Con una camisa color violeta, gafas para protegerse del sol, su arracada de diamantes en la oreja izquierda y una expresión en general tranquila, Saúl «El Canelo» Álvarez tomó la palabra y se refirió al combate que tiene el próximo 14 de septiembre contra el mejor boxeador del planeta, el estadounidense Floyd Mayweather Jr.
«Hay mucha gente que no cree que voy a ganar, pero el 14 de septiembre todos se darán cuenta», dijo Álvarez ante miles de aficionados reunidos hace algunas semanas en la entrada del Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México. «Uno de ellos, de los que no cree que voy a ganar, es precisamente José Sulaimán. Pero ese día voy a demostrarles, no sólo a ustedes, sino a todo el mundo, que en el boxeo todos tenemos nuestro tiempo, y éste es el mío».
Los rostros de algunos denotaron sorpresa tras el comentario del campeón mundial de peso superwelter. Sulaimán, el longevo presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), había opinado ante medios de comunicación que su compatriota mexicano aún no estaba listo para un contrincante del calibre de Mayweather.
«No creía que Saúl fuera capaz de ponerme en vergüenza ante el público, siempre le he dado todo mi cariño, todo mi apoyo», le dijo un decepcionado Sulaimán a los reporteros tras el evento del 30 de junio pasado.
Sulaimán tenía razones para estar molesto. Él y el organismo que preside quedaron en ridículo cuando ayudaron a que Álvarez llegara rápidamente y sin muchos méritos a disputar el campeonato mundial en 2011 contra un boxeador que tampoco tenía credenciales suficientes, el británico Matthew Hatton. Después lo dejaron pelear contra los rivales que los manejadores del púgil escogieron, sin ordenarle defender el cetro frente a oponentes mandatorios, es decir, los mejores clasificados por el CMB.
«Me han atacado por lo que he hecho por él y a él lo he considerado como un hijo», añadió Sulaimán, quien luego resumiría el episodio como un acto de inmadurez del Canelo. «Dejarme como un traidor ante los mexicanos fue demasiado».
En el boxeo, el golpe llega por donde menos se espera
El encontronazo con Sulaimán muestra a un Saúl Álvarez confiado y desafiante, que no cree en lealtades perpetuas ni en compromisos eternos, pero también deja ver a un joven que se pone a la defensiva cuando las opiniones no le favorecen. Todo esto en el contexto de una popularidad creciente que ha rebasado las fronteras de su país. El Canelo es tema de conversación a nivel internacional entre los aficionados del deporte, no se diga del boxeo, y específicamente en Estados Unidos tiene una muy buena imagen, casi fuera de serie para tratarse de un boxeador. En ese país se le puede ver en comerciales como los de la marca de ropa deportiva Under Armour, en entrevistas y reportajes de televisión a nivel nacional, y hasta en eventos de celebridades como el «Hot 100» de la revista Maxim.
Si eso pasa ahora, ¿qué ocurrirá si es capaz de ganarle al imbatido Mayweather en la defensa de su título? Esa fue una de las preguntas que le hicieron al Canelo cuando visitó los estudios de espn en Los Ángeles, antes de que iniciara el campamento para el combate.
«Obviamente es (sic) un triunfo de los más grandes de la historia y obviamente la gente que me está respaldando, esa buena vibra que me dan, son los que me hacen levantarme para trabajar más fuerte para ganar esta pelea y obviamente un triunfo grandísimo para México», dijo Álvarez en la entrevista difundida con subtítulos en inglés por SportsCenter, algo inusitado para el noticiario deportivo más visto en Estados Unidos.
Con el nivel de exposición que está logrando, Álvarez tiene mejores oportunidades de cultivar su imagen de joven triunfador: es respetado y elogiado, gana mucho dinero (sus facturas más recientes han sido en millones de dólares y se especula que contra Mayweather se embolsaría un mínimo de 12 millones de dólares) y cuenta con el apoyo de miles y miles de admiradores.
