Hay una pregunta que flota en el ambiente de la más alta relojería y que tiene a muchos tronándose los dedos por la expectación: ¿cómo celebrará Patek Philippe su 175 aniversario en 2014? La respuesta importa -aunque se conocerá hasta dentro de varios meses- porque Patek es un referente en el sector, una manufactura admirada por coleccionistas, competidores y simples mortales gracias a la calidad y belleza de sus movimientos, entre una tonelada de razones.
Tal vez Patek quiso calmar las ansias festivas de sus miles de seguidores con el lanzamiento del Sky Moon Tourbillon Ref. 6002, un prodigio estético y técnico cuya presentación atestigüé en los Salones Patek Philippe de la Rue du Rhône en Ginebra, Suiza. No exagero con la palabra prodigio, como tampoco lo hago al decir que me dieron ganas de frotarme los ojos para cerciorarme de que el Sky Moon Tourbillon es real, que alguien todavia es capaz de crear un objeto con esta profundidad y peso específico en una época en la que lo superficial y desechable amenaza con imponer su yugo.
El Ref. 6002 es la nueva versión del Ref. 5002 del año 2001, el reloj de pulsera más complicado hecho por Patek con 12 funciones distribuidas en dos cadranes, entre ellas repetición de minutos con dos timbres catedral, calendario perpetuo con aguja de fecha retrógrada, hora sideral y rotación de la bóveda celeste. A diferencia de su antecesor, el Ref. 6002 despliega fases y movimiento angular de la Luna en lugar de edad de la Luna, e indica el día, mes y año bisiesto en ventanillas y no mediante agujas.
La gente de Patek define a este reloj como una escultura, y resulta fácil estar de acuerdo con ellos. Philip Barat, director de desarrollo de la firma fundada en 1839, explicó los motivos que tuvieron para elaborarlo: «Es una vuelta a los orígenes. Los primeros relojes que se hicieron en Suiza en el siglo xvi tenían un trabajo artesanal muy importante, y eran las artes de la época, como el grabado y el esmaltado, las que los dotaban de valor. Fue hasta después, cuando se perfeccionaron los movimientos y se crearon más complicaciones, que el valor pasó a los mecanismos y la decoración se dejó un poco de lado durante algún tiempo. En los últimos años los clientes nos piden piezas cada vez más artísticas, exclusivas y realizadas con la identidad de Patek Philippe».
El Sky Moon Tourbillon muestra, precisamente, el dominio del grabado y el esmaltado que Patek ha conseguido con los años. Durante el evento de presentación me acerqué a los artesanos involucrados en la producción de este guardatiempos, quienes exhibían su destreza rodeados de sus herramientas de trabajo y de relojes en proceso o ya terminados.
En la estación de grabado conocí a Anaïs Blandenet, quien armada de un buril y con la ayuda de un microscopio tallaba sobre el oro blanco los arabescos en forma de guirnaldas y las curvas de la cruz de Calatrava, el símbolo de la marca. Tan solo el proceso de grabado del Ref. 6002, que se extiende hasta la palanca de la repetición de minutos y el broche de la correa, toma más de cien horas de labor minuciosa, y cualquier distracción o movimiento involuntario provoca que la pieza se tenga que volver a fundir para repetirla. Además, el resultado final debe contar con la aprobación del maestro artesano y de Thierry Stern, ceo de Patek.
«Utilizo la misma técnica en todo el reloj, pero algunas partes se ven mate porque uso el cincel para hacer los puntitos mientras que los relieves son planos y pulidos», dice Anaïs. «Lo más difícil es grabar los ángulos más estrechos, como en la corona y las asas, con un utensilio recto». Las figuras grabadas en las coronas no son un «simple» ornamento, pues ayudan a que el propietario comprenda el funcionamiento del reloj: la corona dinamométrica para el remontaje tiene una flecha grabada en relieve que señala hacia dónde rotarla, mientras que la corona colocada a las 2 horas tiene una luna y unas estrellas, también en relieve, para indicar que ajusta el tiempo sideral y las funciones celestiales de la carátula posterior.
La habilidad de Anaïs es impresionante y queda plasmada en una caja bastante barroca, que resalta en comparación con el aspecto menos recargado de la mayoría de los productos de Patek. La diseñadora Valéry Blondin, quien se encontraba en su propia estación con bocetos, lápices, plumas y papel, dijo que «la idea era reemplazar el Ref. 5002 con un reloj que muestre los metiers d?arts asociados con la relojería. Es más barroco porque busca resaltar los detalles minuciosos que se logran con el savoir-faire de los artesanos».
Valéry lleva diez años en Patek y forma parte del equipo creativo encabezado por Sandrine Stern, esposa de Thierry. Junto con otros seis diseñadores, se encarga de definir la estética de los relojes de pulsera, de bolsillo y de mesa, conocidos como Dôme. Trabajan en unos 15 proyectos simultáneos, que suelen tomar mucho tiempo en ser desarrollados pues Patek Philippe, como otras casas relojeras, prepara sus lanzamientos con mucha antelación. Valéry estudió joyería, pero cada diseñador tiene una formación distinta.
ASUNTO PERSONAL
Junto con el Sky Moon Tourbillon, la marca expuso una selección de piezas también excepcionales por su riqueza artesanal. Los invitados pudimos ver modelos de alta joyería de las líneas Gondolo, Calatrava y Nautilus; relojes de bolsillo con técnica mixta de grabado y marquetería en madera, o de grabado y esmaltado; y guardatiempos de pulsera con carátulas de marquetería en madera o esmaltadas, o con movimientos esqueleto grabados. Además, había varios ejemplos de la colección Dôme: impresionantes relojes de mesa hechos con cristal de Baccarat grabado a mano o decorados con esmalte cloisonné para plasmar escenas de la naturaleza, animales (tigres, leones, koalas, guacamayas y otras aves) y homenajes a distintas artes y artistas.
