Nuestra colaboradora y experta en cine Mariana Mijares entrevista al prestigiado Carlos Acosta bailarín cubano por la película basada en su vida: Al Ritmo del Corazón.
La historia de Carlos Acosta resulta inspiradora, es el onceavo hijo de una familia humilde que vivía en uno de los barrios más pobres de La Habana, Cuba, y luego de entrenar en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, y acumular premios y experiencias alrededor del mundo, destacó como uno de los bailarines principales del Royal Ballet de Inglaterra.
Mi vida es un testimonio de que sí se puede, de que el trabajo prevalece, de que no se debe perder la esperanza, el entusiasmo; porque mi historia no fue lineal, tuvo altas, bajas, sinsabores.
La historia de Carlos Acosta, bailarín y actor, fue plasmada en la autobiografía No Way Home, publicada en 2007, y ahora, casi una década después, en la película Al Ritmo del Corazón, dirigida por la renombrada española Icíar Bollaín.
Platicamos en exclusiva con el Carlos Acosta bailarín sobre la cinta en la que él se interpreta a sí mismo como adulto, y que resulta un recordatorio de que no hay objetivos inalcanzables si se trabaja con enfoque y disciplina.

CARLOS ACOSTA EL BAILARÍN, ACTOR Y EJEMPLO DE VIDA
Carlos, ¿Qué te llevó a escribir una autobiografía?
Carlos Acosta: Yo no sé escribir, pero en aquel momento estaba pasando por un momento muy difícil, cuando dejé el ballet de Houston en el 98, para unirme al Royal Ballet. Era un tiempo en el que no bailaba mucho y me deprimí tremendamente porque en Londres no había sol, ese cambio fue muy brusco; además porque es una metrópoli enorme, me la estaba pasando muy mal.
Como tenía tanto tiempo empecé a escribir mi vida, y eso me tomó 10 años, porque la publiqué en 2007. Me hacía feliz la idea de que a alguien le interesara mi historia y que la publicara una buena editorial; yo empecé a escribir a mano.
¿Y la idea de la película?
Carlos: Cuando salió mi libro, alguien me dio la idea de que podía ser una buena película y ese proceso también tomó 10 años, hasta ahora, cuando conocí a Paul Laverty (el guionista). La BBC hizo un documental sobre mí, Paul lo vio y estuvo en contacto con mi productora (Andrea Calderwood), hasta que sentamos base, y más o menos en dos años ya tuvimos la película.
Tu contexto y vida en Cuba sin duda tuvo un impacto en tu carrera como bailarín, ¿cómo llevas hoy a Cuba dentro de ti?
Carlos: Yo creo que sigo siendo humilde, que tengo muy presente de dónde vengo, y aunque he llegado alto en mi carrera profesional, y eso podría trastocarte, confundirte, debes conservar tu esencia en ese mundo de superficialidad y fama.
Una de las cosas que llevo de Cuba conmigo es la humildad de mi familia, de mi padre. Una vez fuimos a un programa de televisión, hacía mucho calor, como 40 grados, y él traía unas botas texanas -que yo le traje de Houston- y una camisa elegante para verse bien, porque decía que yo era un ‘artista’.
Ahora me muevo en otros niveles; por ejemplo, en el Royal Ballet estuve con el príncipe Charles de Inglaterra (también recibió el Queen Elizabeth II Coronation Award), son niveles que he alcanzado gracias a mi carrera, pero siento que no he cambiado, que la humildad sigue siendo parte de mí.
También llevo a Cuba en el ritmo, en los colores caribeños aún en Londres, porque cuando se obscurece a las 4 de la tarde me mantiene motivado el que voy a viajar pronto a Cuba; ahora, en enero…
Ser el primer Romeo mestizo, me hizo sentir orgulloso, y también que mi papá estuviera ahí, con cuello, saco y corbata, y acompañado de mi madre.
¿Te involucraste en algunas coreografías de tu película?
Carlos: Las coreografías son procesos vivos entre coreógrafo y bailarín, no son estáticos; hay veces que el coreógrafo tiene una idea y te la dice, pero esa idea crece a partir del bailarín, quien pone su granito de arena en el proceso.