Pero también tiene mayores responsabilidades como figura pública. Saúl podría verse reflejado justamente en su siguiente rival. Mayweather, de 36 años, es considerado uno de los mejores boxeadores de la historia y es el atleta que más dinero gana en el mundo. Sports Illustrated estima que el púgil obtendrá 90 millones de dólares en 2013, es decir, 33 millones más que el segundo lugar LeBron James. Sin embargo, su estilo de vida ha sido criticado durante muchos años, entre otras razones por su actitud arrogante y por episodios de violencia doméstica, como el de septiembre de 2010 en contra de su entonces pareja y madre de tres de sus hijos, por el que fue condenado a pasar dos meses en la cárcel a mediados de 2012.
«Es un gran campeón, joven y fuerte», dijo Mayweather sobre Álvarez en el centro de Los Ángeles, al completar ambos una gira de promoción que pasó por 11 ciudades en nueve días. «Pero nunca ha peleado en un evento de pago por evento, a menos de que se haya presentado en una de mis carteleras. Yo he estado aquí antes, lo he hecho por 17 años», sentenció Mayweather.
Ante la actitud respetuosa de Álvarez durante esa gira, el púgil estadounidense se mostró igualmente cortés. Pero aun el Mayweather más amable puede causar un incendio en cuestión de segundos.
«Soy joven, fuerte y rico», dijo. «Él [Canelo] podrá ser el número uno en su división, pero yo soy el número uno en el boxeo. Ya lo verán este próximo 14 de septiembre».
Camino al estrellato
Saúl Álvarez no es un hombre de palabra fácil y pensamiento cautivante. Él tiene otras armas para desplegar su carisma. Y cuando el gran atleta no habla mucho, la mejor manera de saber más acerca de él es a través de quienes lo conocen.
Miguel Vázquez es otro boxeador tapatío y, al igual que Álvarez, un campeón del mundo, en su caso de peso ligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Se conocieron cuando eran adolescentes y fueron compañeros de habitación en alguna de las Olimpiadas Nacionales de México a las que les tocó asistir en representación de Jalisco.
«Siento que teníamos mucho en común», dice Vázquez, mejor conocido como «El Títere». «Yo desde ese momento sentí que los dos íbamos a ser grandes y reconocidos en el boxeo mexicano».
En 2004, en Sinaloa, Ambos ganaron medalla de plata en sus respectivas divisiones. Al año siguiente, en Chiapas, los dos subieron a lo más alto del podio. Vázquez recuerda lo que destacaba del Canelo. «Llamaba la atención por lo pelirrojo. Te voy a ser sincero: yo lo conocí antes de la primera olimpiada que compartimos y me llamó la atención verlo», dice el peleador radicado en Los Ángeles. «Le ganó a un chavo muy bueno porque era fuerte y más agresivo. Me impresionó. Me dio gusto que le dieron la oportunidad de demostrar».
Álvarez tenía 15 años, dos menos que Miguel, un joven igualmente serio y dedicado. «Me acuerdo que a él no le gustaba la llevadera», dice Vázquez. «Nos echábamos la mano uno a otro cuando nos echaban «carrilla». Yo de él no tengo nada malo que decir, al contrario».
Los caminos del Títere y el Canelo se entrecruzaron otro par de veces. El 20 de enero de 2006, Álvarez, con menos de tres meses como boxeador profesional, se enfrentó a Vázquez, quien debutaba en el deporte de paga. «Le metí las manos esa vez pero no fue suficiente», dice Miguel sobre el pleito en peso superligero a cuatro asaltos, ganado por Álvarez vía decisión dividida.
Dos años y medio después, los ex compañeros de cuarto se volvieron a encontrar en un cuadrilátero. Esta vez, Álvarez ganó con mayor desahogo en un combate a 10 rounds. «Lo sentí más fuerte», dice Vázquez, vencedor de todas y cada una de sus 12 peleas desde aquella contienda de peso welter que tuvo otro ingrediente peculiar.
