El atractivo infinito que subyace de lo ilícito: el aura de glamour que rodea la mafia en las primeras décadas del siglo pasado y sitúa a los gángsters contemporáneos como referentes de estilo.
EL LUJO DE PRINCIPIOS DE SIGLO XX
La cultura pop se ha encargado de gloificar y romantizar al crimen organizado, difuminando la brutal realidad de esa vida aparentemente llena de lujos, excesos y glamour. Películas y series se han encargado de inmortalizar a los grandes mafiosos italianos y estadounidenses del siglo XX; infundiendo un atractivo ilegal a los gángsters, creando símbolos y códigos de identidad para la delincuencia. Al Capone, ‘Lucky’ Luciano, John Dillinger, Bugsy Siegel y otros mobsters –independientemente de sus crímenes, robos, estafas y violencia– dejaron un legado en cuanto a indumentaria se refiere, se dice que estos hombres impecablemente vestidos fueron los que introdujeron la sprezzatura siciliana a las ciudades de Nueva York y Chicago. Incluso, su estilo fue tan notorio que muchos de los raperos de principios de los 2000 los imitaron y usaron como inspiración en su música y estilo de vida.
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La mayoría de estos líderes provenían de familias humildes y terminaron creando imperios y manejando los hilos del gobierno. Con dinero para gastar y la necesidad de imponerse ante la sociedad, la opulencia en su manera de vestir creó la imagen de lo que hoy llamamos “nuevo rico”. La ropa como parte de un consumo conspicuo; un medio de exhibición en donde los gángsters utilizaban la sastrería fina como armadura figurativa e indicador de estatus.
Cuando Wall Street perdía su brillo, la mafia utilizaba la destreza sartorial como un medio para transmitir autoridad, respeto y hasta miedo; el power dressing en su máxima expresión. Los trajes a la medida de tres piezas, cruzados y a rayas eran los protagonistas.
Asimismo, los componentes clásicos del vestir masculino, como las camisas, las corbatas y los pañuelos de bolsillo –animados en sus estampados, colores y telas satinadas–, se acompañaban de los detalles distintivos del gángster chic: el sombrero de gondolero o más común- mente de ala corta (Fedora), los zapatos de dos tonos (spectator shoe) y el último modelo de “The Thompson”. Así, el sucio mundo criminal se vestía, en sentido literal y figurado, para matar.
Texto por Ikerne Mestre
Este artículo apareció primero en en Esquire Latinoamerica febrero 2020