«Los relojes Dôme no los hacemos por negocio, sino para mantener vivas las habilidades y técnicas centenarias de los artesanos», dijo Thierry Stern. «Ahora se venden muy bien los diez que producimos al año, pero hubo un momento en que tuvimos ochenta guardados. Mi abuelo los hacía por gusto, era el único haciendo relojes con esmalte. Hoy disfrutamos mucho manteniendo viva la tradición».
Para Stern, el lanzamiento del Ref. 6002 y la exposición antes mencionada son un asunto personal. «Quería mostrarles estas piezas porque representan lo que me ha rodeado desde niño y lo que más placer me da», afirmó. «Si pudiera me quedaría con todas para el museo, porque son únicas. La idea era enseñarlas y presentarles a la gente que las hace». Su familia tiene una larga relación con la relojería, incluso más larga que su relación con Patek que se remonta a 1932, cuando Charles y Jean Stern compraron la empresa. Estos hermanos eran propietarios de una manufactura de esferas de alta gama en Ginebra y provenían de una estirpe de esmaltadores.
La aplicación de esmalte en un espacio tan limitado como el cadrán de un reloj implica un trabajo laborioso y delicado. Los artistas usan pinceles con cerdas más finas que el grosor de un cabello humano e introducen la pieza múltiples veces en un horno a temperaturas de hasta 850o centígrados, que varían según el color que se desea obtener. Cuando el esmalte queda bien cocido y fijo sobre la lámina de oro, se pule con distintas piedras y vuelve al horno para darle el acabado brillante final. Todo este proceso toma entre cuatro y siete días por esfera.
En la estación de esmaltado estaba Silvia Callau-Vera, una española restauradora de arte que se enamoró de un suizo, se mudó a Ginebra y encontró una nueva pasión en el esmalte. Su trabajo puede ser apreciado en la carátula frontal del Sky Moon Tourbillon, donde emplea dos técnicas: cloisonné (o tabicado) y champlevé. «El centro de la esfera es cloisonné; ahí uso hilos de oro que voy tejiendo con dos pinzas en la forma de las hojas y las flores», dijo Silvia. «Lo difícil es lograr que el hilo quede parado y no se aplane en el horno. Una vez que está fijo sobre la base de oro del cadrán, poco a poco relleno las figuras con capas de esmalte de colores. Puede llevar de cuatro a cinco capas, y cada una debe pasar por el horno. El degradado de las flores del centro debo hacerlo colocando granito por granito [de esmalte]». En la técnica champlevé se aplica el esmalte en cavidades no tan finas que se labran directamente en la lámina, sin necesidad de utilizar los hilos de oro para delimitar las figuras. Un elemento tan pequeño como el disco lunar requirió distintas tonalidades de esmalte gris, negro y blanco para simular los cráteres de la superficie.
Aunque se han encontrado restos de esmalte en obras de cerámica y otros materiales de épocas muy antiguas, su uso en la relojería se podría remontar al siglo xvii, cuando el francés Jean Toutin desarrolló una nueva técnica de esmaltado y la aprovechó en las pinturas miniatura que hacía para decorar joyas y relojes, entre otros objetos. Según Silvia, en la actualidad este oficio artesanal no se enseña en las escuelas y, por lo tanto, está desapareciendo.
«Seguimos trabajando prácticamente igual que en 1600», dijo Silvia. «Hemos avanzado en la tecnología de los hornos para medir temperaturas exactas y mejorado las fórmulas de los pigmentos para seguridad del esmaltador. La tragedia es que el oficio se está perdiendo, porque el artista prefiere morir antes que pasar sus secretos». En Patek hay dos esmaltadoras: la propia Silvia, especializada en cadranes y miniaturas, y Céline Coulet-Richard, dedicada a los relojes Dôme, pero se han dado a la tarea de reclutar más gente para enseñarle este arte en peligro de extinción.
La belleza del Sky Moon Tourbillon parece ser una buena forma de atraer a una nueva generación de esmaltadores, grabadores y relojeros. Después de todo, cada creación de Patek busca mantener vivas las artes antiguas y perpetuar la marca y la alta relojería en general. Ahora queda esperar lo que Stern y su equipo presentarán en 2014 para conmemorar los 175 años de una firma que mantiene un lugar privilegiado en la punta de la pirámide del lujo.
Vista frontal del Sky Moon Tourbillon Ref. 6002 de Patek Philippe, un prodigio que reúne los conocimientos técnicos y la destreza artesanal de una de las casas de relojería más importantes del mundo.
El cadrán posterior del Sky Moon Tourbillon despliega funciones como fases y movimiento angular de la Luna.
El movimiento del Sky Moon Tourbillon tiene 686 componentes y solo mide 12.6 milímetros de altura, un logro impresionante para su nivel de complejidad.
10 CLAVES DE PATEK
¿Cómo ha hecho una pequeña empresa independiente para mantenerse en la cima de la alta relojería? Estas son las razones de su excelencia.
No. 001: Calidad y funcionalidad
No. 002: Excelencia artesanal
No. 003: Manufactura integrada
No. 004: Sello de calidad Patek Philippe
No. 005: Empresa familiar
No. 006: Legado histórico
No. 007: Identidad clásica
No. 008: Rey de las subastas
No. 009: Maestro de las complicaciones
No. 010: Servicio posventa