Aquel 28 de junio de 2008, en Zapopan (Jalisco), Saúl y sus seis hermanos pelearon en la misma cartelera. Rigoberto, Ricardo, Juan Ramón y Saúl ganaron sus compromisos; Gonzalo, Daniel y Víctor perdieron, aunque cabe mencionar que los tres últimos nunca habían boxeado como profesionales.
Los caminos de Vázquez y Álvarez eventualmente se separaron: el primero quedó como un buen peleador, campeón mundial pero eludido por muchos oponentes; el segundo tuvo algo extra que le permitió convertirse en una celebridad, en un millonario.
«Cada peleador tiene diferente suerte», dice Vázquez. «Hay unos que llegan a campeones del mundo y se les dificulta encontrar la opción para pelear, como a mí. Canelo ha tenido suerte en ese sentido. A mí no me promovieron muy bien, y Canelo tuvo el apoyo de Golden Boy Promotions. Fue lo mejor que le pudo haber ocurrido».
Golden Boy Promotions preparaba su acometida para fichar a Saúl Álvarez desde la primavera de 2009. Previo a una pelea de Manny Pacquiao en Las Vegas, Óscar de la Hoya, copromotor de la función, recibió a un grupo de periodistas hispanos en un restaurante del hotel-casino MGM Grand. Tras la cena, el reportero de un diario mexicano usó su radio Nextel para comunicar al Canelo con De la Hoya, quien palabras más, palabras menos, lo felicitó por su triunfo más reciente.
Eran los días de cortejo. La empresa de De la Hoya, decidida a descubrir y promover a una nueva superestrella para consolidarse como una de las dos empresas de su tipo más importantes -la otra es Top Rank-, se había fijado en el Canelo. Y él se dejó querer. La breve conversación a larga distancia entre De la Hoya y Álvarez quedó registrada como el primer acercamiento entre promotora y boxeador. En Golden Boy aseguran que lo tenían en la mira desde mucho antes.
«A mí me dieron un video cuando Saúl tenía 14 o 15 años», dice Eric Gómez, «matchmaker» de Golden Boy Promotions (el «matchmaker» define los duelos en el ring con base en las características de los boxeadores para que las peleas resulten parejas y atractivas). Según Gómez, el manejador y entrenador principal de Álvarez, José «Chepo» Reynoso, le entregó un video del púgil y le dijo: «Mira, éste es el próximo». Reynoso le habría comentado a Gómez que cuando el Canelo cumpliera 18 años se lo llevarían a Estados Unidos para que Golden Boy lo promoviera.
Gómez recuerda: «Es la primera vez que lo vi en un video y parece que estaba guanteando con Javier Jáuregui, un [ex] campeón mundial, y le estaba dando buen sparring. Es lo que yo noté. Yo dije, «tan grandote y apenas 14″, y se miraba algo especial».
Su gran físico, el cabello rojo y las pecas en un rostro limpio de facciones más bien finas hicieron que Álvarez llamara la atención desde sus inicios, pero nada de eso hubiera perdurado si no hubiera progresado como púgil. El Canelo ha sido siempre un peleador fuerte. Lo suyo es el poder de puños sobre un boxeo en general básico aunque bien estructurado. Desde el año pasado ha mostrado mejoras en la rapidez de manos y en los movimientos de cintura para evitar los golpes.
Álvarez también tiene la virtud de mantener la cabeza fría en el ring y rara vez se lanza al ataque de manera desorganizada. En este deporte no se puede triunfar sin buena quijada y Saúl la tiene: recibe golpes, pero hasta el momento jamás ha visitado la lona. El campeón superwelter está muy lejos de la depurada técnica de históricos del boxeo mexicano como Julio César Chávez, Erik Morales, Ricardo López y Juan Manuel Márquez, aunque es justo decir que México nunca tuvo a un peleador tan bueno en una división tan alta (154 libras). Y claro, es muy joven y tiene mucho margen para seguir evolucionando.