En la película se hicieron dos coreografías en las que tuve que ver; dos dúos, entre hijo y padre y el de paliza. Ambos partieron de lo que mi cuerpo puede hacer en este momento, porque ya no tengo 20 años. Yo me involucraba y negociaba ciertos pasos para que quedara mejor.

¿Cómo fue actuar, y además, de ti mismo?
Carlos: Fue traumático y muy doloroso porque mis padres ya no están, entonces yo escribí el libro con esa intención de mostrar qué pasó, pero partes de ese pasado aún me causan mucho dolor.
Para mí no era actuación, era revivir de nuevo toda mi vida, y también dolor porque extraño a mis padres, y con la película los volvía a recordar. Ahora tengo tres hijas, y nunca las conocieron, y eso me da nostalgia. Ellos fueron parte fundamental de mi vida.
El guión de la película tuvo algunas libertades con respecto a tu vida, ¿estuviste de acuerdo con los cambios?
Carlos: Bueno, es que no era un documental; ya el hecho de que hubiera actores, un guión… La cronología también cambió un poco; por ejemplo, yo no me fugaba a la escuela abandonada, sino a otro lado; cosas así. Pero la base sí salió de mi libro.
Quedé muy satisfecho, trataron mi historia con mucha dignidad, integridad; por ejemplo, la forma que reflejaron a Chery (la profesora Ramona de Sáa) con mucha sabiduría, como es ella. El guión está tan bien que ganó Mejor Guión en el Festival de San Sebastián, la película está bien pensada y bien escrita.
Uno de los momentos más importantes de la película, y de tu vida, fue haber formado parte del ballet de Romeo y Julieta, que además presentaron en la O2 Arena ante 13,500 personas, ¿Qué significó esa experiencia y verla reflejada ahora en el cine?
Carlos: Fue realmente grande, porque nunca había existido un Romeo como yo, mestizo, y fue rompedor (fue el primer Romeo negro).
Me hizo sentir orgulloso, y también que mi papá estuviera ahí, con cuello, saco y corbata, y acompañado de mi madre. La gloria que estoy viviendo hoy es la gloria por la cual mi papá se sacrificó; él fue la estrella de mi vida y él lo sabía, no lo decía, pero si él no me hubiera empujado, yo no hubiera tenido todo este éxito.
Para mí no era actuación, era revivir de nuevo toda mi vida, y también dolor porque extraño a mis padres, y con la película los volvía a recordar.
Otro elemento importante de tu película es transmitir el conocimiento; que se refleja no solo en el personaje de tu maestra, sino en tu propia labor con estudiantes…
Carlos: Ha sido muy importante para mí transmitir el conocimiento que he acumulado, que no se muera conmigo sino que alguien más se beneficie, como yo me beneficié de mis profesores, y de la sabiduría que me transmitieron mis papás.
En el mundo del ballet he sido privilegiado, he trabajado con increíbles profesores y todos esos conocimientos que están en mi cuerpo, en mi memoria muscular, he querido traspasarlos. En esta etapa es lo que estoy haciendo con los muchachos; es una forma de bailar a través de otros, de seguir viviendo…
Finalmente, ¿Cómo te gustaría que tu historia inspirara a bailarines, y jóvenes de todo el mundo, a perseguir sus sueños?
Carlos: Mi vida es un testimonio de que sí se puede, de que el trabajo prevalece, de que no se debe perder la esperanza, el entusiasmo; porque mi historia no fue lineal, tuvo altas, bajas, sinsabores. Pero al final tienes que endurecerte, perseverar y seguir tus convicciones para hacer realidad tus sueños.
¿DÓNDE VERLO?
La compañía de Carlos Acosta, bailarín y ahora actor es: Acosta Danza que está de gira en Inglaterra, tendrá ocho actuaciones en Londres (18-23 de noviembre) y luego viajará a Luxemburgo. Para más información visita su página.
Texto y entrevista por: Mariana Mijares
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