Esto es todo lo que debes saber sobre la escalofriante historia real que rodea a la película El Teléfono Negro.
Una de las películas de terror más esperadas del año finalmente llega a las pantallas. Se trata de El teléfono negro (The Black Phone), el más reciente proyecto del director Scott Derrickson, famoso por haber encabezado títulos como El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose) y Siniestro (Sinister). Hasta el momento, el filme ha sido sumamente aclamado por la crítica, al grado de ser descrito como «emocionalmente cautivador» y «un thriller muy entretenido y apasionante en el que no es tan fácil escapar de los terrores de la vida cotidiana». Justamente, su cercanía con la realidad ha jugado un papel importante en el hype que acompaña su estreno, con muchos preguntándose si El teléfono negro está basada en una historia real.
Antes de que te dejes atrapar con Ethan Hawke en la nueva gema del género de Universal Pictures, te contamos todo lo que debes saber sobre su trama y la escalofriante historia real que rodea a la cinta.
¿De qué trata El teléfono negro?
Colorado, 1978. La tranquilidad de los suburbios ha sido secuestrada después de que cinco jóvenes adolescentes desaparecen sin dejar rastro.
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Finney Shaw (Mason Thames), un chico tímido e inteligente que es famoso por sus habilidades en el beisbol, se convierte en la sexta víctima cuando un misterioso hombre enmascarado (Ethan Hawke) lo engaña para raptarlo.
Tras descubrirse en un sótano remoto, el joven de 13 años pierde toda esperanza de regresar a casa. Sin embargo, las cosas dan un giro de 180º con el hallazgo de un teléfono roto que comienza a sonar. Al contestarlo, Finney escucha las voces de los cinco niños extraviados que, decididos a darle un mejor final del muchacho, le ayudan a intentar escapar con vida. Algo que ninguno de ellos pudo lograr.
¿El teléfono negro está basada en una historia real?
Dados los toques sobrenaturales de la trama es casi imposible que El teléfono negro esté basada en una historia real. Y así es. La película es una adaptación del cuento homónimo escrito por Joe Hill –el hijo de Stephen King– y publicado en 2004 como parte de la antología 20th Century Ghosts.
Sin embargo, en su transición a la pantalla, el relato de terror se enriqueció con una terrible experiencia que vivió el director y coguionista de la cinta. Según contó el propio Hill a Bloody Disgusting, Derrickson tomó inspiración de los terribles crímenes que sacudieron a su localidad, North Denver, cuando era niño: «Hay una historia muy autobiográfica sobre crecer en la violenta década de 1970 en el medio oeste estadounidense. Es una historia que refleja los recuerdos de infancia de Scott y se mueve con una especie de precisión emocional».

En entrevista con The New York Times, el director confesó que el secuestro y asesinato de la madre de uno de sus amigos del barrio marcó el inicio de su adolescencia y le sembró el miedo a vivir un evento como el que retrata en su película. «Su madre había sido secuestrada, violada, asesinada, envuelta en un cable telefónico y arrojada al lago. Entonces, el asesino serial que simplemente podía capturarte de la nada fue un factor real para nosotros en el vecindario. Eso siempre estuvo en el aire», relató.
El secuestro de niños: un terror real
Así como en The Black Phone, el secuestro y asesinato al asar de niños y adolescentes se convirtió en uno de los grandes problemas en la sociedad americana de finales del siglo XX.
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Durante las décadas de los setenta, ochenta y noventa se hizo común escuchar historias de niños que desaparecían para jamás volver a ser vistos o cuyos cuerpos eran encontrados días después con notables signos de violencia física y sexual. El utilizar los cartones de leche como escaparates para mostrar su rostro, nombre e historia fue una acción que con el tiempo se volvió cotidiana.

Quizá uno de los casos más famosos es el de Steven Stayner. El niño de 7 años fue secuestrado por Kenneth Parnell en diciembre de 1974 y estuvo en cautiverio durante 7 años, hasta que su agresor perdió el interés en él y buscó otra víctima: Timothy White, de solo 5 años. Una noche, mientras Parnell trabajaba como guardia de seguridad, Steven tomó a Timothy y escaparon de la casa para dirigirse a la estación de policía. Después de contar su historia, las autoridades de Mendocino, California arrestaron al secuestrador. Aunque su condena fue de solo 5 años, las acciones de Steven evitaron que pudiera seguir cobrando víctimas infantiles en completa impunidad.
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