Ya sabes de sobra que la cerveza es a bebida isotópica más natural porque además de hidratarte, tiene un gran efecto antioxidante gracias a su contenido en glucosa, lactosa, sales minerales, vitaminas, polifenoles y agua. Por otro lado, también sabes que este sabroso brebaje no sólo es el compañero perfecto en una tarde de amigos, sino que además tiene usos curiosos y algunos datos curiosos como que en México “Demasiada gente toma cerveza, la industria cervecera cada vez crece mas y mas. El último dato preciso que tengo es que en 2016 se produjeron 108 mil Hecto Litros y para 2018 se esperan 264 406 HL” dice Eugenio Romero CEO y fundador de Wendlandt en exclusiva para Men’s Health, es decir dos veces más la producción de hace dos años.
“La gente cada vez sabe más de cerveza y aprende más a analizarla, probarla y juzgarla. Creo que la percepción de que la cerveza de exportación es mejor que la mexicana cada vez desaparece más. Comienzan a entender que cervezas de otros lugares sufren mucho en transporte y que obviamente no llegan ejemplos frescos. En cambio la cerveza que se produce en México es mucho más probable que haya recorrido menos tiempo en transporte y de fábrica a la mano de un cliente” dice Romero, sea fresca o no, tienes otras dos razones para no dejar de tomar cerveza, así que continúa leyendo.
SIN PANZA
Pues bien, resulta que todavía tienes más motivos para seguir tomándote unas cervezas frescas o no. En primer lugar, porque beber de forma moderada no se traduce sistemáticamente en la temida barriga cervecera que logra calar en muchos hombres. Y es que un estudio llevado a cabo por la Academia Española de Nutrición junto al departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid asegura que contrariamente a lo que se piensa, la cerveza no es la responsable de esa “panza chelera”.
De hecho, esta investigación dice que un vaso de 200 mililitros tan sólo contiene 84 kilocalorías, de tal modo que semejante consumo representa un porcentaje “muy bajo” respecto a la ingesta diaria recomendada de calorías, que en el caso masculino se sitúa en torno a las 2.500.
Es más, según los propios líderes de esta indagación, la catedrática Rosa M. Ortega y el presidente de la AEN, Lluís Serra Majem, la aparición de esta abundante panza responde más bien a unos hábitos alimentarios descontrolados, al sedentarismo (quieres eliminar la grasa en la panza, sigue estos consejos), a los vicios insanos como el tabaquismo llevados al extremo e, incluso, a la estructura genética.
Asimismo, este estudio indica que la cerveza tampoco tiene un efecto directo en la presión arterial, por lo que no se puede atribuir una relación entre el consumo moderado de alcohol y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, algo que ya habían afirmado otras tesis.
PREVIENE EL CÁNCER
Pero este no será el único motivo de alegría si eres un fanático de las rubias. Resulta que The Economist publicó en el mes de abril los resultados de otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Oporto que aseguraba que la cerveza podría reducir significativamente las posibilidades de padecer cáncer por comer carne roja, una impactante noticia que emitió la Organización Mundial de la Salud a finales del mes de octubre del año pasado
Para ello, lo que deberías hace es introducir la cerveza en el proceso de la elaboración de la carne asada, tal y como señalaba el medio de comunicación británico, el hecho de remojar la carne en la cerveza reducirá el número de nanogramos de Hidrocarbonos Aromáticos Policíclicos (HAP). Y en el fondo no es una idea nada descabellada, sobre todo porque son varios los platos que son cocinados con este suculento elixir.