En los últimos años, el nombre de Colin Firth ha sonado repetidamente en el debate de quién sería el próximo James Bond, el espía más famoso del mundo. Cameron Diaz dijo que sería perfecto para el papel. En Facebook, un grupo de fans pedía que fuera el reemplazo de Daniel Craig como el agente 007 y en decenas de entrevistas todos le preguntan si algún día se le podrá llamar Bond, James Bond. Pero el protagonista de The King’s Speech (2010) se cansó de esperar a que un día le ofrecieran el rol y decidió convertirse en Harry Hart, un agente secreto veterano que instruye a un joven en el mundo del espionaje.
Eso ocurre en Kingsman: The Secret Service, una película que dirige Matthew Vaughn y que está inspirada en el cómic del mismo nombre realizado por Mark Millar y Dave Gibbons. En ella Firth interpreta a un espía internacional que decide entrenar a su sobrino Gary Unwin, alias “Eggsy” (Taron Egerton), para convertirlo en un superagente secreto. El joven tiene que pasar por duras pruebas —como tirarse desde un avión sin paracaídas o desatarse de las vías de un tren— para demostrar que tiene el potencial para ser parte de la organización Kingsman y así enfrentarse al villano Richmond Valentine (Samuel L. Jackson), un lunático obsesionado con la biotecnología que pretende dominarnos a todos.
Firth ha actuado en todo tipo de películas, sobre todo románticas, y son pocos quienes podrían imaginarlo iniciando una pelea en un bar o como un superhéroe que salva a la humanidad. En este filme se estrena como un hombre de acción, pero sin perder su postura clásica y discreta. El inglés, que en la realidad se parece al personaje que interpretó en Bridget Jones’ Diary, es un tipo serio y elegante con un sentido del humor sarcástico. Nos encontramos con él en la habitación de un hotel en el centro de Londres, donde hablamos de lo poco que hasta ese momento se sabía del filme —fue meses antes del lanzamiento de la película, que se estrena este mes— y también del personaje que no es: el 007.
ESQUIRE: ¿Qué pasa con Bond?
COLIN FIRTH: No ha habido el más mínimo interés.
ESQ: ¿De tu parte?
CF: No, de mi parte ha habido, pero de nadie más.
ESQ: ¿No has pensado en ofrecerte para el papel?
CF: No [ríe].
ESQ: ¿Lo considerarías?
CF: Cuando un actor es Bond se supone que debe serlo por un buen número de años. Si dijera que sí ahora, la película se filmaría el próximo año y saldría el año siguiente, probablemente ya seré bastante mayor para el papel en ese entonces.
Asi que más allá de los rumores, nunca nadie le ha planteado seriamente convertirse en el espía más famoso del mundo. En cambio se le presentó la oportunidad de demostrar que además de interpretar con éxito a un rey tartamudo —el papel que le mereció el Óscar—, a un ilusionista —en la última película de Woody Allen— y a un estafador —en Gambit—, es capaz de ser un héroe de acción sin ensuciarse, sin necesidad de perder el estilo y con un impecable traje antibalas diseñado por Tom Ford. Es justo por su personalidad formal y solemne que el también director de X-Men: First Class y Kick-Ass, lo eligió para protagonizar este filme en el que también participan Michael Caine y Mark Hamill. “Eres la última persona en la Tierra que alguien imaginaría pateando traseros, por lo tanto será una gran sorpresa”, le dijo Matthew Vaughn al momento de elegirlo como protagonista. Firth, sin siquiera haber leído el guión, le dijo sí de inmediato.
a película gira en torno a Eggsy, un chico vagabundo con alto coeficiente intelectual y gran desempeño en el ejército, aunque con un historial de drogas y crímenes menores. Lo adopta una organización de espías supersecreta llamada Kingsman, que opera con el mayor nivel de discreción. Al enterarse de que tiene problemas con la ley, Harry Hart decide hacerse cargo de él pues se siente en deuda con el padre del chico, quien le salvó la vida años atrás en un atentado terrorista.
Como si fuera la misma agencia, el guión del filme se manejó con absoluta secrecía. Ni siquiera los propios protagonistas estaban al tanto de qué escena sería la siguiente que grabarían. Durante meses sólo se mostró el tráiler de una escena corta en un pub inglés donde el espía pelea con un grupo de maleantes que se acercan a Eggsy a cobrarle dinero mientras beben tranquilamente un par de pintas. La escena es así:
—Chicos, hoy he tenido un día muy difícil. Así que no sé cuál sea su problema, y estoy seguro de que tienen razón, pero agradecería que nos dejaran en paz —dice Firth, que lleva unas gafas de pasta rectangulares y viste un traje gris antibalas y una corbata azul a rayas, ambos diseñados por Tom Ford.
—Hazte a un lado abuelo o saldrás lastimado —contesta el líder del grupo.
—Los modales hacen a un hombre. ¿Saben lo que significa eso? Déjenme darles una lección —rebate el agente, quien se apoya en su paraguas cuando se levanta de su asiento para cerrar las puertas del bar y lanza un tarro de cerveza a la frente de uno de los bravucones—. ¿Nos quedaremos parados todo el día o vamos a pelear?
Eggsy observa sorprendido cómo les da una paliza a los cinco hombres que se le enfrentaron. Es la primera vez que vemos que Colin Firth puede dar un puñetazo.