La actuación de los promotores suele generar críticas. Golden Boy Promotions, fundada por De la Hoya en 2002 con el objetivo de impulsar condiciones más justas para los peleadores, sobre todo los hispanos, ha llegado a ser un protagonista importante del boxeo gracias a su estilo agresivo de hacer negocios, pero también por lo que muchos púgiles han llamado un trato serio y humano para ellos.
Golden Boy comenzó a promover a Álvarez en 2010, cuando lo incluyó en una función encabezada por Mayweather en Las Vegas. Fue el debut del Canelo en la capital mundial del juego y ganó por nocaut técnico a José Miguel Cotto, hermano del múltiple campeón puertorriqueño Miguel Ángel Cotto. El problema fue que, al parecer, Álvarez tenía contrato con otro promotor.
En enero de 2011, poco antes de que Álvarez disputara su primer título mundial, surgió una demanda de All Star Boxing, empresa con sede en Miami que promovió nueve peleas suyas entre octubre de 2008 y diciembre de 2009. La demanda, presentada en una corte del condado de Miami-Dade, fue en contra de Álvarez por incumplimiento de contrato y enriquecimiento injusto, y en contra de Golden Boy por interferencia.
«Cuando mi compañía, All Star Boxing, lo firmó muy pocos sabían quién era el Canelo, y nosotros lo hicimos figura en México primero y teníamos el objetivo de convertirlo en estrella en Estados Unidos», le dijo el empresario de boxeo Félix Zabala Jr. al diario El Nuevo Herald, de Miami. «Golden Boy ha actuado de mala fe al tratar de echarnos a un lado. Sólo estamos pidiendo de manera legal que todo ese esfuerzo se reconozca. No temo a lo que pueda suceder».
All Star Boxing, que alega haber fichado a Álvarez en 2008 por cuatro años con opción a extender el convenio si en ese período ganaba un título del mundo, sigue esperando una resolución a su caso.
Puede existir controversia sobre la forma en la que Golden Boy logró hacerse de un imán de taquilla como Álvarez, pero lo que no se puede discutir es que esa relación ayudó a disparar el perfil del peleador tapatío, sobre todo en Estados Unidos, el país que todo púgil debe conquistar para ser considerado un verdadero campeón mundial.
Con lo anterior en mente, De la Hoya y su equipo se han esmerado en vender bien la imagen del Canelo, como en diciembre de 2010 cuando el «Golden Boy» sentó a Álvarez en una mesa redonda con algunos de los periodistas estadounidenses de boxeo más influyentes. El encuentro buscaba que la prensa en inglés conociera al Canelo y empezara a contar su historia. De la Hoya no tenía duda de que con triunfos en el cuadrilátero y buenas estrategias de mercadeo, Saúl podría llegar a superar en popularidad al legendario ídolo Julio César Chávez.
Las dudas
Para quienes lo han tratado de cerca, Saúl Álvarez es un tipo maduro a sus 23 años recién cumplidos. En términos generales ha demostrado que sabe desenvolverse en la escena pública, lo que también es parte de su éxito.
«Desde que lo conocí me pareció que era un muchacho muy respetuoso y disciplinado, con la mente muy centrada en lo que quiere», dice Leopoldo González, un experimentado periodista de boxeo en la capital mexicana que luego se unió a Canelo Promotions, la empresa fundada por el equipo de trabajo del peleador que promueve conjuntamente las funciones del pelirrojo.
En opinión de González, tener cerca a «Chepo» Reynoso y a su hijo Eddy, también entrenador de Saúl, le ha servido al Canelo para mantener los pies en la tierra: «Ellos son personas sencillas. No han permitido que se metan otros. Si durante 30 o 40 peleas les ha ido bien manejándose así, ¿por qué van a cambiar?». Álvarez y los Reynoso, que antes trabajaron con otros campeones del mundo como Óscar «Chololo» Larios y Javier «Chatito» Jáuregui, son muy unidos, como una familia.
González agrega que antes de que Televisa empezara a transmitir los combates de Álvarez y se acrecentara el aparato publicitario en torno suyo, el púgil tapatío ya aparecía en transmisiones de Telemundo para el mercado estadounidense. «Él ya era conocido en la televisión de Estados Unidos en funciones efectuadas en los salones [de eventos] de Humberto «La Chiquita» González», recuerda.
