Para algunos los años ochenta no solo representan el pasado, sino que además se convierten en la plataforma mediante la cual moldean un eterno presente. Sin pretensiones de una reinvención infalible ni llevando la bandera de la nostalgia permanente, Pet Shop Boys continúan navegando sobre las olas de una sonoridad que los ha vuelto sencillamente inconfundibles, ubicándose en su propio Hotspot, tal como han llamado a su álbum más reciente.
PET SHOP BOYS SE ALEJA DE LA NOSTALGIA CON «HOTSPOT»
“Tengo el cerebro, tú tienes el aspecto, vamos a hacer un montón de dinero”, una frase tan cínica como encantadora que no deja de hacer eco desde que salió de Please (1986), su extraordinario álbum debut.
Y es que, independiente al grado autobiográfico de “Opportunities (Let’s Make Lots of Money)”, lo cierto es que sigue siendo emblemática para un dueto que ha capitalizado su experiencia en el ámbito del synthpop, explorándolo con un espíritu refinado que los vuelve plenamente identificables. “Me gustaría pensar que allá afuera nos perciben de esa forma”, apunta Chris Lowe cuando acercamos adjetivos como elegancia y sofisticación al referirnos a su estilo.

El cantante y también músico Neil Tennant abarca el otro 50% de esta sociedad creativa que ha logrado vender en su historia más de 100 millones de discos. “Cuando todo esto inició algo presentimos con respecto a obtener un resultado con ciertos rasgos de originalidad, el tiempo te da una ventaja para que la gente pueda identificarte mejor”, reconoce Lowe al llegar a Hotspot, producción realizada una vez más con el apoyo de Stuart Price (Madonna, New Order) y concebida en los prestigiosos estudios Hansa de Berlín.
Llegar al quinceavo álbum de estudio lo han logrado con base en una especie de ritual de iniciación constante. “Lo que nos ha mantenido se debe en buena medida al nivel de fascinación cuando descubrimos un elemento nuevo que podemos integrar a nuestra música. Evitamos las dinámicas que traen consigo resultados uniformes, sin cambios que aparezcan como indicadores de cierto grado de evolución. El espacio de ingenuidad en la creación lo considero un ingrediente básico, para salir de una zona que has recorrido previamente y así adentrarte en una desconocida en la que encontrarás obstáculos que permiten seguir creciendo”.