Llega diciembre y con él no sólo damos la bienvenida a las fiestas decembrinas, también al frío más intenso. Es por ello que en tu look para salir a la invernal calle no debe faltar un básico: la bufanda. Hoy queremos recorrer la historia de esta prenda unisex, aunque ellos no la lucen como ellas, que no debe faltar nunca en un armario.
La palabra bufanda procede de la francesa bouffante, que significa “que se hincha o ahueca”, pero aplicada a las prendas de vestir se refiere a aquellas que parecen abombadas, seguramente pensando en esas piezas que colocadas en el cuello asemejan una especie de relleno o hinchado.
Cuentan que la bufanda históricamente nació en la Antigua Roma, donde no se utilizaba como prenda para resguardarse del frío sino como un instrumento con el que limpiarse el sudor de la cara y el cuello cuando hacía calor. También se la conoce con el nombre de jata, pashmina, shemagh o kufiyya y de manera simple se podría definir como un trozo de tela que se puede utilizar alrededor del cuello, cubriendo la cabeza e incluso en la cintura.
También la historia cuenta que durante el reinado del emperador chino Cheng, los pañuelos fueron utilizados para identificar el rango de los guerreros chinos y años después, durante el siglo XVII, las bufandas también formaban parte del uniforme de los soldados en Croacia. Ya a principio del siglo XIX este tipo de pañuelos comenzaron a ser una distinción de la realeza, sin diferencia entre hombre y mujeres y fue la década de los 20 la que convirtió a la bufanda en un accesorio esencial y versátil.
Hay diferentes maneras y momentos en los que usarla. Por ejemplo, en climas fríos suelen elegirse bufandas de punto o lana gruesas y se atan alrededor del cuello para mantenerlo protegido y caliente. Pero, si estás en un clima cálido o seco, también puedes elegir una más fina, en telas más ligeras y cubrir la cabeza, manteniendo aislado tu cabello.
Así como puedes elegir diferentes materiales, también existen distintas maneras de incluirla en tu look:
Sin atar
La manera más simple es colocarla en el cuello y dejarla caer sobre el pecho manteniendo los dos extremos a la misma altura.
Por dentro del abrigo
Si quieres un efecto más sutil, deberás incluirla por dentro de tu abrigo, ya que por fuera atraerá toda la atención. Crúzala por dentro y abotona el abrigo por encima, conseguirás un buen efecto.
Con una vuelta
Si no quieres estar atando y desatando el nudo, ésta es tu manera. Coloca la bufanda desde la parte de atrás del cuello y asegúrate que uno de los extremos esté 30 cm más abajo que el otro. Quizá no te quite mucho el frío, pero le dará una imagen muy estilosa y práctica.
Nudo parisino
Es uno de los que más se ven en la calle cuando caminas, si te fijas. Para conseguirlo debes doblar la bufanda a la mitad, colócala en el cuello e introduce los extremos por la parte doblada ajustándolo al cuello. Dependiendo de lo apretado que hagas el nudo, será más o menos cálida.
En forma de cuello
Es la opción perfecta para los perezosos y la más rápida. Sólo tienes que elegir el color y tendrás el look perfecto.
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