Las comparaciones entre este personaje y Bond han sido inevitables en los últimos meses, pero según el inglés no fue por su parecido que decidió interpretar al agente secreto, sino por la oportunidad para trabajar con el director Matthew Vaughn y, a la vez, desarrollar una faceta nueva como actor.
ESQ: ¿Cuándo Matthew Vaughn te ofreció el papel pensaste que al fin podías interpretar a un agente secreto?
CF: No, no lo pensé en esos términos. Matthew es único y sus instintos son muy interesantes. Nunca ha hecho una película que no sea interesante. No creo que haya nadie como él. Siempre utiliza una historia familiar y la transforma en algo completamente suyo. Y yo soy una de esas cosas familiares: me han visto como un caballero, vestido con un traje, pero no me han visto actuar como en esta película. Es como con Robert De Niro: lo hemos visto violento e imponente y luego con medias de mujer. Matthew utiliza todas estas referencias de superhéroes, gangsters y espías pero las procesa de manera completamente suya y única.
ESQ: ¿Harry es un mujeriego como Bond?
CF: No sabemos nada de Harry en ese sentido. Y es algo que encuentro fascinante de este personaje, que no hay ninguna referencia a su vida romántica y vemos sólo su capacidad profesional. Su única faceta emocional es su rol como padre al cuidar de su sobrino, cuyo padre murió en un accidente. Me parece interesante que no hay ninguna referencia sexual de este personaje, ni siquiera sabemos si es heterosexual.
ESQ: Has hecho todo tipo de películas, ¿qué sigue ahora?
CF: No lo sé.
ESQ: ¿Más acción?
CF: Sí, pero no porque quiera más acción en mi carrera, sino porque disfruto mucho de la acción. Nunca había utilizado mi cuerpo tanto para una película.
ESQ: ¿Qué opinas de que Harry Hart sea parte de un grupo secreto muy bien entrenado que también puede ser utilizado como un arma?
CF: Su poder es que opera en secreto, es un grupo vigilante que supuestamente salva al mundo, pero no sé qué tan cómodo me sentiría de que estos chicos existieran en la vida real.
ESQ: ¿En qué no concuerdas con ellos?
CF: Prácticamente en nada, pero no tiene sentido deconstruir este mundo de fantasía y compararlo con la vida real. Cuando la gente intenta hacer eso con Bond y lo pone en un contexto del mundo real, consideran que es un psicópata, pero es un héroe.
ESQ: ¿Qué tanto aprendiste a pelear? ¿Deberíamos tener cuidado si te encontramos en un callejón oscuro de noche?
CF: Casi todo es coreografía. Deberían tener cuidado porque podría bailarlos hasta la muerte (risas).
Mientras Colin Firth tuvo que alejarse de lo que estaba acostumbrado para interpretar a un agente secreto y convertirse en un hombre que patea ágilmente y lucha contra los villanos, su rival en Kingsman: Secret Service, Samuel L. Jackson, hizo lo que sabe hacer mejor: ser el malo de la historia. Su único cambio fue dejar de fumar para este papel.
Jackson interpreta a Valentine, un genio de la tecnología que considera que la humanidad es un virus y él es la cura. También intenta dominar el mundo mediante sus herramientas tecnológicas. El antagonista de Jackie Brown —cuyo papel favorito como villano ha sido precisamente el de Ordell Robbie— considera que todos los villanos deben tener algo “colorido e interesante que atrape a la audiencia”. Al ver películas de acción, el malo siempre debe tener algo único que lo haga ser odiado y, a la vez, admirado. Dice que eso tiene Valentine.
ESQUIRE: ¿Qué opinas de que la tecnología sea un nuevo superpoder? [le preguntamos minutos después de la entrevista con Firth].
SAMUEL L. JACKSON: Nunca lo he pensado. Matthew creó a este personaje, un gran tech tycoon que cree tener la solución para los problemas del mundo. Creo que todos piensan que así funciona, por eso hablamos de energía, medio ambiente, pesticidas, cosas que pueden salvar a la humanidad. Sólo que Valentine tiene una idea extrema sobre cómo preservar la vida y mejorar las cosas, y además tiene el dinero para hacerlo.
ESQ: ¿Tú tienes una solución?
SLJ: Las mismas que todos: usar menos petróleo y aprovechar el viento y el sol, ser amigable con las plantas. Crecí en una granja y comía todo lo que cosechaban ahí, toda la comida tenía un bicho, ahora ya ningún alimento es del todo natural.
ESQ: En el tráiler no te vemos mucho.
SLJ: Mejor. El director quiere que sea una sorpresa porque el personaje tiene un problema del habla. Hay algo con la gente que tiene defectos que la hace interesante. Yo era tartamudo cuando era niño. La gente piensa que eres menos inteligente sólo porque no hablas como ellos o tan bien como ellos. Valentine utiliza su tartamudeo para medir a la gente, para ver cómo le hablan y cómo lo tratan. Lo utiliza como una herramienta.
ESQ: ¿Aprendiste algo para esta película?
SLJ: Cómo cambian los patrones del habla. El reto como actor fue concentrarme en eso.
ESQ: Siempre eres villano…
SLJ: Sí. Y siempre los malos deben tener una oportunidad para explicar quiénes son, por qué hacen lo que hacen. Te da una perspectiva diferente a la del héroe. Los malos van arriba y abajo. No tienen que ser del todo malos o tontos o locos, pero tienen que ser interesantes y por eso siempre trato de encontrar algo que interese al público y los haga desear ser ese tipo.
Fotografías: cortesía
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