas en casa, como por ejemplo las espátulas? Apunta este truco BIKE: saca los bloqueadores de tus ruedas y úsalos como espátulas, utilizando las levas de cierre como tales. Funcionan sorprendentemente bien. Te recomendamos que cuando los saques de su eje, los uses poniendo sus correspondientes tuercas con los resortes en el interior para no perderlos… (si has dejado las espátulas… seguro que perderás los muelles).
14) ¿Y si se te hubieran olvidado los parches? Hay muchas soluciones, pero un consejo que nunca falla es que coloques en una de tus revisiones completas o al cambiar de cubiertas, un par de parches en la parte interna de la cubierta, entre ésta y la cámara. Serán como un pequeño tesoro en caso de emergencia.
15) Ya te has bajado unas cuantas veces de tu bici, y en alguna de esas veces que te has quitado la mochila has perdido la boquilla de tu mochila de hidratación, así que ahora el agua se sale sin control. Lo primero que hay que hacer es soplar para que el líquido vaya en su totalidad a la vejiga. Como solución de emergencia puedes coger una pequeña rama y con una navaja darle forma cónica hasta que encaje en el extremo del tubo. Cada vez que bebas tendrás que quitarlo y volverlo a poner, pero al menos no te empaparás de agua.
16) No todos los problemas tienen que estar relacionados directamente con tu compañera de fatigas. Algunos animalitos pueden amargarte una excursión. Si te pica una avispa, haz un poco de barro con el agua de tu cantimplora, de la mochila de hidratación o tómalo de al lado de un arroyo y aplícatelo sobre la picadura.
17) Si estás en mitad de una ruta y el poste de sillón no deja de moverse hacia los lados o hacia abajo por mucho que aprietes el tornillo, tenemos la solución. Una lata de refresco nos puede solucionar el problema. Corta una pequeña tira de la lata hasta que conformes una fina lámina que sea casi todo el diámetro del poste (no tanto como él porque entonces al apretar chocarían los extremos), y colócala sobresaliendo por la parte superior del cuadro. Esas décimas harán que el poste se ajuste y puedas llegar a tu destino.
18) Cruzar los arroyos o ríos tiene su punto de diversión, pero es invierno y te has hartado de que cada vez que pasas uno a tus zapatos les entra agua por las ranuras donde se anclan las calas de los pedales automáticos. Pues cuando vuelvas a casa haz uso de la silicona con destreza y tus zapatos pasarán a ser impermeables, al menos en esa zona.
19) Después de una bajada te das cuenta que tus antebrazos se resienten después de frenar durante un largo período de tiempo. Una buena manera de evitarlo es llevando las palancas de freno relativamente destensadas o cerca del manubrio con el punto de contacto de las gomas/pastillas, con lo que el esfuerzo de mantener el manubrio y frenar al mismo tiempo será mucho más llevadero.
20) Si se te rompe un rayo de la rueda por el lado de la rosca, lo mejor es que lo enrolles al más cercano, hasta que vuelvas a casa y lo reemplaces por uno nuevo. Aunque se parta por la parte del codo y lo puedas quitar, te recomendamos que lo dejes en la rueda. En la mochila se puede convertir en un peligroso objeto punzante en caso de caída.
21) En temperaturas extremas, tanto de calor como de frío, al terminar de beber con tu mochila de hidratación, sopla por el tubo para que el líquido vuelva a la vejiga y mantenga una temperatura adecuada.
22) En algunas ocasiones, los tornillos repartidos por el cuadro (porta ánforas, portabultos…) que aparentemente no tienen una gran función, nos pueden sacar de un buen apuro. Al ser todos más o menos de las mismas medidas, si pierdes un tornillo de las poleas del cambio trasero, por ejemplo, con casi total seguridad puedas reponerlo con uno de los tornillos del porta ánforas… y problema resuelto.
23) Una de las peores averías mecánicas que te puede ocurrir es que el núcleo trasero de la transmisión decida pasar a mejor vida cuando estás justo en mitad de la nada. Sería lo más parecido a quedarte con el coche en punto muerto en mitad de la carretera. ¡Pero nosotros tenemos la solución! Puedes buscar un alambre o una cuerda (mejor aún si llevas bridas en la mochila como hacen muchos) y lo pasas entre los radios de la rueda trasera y el casete de piñones (que suele tener orificios). Con esta reparación de urgencia podrás volver a pedalear, pero eso sí con piñón fijo, ya que los piñones y el resto de la rueda quedarán solidarios, y sin rueda libre.
24) Ahora que cada día somos más los que usamos GPS, una buena manera de protegerlo contra las inclemencias del tiempo es con el plástico transparente de cocina. Se ajusta perfectamente, permite utilizar los botones y por la parte inferior lo puedes ajustar con una liga para que no se suelte.
25) Un mal golpe al cambio trasero. Puede ser como consecuencia de una caída o con cualquier objeto en el monte. El caso es que el cambio trasero se ha desalineado por el impacto de un golpe, y los cambios vuelven a fallar. La razón más habitual es que la puntera donde se sujeta el cambio se haya doblado ligeramente. Para volver a llevarla a su lugar, se puede enderezar haciendo palanca con el cuerpo del cambio, siempre poco a poco para evitar que la propia puntera pudiera partirse al