¿Te has dado cuenta que hay personas que nos pueden parecen desagradables por sus comentarios o forma de expresarse? Están los que siempre quieren ganar, los que siempre son víctimas, los que te cuentan de sus tranzas, los que te cuentan siempre sus problemas, los que son hostiles, los que casi no hablan, los que siempre te cuentan sus mejores anécdotas una y otra vez sin motivo aparente, los que siempre quieren ser el centro de atención, los que se nota que te mienten, etcétera, y raramente podemos encontrar a una persona que se comunique correctamente.
Con correctamente me refiero a una persona que está consciente de que una conversación es de dos, y que de igual forma deben participar, esto en la más general de las conversaciones, a veces necesitamos hablar más o escuchar más, sin embargo siempre debemos tener presente si lo que estamos diciendo es de interés para la otra persona según la relación que tengamos con ella. Hay aspectos a la hora de comunicarnos que debemos tener en cuenta para ser como dicen los comunicólogos “buenos comunicadores” y esto incluye Los 4 códigos de comunicación verbal y corporal además de estas características que Lillian Glass experta en comunicación resalta:
Un buen comunicador:
Es honesto.
Sabe lo que quiere decir.
Sabe cómo decirlo.
No acostumbra “meter la pata”.
Es conciso.
No necesita tener el protagonismo de la conversación porque no necesita atención superficial.
Tiene alta autoestima y sabe respetar a los demás, por eso escucha con atención.
Son personas que hacen lo que dicen, no se manejan con dobles intenciones ni tienen nada que esconder.
Las puedes percibir agradables, sinceras y auténticas porque lo son.
Su lenguaje corporal es coherente con su discurso vocal.
Su cuerpo está relajado.
Muestran interés por lo que dice la persona con la que están.
Ven frecuentemente a los ojos (sin parecer locos).
Hacen signos de aprobación como mover su cabeza afirmativamente (o según sea la intención de lo que escucha).
La comunicación no asertiva es la incapacidad de poder comunicar con éxito lo que queremos a las personas; ya de por sí existe cierta “distorsión” en cómo una persona recibe el mensaje que emitimos por su capital cultural –su forma de entender al mundo por todo lo que ha vivido y dónde lo ha vivido- como para todavía mandar el mensaje equivocado con nuestro discurso corporal y vocal.
Lamentablemente esto ocurre cotidianamente, muchos problemas en relaciones de pareja, de familia, de amistad o de trabajo, están relacionados con la incapacidad de escuchar lo que el otro realmente tiene qué decir y cómo se siente al respecto, no se trata de adivinar, sino de prestar atención a las personas y a nuestro entorno.
Ser buenos comunicadores nos abre las puertas con las personas, no importa de qué círculo, una persona atenta, interesante y auténtica es bien recibida en todos lados porque hace sentir bien a las personas, ahí reside la importancia de saberse comunicar asertivamente.
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