Llegas por tu casa en la noche. Solo. El callejón está oscuro. Te estacionas. Bajas del coche. Piensas en mil cosas en el trabajo, el gimnasio o en la persona que te gusta. Justo antes de abrir la puerta principal recibes una llamada, contestas y una voz te dice que ya vio que por fin llegaste a casa. No tenías miedo, era un día normal, pero ahora la ansiedad y los nervios se apoderan de ti. Volteas hacia la derecha, hacia la izquierda y nada. No hay nadie. O peor aún: tú no observas a nadie, pero hay alguien que te mira. ¿Realmente quieres saber quién es? Quizá sería mejor ignorarlo.
La serie de Stalker retoma este tema, esta realidad que a muchos atemoriza. Nos lleva a la historia con Dylan McDermott (American Horror Story, 2011) que interpreta a Jack Larsen, un detective neoyorkino que es transferido de la unidad de homicidios a la Unidad de Asesoramiento de Amenazas, en Los Ángeles. Él quiere rehacer su vida en esa nueva ciudad, con otro puesto y estará bajo el mandato de la teniente Beth Davis interpretada por la actriz Maggie Q (Nikita, 2010) una experta en el tema y atormentada por su pasado y por un incidente relacionado al acoso que la marcó de por vida. A partir de eso, ella decide dedicarse a combatir y ser parte de ese equipo que combate a los acosadores y los problemas que desencadenan.
Son varios los tipos de acoso que se manejan en la serie, el cibernético, el psicológico y múltiples obsesiones que se presentan en la unidad, así como un amplio abanico de personajes trastornados y acosadores. Los casos van desde invasión a las contraseñas, mentirosos patológicos, el deseo de hacerse pasar por otra persona y vivir su vida —es decir, el robo de la personalidad—, hasta vigilancia, persecuciones y enfermedades mentales.
A través del equipo del departamento de policías, pone sobre la mesa para el espectador, la sorpresa de descubrir que quien menos esperas es aquel que te acosa o te manda mensajes amenazantes. Stalker exhibe la psicología de diferentes tipos de acosadores. Muestra una variedad de conductas inapropiadas, inestables, robo de cuentas, de imágenes y un terror por el acoso del que ni famosos ni políticos, ni nadie se salva.
Algo atractivo es que se manejan las dos posturas, primero la de los tipos extraños que acosan y por otra parte, la de las personas que están detrás de la protección y la seguridad. Juega con las emociones, con la ambivalencia de sentimientos desde el punto de vista del guardián, de la Unidad de Amenazas, hasta el punto de vista del perseguido, de la víctima y presa y las emociones que se desencadenan al momento de ser punto de seguimiento de un stalker.
Creada por Kevin Williamson (Scream 4, 2011) cuenta con las actuaciones de Mariana Klaveno (True Blood, 2008), Victor Rasuk (Raising Victor Vargas, 2002), Erik Stocklin (Donner Pass, 2012) y Gabriel Bateman (Annabelle, 2014), entre otros.
Hablando de Stalkers, ya hay una forma de Evitar las molestas palomitas azules de WhatsApp.