«Rafael Mendoza [su entonces manejador] tocó a las puertas de Televisa y presentó al muchacho. «Canelo no es un producto de Televisa. Me atrevo a decir que Televisa ni siquiera sabía de la existencia del Canelo«, dijo.
La primera pelea de Álvarez transmitida en México por Televisa fue la del 17 de enero de 2009 en la Ciudad de México, con nocaut en el primer round sobre Antonio «Mazatleco» Fitch. Esa noche en el barrio de Polanco, en su presentación en la capital, el Canelo empezó a generar grandes expectativas.
«[Fitch] Suponía un reto importante y lo venció con suma facilidad», dice Salvador Rodríguez, entonces reportero de boxeo del diario deportivo Récord. «Pero creo que donde dio muestras de lo que puede llegar a ser fue contra el dominicano Euri González [al mes siguiente]. Le quitó lo invicto en una de las mejores peleas que ha hecho».
Rodríguez, quien ahora trabaja en ESPN y convive con púgiles a diario, considera que Álvarez es sobrio: «Nunca trata de hablar de más y eso le ha dado dividendos, no es que esté hable y hable». Por esta virtud es que fue tan particular el «gancho al hígado» del 30 de junio contra Sulaimán frente a cámaras y micrófonos.
A pesar de que Álvarez ha sido mesurado, en general, se ha visto involucrado en escándalos. Sin embargo, ninguno más serio que el del 25 de octubre de 2011. Ese día, el también boxeador Ulises «Archi» Solís lo demandó ante el ministerio público de Jalisco por haberle propinado una golpiza que le ocasionó doble fractura de mandíbula y conmoción cerebral, mientras Ambos se ejercitaban en la Barranca de Oblatos, cerca de Guadalajara.
Como resultado de la querella, la Fiscalía General de Jalisco solicitó el pasado 16 de abril orden de aprehensión en contra del «Canelo» por el delito de lesiones, lo mismo que en contra de su hermano Juan Ramón por falsedad de declaraciones. Y es que en su declaración original, Saúl negó haber participado en los hechos y dijo que fue su hermano quien golpeó al Archi.
En una entrevista con el diario El Universal poco después del pleito, Solís dijo que Álvarez lo atacó y le reclamó el haberse involucrado con la madre de su hija Emily Cinnamon, sobre quien el Canelo ha sido muy hermético.
En el medio del boxeo hay pocas dudas de que fue el Canelo quien lastimó a Solís. En febrero de 2012, cuando Juan Ramón Álvarez se presentó a declarar en el ministerio público, decidió que no lo haría al percatarse de la presencia del Archi. Luego, en su declaración ministerial, detalló que golpeó a Solís porque éste se le fue encima tras haberlos ofendido. Cabe mencionar que Solís era entonces un boxeador de peso minimosca (el límite para pelear en esta división es de 108 libras), mientras que Saúl ya estaba en la división superwelter (154 libras) y su hermano, en la welter (147 libras).
La declaración de Juan Ramón, publicada en el sitio web de la revista Proceso el 6 de abril de 2012, relata que Solís dijo: «ese canelito es producto de la publicidad y vale pura mad…, a lo que yo le contesto: «¿qué, estás ardido porque mi hermano te superó?», y en eso se me dejó venir a golpes esquivando yo el primero y conectándome uno en las costillas y yo lo golpeé en la quijada con el fin de detener su agresión, lo que así sucedió…»
La demanda de Solís no prosperó. Un juez negó las órdenes de aprehensión, curiosamente un día después de que el Canelo se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto con motivo de su más reciente victoria en el cuadrilátero, el pasado 20 de abril sobre Austin Trout, en San Antonio, Texas.
«Se miraba venir… Casualmente el día de ayer lo recibe el presidente de la república y hoy niegan la orden de aprehensión que coinsidencia (sic) no?», escribió Solís en su cuenta de Twitter.
