Uno de los escritores fundamentales de la lengua española, Jorge Luis Borges, en un recorrido por su arte en sus propias palabras.
Por Héctor Gutiérrez
Jorge Luis Borges: Escritor/24 de agosto 1899-14 de junio de 1986/Argentina Trejo
- Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón (Elogio de la sombra, 1969).
- La paternidad y los espejos son abominables porque multiplican el número de los hombres (Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, publicado en Ficciones, 1944).
- Enamorarse es crear una religión cuyo Dios es falible (Nueve ensayos dantescos, 1982).
- Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud (Deutsches Requiem, publicado en El Aleph, 1949).
- Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es (Biografía de Tadeo Isidoro Cruz, publicado en El Aleph, 1949).
- La venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón (“Episodio del enemigo”, publicado en El oro de los tigres, 1972).
- El nacionalismo es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a la desigualdad en la distribución de las riquezas.
- No otorgarme el premio Nobel se ha convertido en una costumbre escandinava, desde que nací no me lo vienen dando.
- Me satisface la derrota, porque ha ocurrido, porque está innumerablemente unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un solo hecho real, es blasfemar del universo (Deutsches Requiem, publicado en El Aleph, 1949).
- No estoy seguro de que yo exista, en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados.
- El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho (“Nueva refutación del tiempo”, publicado en Otras inquisiciones, 1952).
- Las causas que merece la pena defender son las perdidas. Porque las otras ya hay quien las apoye y no necesitan que se las defienda
- Todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas (Deutsches Requiem, publicado en El Aleph, 1949).
- La juventud me resulta mucho más cercana ahora que cuando yo era joven. Quizá porque ya no veo la felicidad como algo inalcanzable. Ahora sé que la felicidad puede ocurrir en cualquier momento y que no se debe perseguir.
- Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres (“Ulrica”, publicado en el Libro de arena, 1975).
- Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes (El jardín de los senderos que se bifurcan, publicado en Ficciones, 1944).
- Las mujeres me han hecho desdichado. Pero la felicidad que he obtenido compensa toda la desdicha. Es mejor ser feliz y desdichado que no ser ninguna de las dos cosas.
- Modificar el pasado no es modificar un solo hecho: es anular sus consecuencias, que tienden a ser infinitas (La otra muerte, publicada en El Aleph, 1949).
- Creo por sobre todo, que las mujeres son mucho más agradables para conversar y estar con ellas de lo que pueden ser los hombres, porque ellas tienen una especie de embrujo y encantamiento en las cosas que dicen y en las cosas que hacen. Yo no veo a las mujeres desde que perdí la vista, pero no me cabe duda de que una mujer hermosa es capaz de evidenciar su belleza incluso a un ciego, porque la belleza puede vencer cualquier obstáculo, por alto que sea.
- Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno (Deutsches Requiem, publicado en El Aleph, 1949).

No dejes de leer: Éste soy yo: Bob Dylan