Actor, 36 años, Nueva Jersey, Estados Unidos
Dejar a Jim —de American Pie (1999)— para trabajar con directores como Woody Allen fue increíble. Eso me permitió obtener papeles muy gratificantes y quiero que mi trabajo siga encontrando una evolución natural.
Mi papel como Larry Bloom [en Orange Is the New Black] se presentó en un momento de mi vida adulta y es el más desafiante y complejo que he interpretado. Quizás es uno de los más pequeños pero, paradójicamente, el más demandante. Tal vez se deba a las características del personaje: requiere dar lo máximo en poco tiempo en pantalla.
Durante muchos años interpreté a personajes que no conectaban mucho con mi vida personal. He crecido y cambiado bastante; soy un tipo complicado. Necesitaba papeles que reflejaran eso, y esta es la primera vez que de verdad sucede. Quiero mantener ese camino, así sea en el cine, la tv o el teatro.
Si hay alguien que pueda lidiar con una situación tan compleja como la que aborda la serie —y agregarle buen humor— esa es Jenji Kohan [la escritora y productora]. Es brillante para lograr un equilibrio, como lo demostró en Weeds (2005).
Cuando uno se ríe, se siente más dispuesto a enfrentar el mundo. Esto es algo que la comedia siempre logra. El humor de la serie provoca que sea más fácil que los espectadores se relacionen con ella.
Crecí como católico, pero los personajes que interpreto casi siempre son judíos. He sido muy afortunado y lo he hecho bien. Algunos no sólo son judíos, sino bien judíos. Vaya, hasta interpreté a un judío ortodoxo, Herschel, en la puesta en escena Modern Orthodox [en 2004].
Es probable que sepa más sobre judaísmo que sobre catolicismo, por las películas que he hecho, por mi círculo de amigos en Los Ángeles y porque mi esposa es judía. De pronto me encontré acudiendo a más Bar Mitzvahs que a cualquier tipo de celebraciones católicas.
No puedo imaginar algo más difícil para una relación que una separación, especialmente una como la que enfrenta mi personaje con Piper [Taylor Schilling, quien interpreta a su prometida en Orange Is the New Black], porque además involucra una traición. Es muy complicado, ya que deben lidiar con la sorpresa y con un conflicto que no tenían planeado. Y, cuando no puedes prevenir la manera en la que enfrentarás algo así, tu mundo puede ponerse de cabeza por completo.
Si estuviera en una situación como la de Piper y Larry, y supiera que me queda una noche con mi pareja porque al día siguiente ella tendrá que ir a la cárcel, probablemente me suicidaría [ríe]. No, de hecho, eso diría mi esposa. El mayor de sus miedos es ir a prisión. Siempre dice que preferiría morir. Le he preguntado si lo haría aunque sólo fuera un año. Dice que preferiría morir, y yo le digo que está loca.
Si estuviera en la cárcel, obviamente lo que más extrañaría sería a mi esposa y familia. También extrañaría la comida, así que durante mi última noche libre creo que comería y comería y comería. Y tendría sexo [ríe]. Quizá no en ese orden porque entorpecería todo, pero sí.
Algo que ayuda a mantener vivo mi matrimonio con Jenny [Mollen] es no tomarnos las cosas muy en serio y ser capaces de reírnos de nosotros mismos. Somos los mayores fanáticos el uno del otro. Además, nos encanta ir a terapia de pareja, creemos que es la cosa más increíble del mundo.
Jenny contrató a una prostituta para hacer un ménage à trois en mi cumpleaños. Era algo que ambos queríamos hacer. Teníamos varias razones para ello, pero todo terminó en algo más cómico que sexual. Jenny comía papas fritas mientras me veía, y al final incluyó el acto fallido en su libro I Like You Just the Way I Am [2014].
Tampoco es que seamos swingers o tengamos un matrimonio abierto por haber hecho eso. Fue un momento en nuestra relación y nos reímos cuando lo recordamos.
A diferencia de Larry —y pese al asunto de la prostituta— no le sería infiel a mi esposa. Somos bastante honestos y no soportaríamos una traición. Sin embargo, sé que ninguna relación es toda blanco o negro, y nunca sabes qué puede pasar. Aunque si Jenny estuviera aquí diría que no podría suceder nunca, de ninguna manera, y que de ocurrir, me dejaría.
Creo que Louis C. K. y Amy Schumer son comediantes muy inteligentes y reales. En estos tiempos, los comediantes basan su humor en la realidad y todo el humor de Louis proviene de situaciones que suceden de verdad. Orange Is the New Black es una serie que se siente real porque proviene de un drama cotidiano y así, en consecuencia, surge el humor.
Mientras más sensible es la situación, más público se conecta con la trama, sea la que sea.
Tengo que admitir que cualquier chiste que tenga que ver con flatulencias me hace reír bastante… vaya, ¿a quién no?
Me encanta la comedia del pastelazo, estrafalaria. Me encantan los hermanos Marx y todo el corte de comediantes de la vieja escuela, que son los cimientos del género humorístico.
Fotografía: LatinStock/Corbis