El Archi, que perdió su título mundial minimosca a raíz de la inactividad presuntamente causada por la golpiza, presentó en días recientes otra demanda en contra del Canelo por el mismo asunto, pero ahora en una corte de Los Ángeles, con el argumento de que Álvarez cuenta con un domicilio y permiso de trabajo en esa ciudad.
El oscuro pasaje del encuentro en la Barranca de Oblatos deja ver que el Canelo debe, como mínimo, ser más cuidadoso. «Creo que en este momento es cuando Saúl está más en el ojo del huracán», dice el periodista Salvador Rodríguez. «Tiene que manejarse con bastante mesura. Si fue o no fue, tiene que cuidarse y no cometer los mismos errores».
Hombre pasional
Saúl es un boxeador y los boxeadores, por lo general, tienen episodios poco ejemplares. No es difícil de entender que un hombre joven como él, que se dedica al boxeo y que abandonó la escuela en segundo grado de secundaria, tenga momentos de furia y explosión como ese.
Entre 2009 y principios de 2012, Álvarez sostuvo una relación amorosa intermitente con la modelo y reportera deportiva Marisol González. Durante el tiempo que se les vio juntos, el boxeador lució enamorado. De acuerdo con revistas de la farándula, Saúl no la trataba bien y por ello, tras varios intentos, la ex concursante de belleza finalizó el noviazgo de manera definitiva en abril de 2012.
«Sé que la relación con Marisol era muy profunda, pero la gente que rodea a Saúl sí notó que cuando anduvo con ella como que Saúl cambió», dijo una persona del medio del boxeo que prefirió no ser identificada porque no le gusta hablar públicamente sobre temas sentimentales. «Como que se mareó un poco y con el rompimiento volvió a ser el mismo joven sencillo».
Su entrenador Eddy Reynoso admitió, durante uno de los rompimientos de Álvarez y González, que el boxeador estaba más concentrado desde que la relación había terminado. Reynoso lo dijo a pregunta expresa del autor del presente artículo. Cuando la información fue posteada en Twitter en agosto de 2011, el Canelo respondió, explosivo: «No mientas no dije nada de eso!!». Una vez que le fue aclarado que quien había dicho eso era su propio entrenador, Álvarez bajó la guardia y envió saludos con disculpa implícita.
Es posible que Álvarez deba aprender mejor la responsabilidad que tiene al ser una figura pública de tal dimensión. No lo ha hecho del todo mal, pero tampoco ha salido limpio.
Aprender es algo que Saúl no ha dejado de hacer como púgil. Esa es la cualidad que más ha impresionado a mucha gente, como Miguel Ángel Cebreros, experto en boxeo y comentarista de radio con sede en Los Ángeles, California. «En sus inicios, cuando estaba en esa guerra de palabras con Julio César Chávez Jr., yo decía que Julio le ganaba [en el ring], pero ahora hay una enorme diferencia entre ellos», asegura Cebreros.
El analista mexicano cree, al igual que Sulaimán y muchas otras personas, que el Canelo no podrá vencer a Mayweather en este momento y que una de las razones por las que el estadounidense aceptó el combate es porque conforme pase más tiempo, la diferencia de años le daría a Álvarez mejores oportunidades de derrotarlo.
A propósito del rompimiento de Álvarez con Sulaimán, Cebreros recuerda la ocasión en la que el presidente del CMB apareció en Los Ángeles para un encuentro de prensa organizado por De la Hoya, a pesar de que el promotor y el dirigente estaban peleados. El analista explica lo conveniente que era para ambos hacer las paces y colaborar para que el nuevo fenómeno del boxeo mexicano pudiera disputar el campeonato mundial y validar ante el público su enorme potencial. «Para lanzar a un boxeador al estrellato tiene que ser mediante un campeonato, y ya después ni los ocupan, ya les valen los títulos», dice Cebreros.
