En su biografía se presenta como empresario, conferencista y autor, pero hay un momento clave en su vida que hizo que el flujo entre estas profesiones se sintiera como un movimiento natural y orgánico.
Hijo y sobrino de abogados, Johnny Abraham estudió Derecho en la Universidad Iberoamericana. Lo hizo más como para darle satisfacción a su padre que por un interés personal.
Ahora, a la distancia, reflexiona sobre su decisión: “no creo que el sistema educativo esté adecuado a la época en que vivimos. Te preparan solamente para que adquieras un trabajo, te digan qué hacer toda la vida, y lo refuerzan con lo que diga tu jefe, el gobierno, la iglesia y todas las instituciones que están por encima de nosotros. No está mal serlo, si no que la mayoría labora en lo que no les es de su agrado y continúan por conformidad”.
Con ese pensamiento y la sensación de no estar en el lugar adecuado, Johnny no culminó la carrera, dejando pendiente la realización del seminario de titulación. Sin duda, esto puede considerarse un acto de rebeldía, aunque, en realidad, significó un momento para honrar su verdadera vocación: emprender y hacer negocios. Una actividad que, desde muy pequeño, se le daba con facilidad, pues le gustaba mucho hacer y crear cosas, siendo el dinero una recompensa natural a un trabajo bien realizado.
Johnny Abraham aún recuerda su primer negocio, un «cine» en la sala de su abuelita, él cobraba el acceso a un cuarto donde proyectaba una cinta VHS, y vendía frituras y golosinas para amenizar el momento.
La visión de superación y emprendimiento no le era ajena, tenía un vínculo estrecho con su educación de origen libanés. De hecho, su familia siempre buscó la forma de salir adelante, siempre, aún durante los momentos más críticos.

Encrucijada
Por todo eso, hace poco más de 4 años, cuando la vida le presentó una de sus clásicas malas jugadas. Lo que significó fracasos, pérdida de dinero, autoestima y credibilidad. En medio de la pérdida, Johnny se halló.
Llámale hobbie, catarsis… ¡o destino! Johnny Abraham comenzó a publicar frases en internet, como un medio de desahogo y sus mensajes comenzaron a hacer eco en sus familiares, amigos y seguidores, alcanzando –actualmente– los más de 6 mil followers en Twitter, más de un millón 700 en Instagram, más de un millón en Tik Tok y más de un millón en Facebook.
Así inició una nueva fase de crecimiento, que lo involucró a adentrarse en estudios de neurociencias, psicología positiva, filosofía estoica e inteligencia emocional, hasta convertirse en una autoridad en el tema.
Una cosa lo llevó a otra, de empresario pasó a conferencista y de ahí a autor del bestseller: “Conquista el mundo”, en el que comparte 17 pasos para develar una mejor versión de cada persona y transformar su entorno.
((Frase))
Nacimos para vivir y ser felices, todo lo demás simplemente no importa, Johnny Abraham

Tiempo compartido
Ahora, Johnny Abraham tiene 37 años. El autor, como conferencista ha compartido escenario con Robert Kiyosaki (autor del libro obligatorio para cualquier emprendedor «Padre pobre, padre rico»), Bryan Tracy (autoridad en el establecimiento de metas), John Gray (autor del famosísimo «Los hombres son de marte y las mujeres son de venus») y Jurgen Klaric (un experto en conducta humana sumamente reconocido por su conocimiento en neuroventas).
Y, para reforzar su imagen de ponente en tema de emprendimiento, está aprovechando la coyuntura digital para crear una plataforma de consultoría online, involucrando a más profesionales y especialistas del ramo. Mientras que en su fase de empresario, es dueño y socio de restaurantes y bares como: Barezzito, La Chilanguita, La Puerta de Alcalá, Carajillo, Ojo de Agua, Corredor Salamanca y Pong bar, algunos de ellos de presencia a nivel nacional.
Finalmente, y haciendo un tiempo al margen de todo esto, Johnny Abraham está escribiendo su segundo libro, el cual versará sobre el crecimiento personal y emprendimiento, desde la perspectiva que hay que iniciar desde uno mismo: “siendo el mejor, logras comerte al mundo y cumples todas tus metas”. Lección que es un reflejo fiel de su propio camino.
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