El hecho es que el CMB le puso al Canelo un título mundial en bandeja. El organismo había despojado unas semanas antes a Manny Pacquiao del cinturón superwelter con mucha prisa, la prisa de un mercader, para ofrecerlo al vencedor del combate del 5 de marzo en Anaheim. Peor aún, eso fue cuando Álvarez no pudo dar el peso máximo convenido de 150 libras (el límite de la división es de 154) un día antes de la función, al pasarse por 1.4 libras. A pesar de ello, hubo pelea y campeonato en disputa.
Saúl obtuvo ese título tras vencer por decisión unánime, pero no era visto como campeón legítimo. En el boxeo, lo más importante es ganar ante peleadores de alto nivel en funciones que sean relevantes para el público. Esto es algo que Álvarez fue haciendo poco a poco.
Ganó su pelea 38 al noquear en seis episodios a un tipo con mucho corazón como el tapatío Alfonso Gómez. No tuvo problemas para deshacerse de un veterano como el ex campeón mundial puertorriqueño Kermit Cintrón. El futuro miembro del Salón de la Fama, Shane Mosley, no fue rival para el Canelo, quien lo venció por amplia decisión. Y contra Josesito López, un buen boxeador aunque de menor tamaño, Álvarez se lució el 15 de septiembre de 2012, no sólo por el contundente nocaut en cinco asaltos, sino porque como cabeza de cartelera llenó el MGM Grand de Las Vegas, sin importar que de forma simultánea se estuviera realizando el esperado combate entre Chávez Jr. y el argentino Sergio «Maravilla» Martínez en una arena localizada a tres kilómetros de distancia.
Finalmente, en su última presentación, Saúl se midió al mejor boxeador que ha enfrentado en su carrera, el invicto Austin Trout, un zurdo de estilo incómodo que venía de derrotar a Miguel Ángel Cotto. Álvarez dominó las acciones ante unos 40 mil espectadores en el Alamodome de San Antonio y obtuvo la victoria por decisión. Llegó a 42 triunfos sin derrota (un empate) y unificó campeonatos, tras arrebatarle a Trout el cetro superwelter versión Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
En resumen, Álvarez le fue dando lustre a un campeonato que de entrada era ilegítimo. Y así, con esas credenciales y su poderosa conexión con el público, consiguió que Mayweather aceptara su reto.
En los anales del ilustre y legendario boxeo mexicano -el país con más campeones mundiales en la historia después de Estados Unidos-, hubo un Julio César Chávez que movió a las masas de manera incomparable. Hubo un Rubén «Púas» Olivares que tenía una pegada asombrosa y un Ricardo «Finito» López que fue un campeón del mundo invicto. Y hubo, también, un Jorge «Travieso» Arce valiente como ninguno y un Juan Manuel Márquez -todavía en activo- inteligente y siempre en ascenso, sin importar su edad.
Saúl Álvarez parece tener un poco de todo lo anterior. Además, se distingue por ser bien parecido, mediático, y claro, por su cabello rojo que les hace creer a algunos europeos y estadounidenses que en su árbol genealógico hay alguna rama proveniente de Irlanda.
«¿Cuándo es la última vez que has visto un peleador de pelo rojo que ha ganado el campeonato mundial o que sea una gran estrella [y] que hable español?», pregunta Gómez, el «matchmaker» de Golden Boy Promotions. «Es algo único, es algo diferente. Yo vi eso y dije, ¡wow! ¡¿Y es de Guadalajara?! ¡¿Es mexicano?!«.
No es que el Canelo sea una especie de salvador del boxeo mexicano, pero si el 14 de septiembre, frente al boxeador invencible y ante una posible audiencia récord para una pelea en el formato de pago por evento, consigue ganar, estamparía de manera prematura su nombre como histórico del pugilismo nacional.
«Soy un peleador diferente a todos», dijo Álvarez en la entrevista de espn subtitulada en inglés. «Por eso sé que voy a ganar. Estoy con la mentalidad ganadora y obviamente no va a ser fácil, pero ganaremos ese día».
Eso está por verse, aunque el momento de la verdad se acerca.