Las jóvenes figuras que prometen darle vida a la Selección de México bajo la lupa de nuestro experto.
Por José del Bosque
Pese a ser un país con una tradición “futbolera” arraigada y el décimo más poblado del planeta, México está muy lejos de ganar un Mundial. Superficialmente cuesta asimilarlo, pero la idea cobra sentido entendiendo que en el fútbol se reflejan muchos de los estigmas sociales y culturales que atormentan a un país. Hablando específicamente del fútbol, lo que le falta a México, antes que cualquier otra cosa, es preparación. Y, ¡por favor!, no olvidemos que trabajar mucho no representa trabajo eficiente. Podemos aseverar, sin temor, que México cuenta con una de las mejores Ligas del continente americano, a nivel comercial y deportivo, pero para mirar a los ojos a las potencias mundiales como Alemania, España o Francia, por citar algunos ejemplos, debe solucionar problemas estructurales.
En primer lugar, hablamos de un fútbol que importa mucho y exporta poco. Contratar futbolistas de cierto nivel procedentes de Sudamérica o cualquier otro lado eleva el nivel de la Liga MX, pero el exceso de extranjeros genera que muchos de ellos pasen sin pena ni gloria y tapen la posibilidad de que jóvenes nacionales den el salto a la Primera División. Mientras en la élite del fútbol se preocupan más por el desarrollo del talento emergente, en México muchas ocasiones se antepone el negocio. Para hacerlo más didáctico, piensen en un embudo: el exceso de jugadores extranjeros que no marcan diferencias y la falta de exportación del talento nacional (porque la mayoría de los equipos mexicanos piden cantidades exageradas y los clubes europeos prefieren ir a “pes- car” a Uruguay, Chile, Colombia, etcétera) bloquean oportunidades para jóvenes prospectos. Y no es que no se trabaje en las categorías inferiores, el problema está en el modelo detrás de todo.
También hay que señalar que por más jugadores que debuten, nunca terminarán de desarrollarse si su proceso formativo no es el adecuado. Y en México la gran mayo- ría de los jugadores profesionales tienen problemas técnicos-tácticos notorios. ¿A qué voy con todo esto? La fórmula está probada: mejores entrenadores y formadores, mejores jugadores. Se necesitan guías capacitados para potenciar las virtudes de los chicos. El futbolista que aspira a jugar en el máximo nivel de exigencia no solamente debe tener cualidades atléticas y habilidad, además, debe poseer lectura de juego. Los grandes deportistas no juegan por inercia, están pensando durante todo el partido. Y aunque algunos tengan virtudes innatas, se hacen mejores con el trabajo que estimula la interpretación de juego. Como Messi, que al evolucionar con el paso de los años, se le nota el trabajo formativo: pasó de ser el mejor regateador del mundo a uno de los mejores pasadores.
Un ejemplo claro de los problemas que menciono se nota en la cantidad de jugadores que debutan cada torneo, y a qué edad lo hacen. Si a un chico en México se le da oportunidad a los veinte años, automáticamente ya perdió cuatro torneos de rodaje en Primera División, y luego, si tiene éxito, buscarán llevarlo a Europa a los veintidós años, para competir con chicos locales de dieciocho. La muestra la ponen en Sudamérica: frecuentemente venden a jóvenes a un precio accesible y se guardan un porcentaje de la transferencia futura. Hay que tener más visión que ambición. Si la Liga MX tiene un buen nivel, hay que copiar modelos de trabajo y formatos de otras partes del mundo para hacerla aún más competitiva, tanto en el desarrollo de jugadores como en crear los escenarios para que de Europa la volteen a ver recurrentemente.
Hablando del futuro de la Selección de México, hay que entender que ya se nos hizo tarde para Qatar 2022, y seguramente para 2026. Entendamos que el mentado quinto partido no es siempre sinónimo de evolución, si no miremos lo que le sucedió a Estados Unidos tras 2002 y a Costa Rica posteriormente a 2014. El Mundial dura un mes y hay muchos factores que te pueden hacer llegar a cuartos de final o incluso a una mayor instancia. La Copa del Mundo es una buena referencia, pero no es el parámetro para medir una evolución. Entonces, ¿cómo podemos crecer? Con más jugadores en Europa y, sobre todo, mejores entrenadores, desde los que están con los niños de siete años hasta los que dirigen al primer equipo. Tener más jugadores en Europa debe ser el resultado de un proyecto uniforme en el que la Liga MX y la Federación Mexicana de Fútbol naveguen hacia el mismo puerto. ¿Y si existieran becas para que jóvenes entrenadores pudieran ir dos años a capacitarse a las mejores Ligas del mundo? Estoy pensando en voz alta, pero tengo muy claro que la solución está en tener más gente preparada para que detecte y estimule al talento joven, además de adquirir nuevas metodologías, de esas de las que muchos periodistas se burlaron cuando las explicó en su momento el estratega colombiano Juan Carlos Osorio.
A continuación les dejo un breve análisis sobre los tres jugadores que, desde mi punto de vista, deben ser parte elemental del recambio generacional en la Selección Mexicana, considerando que la base de los jugadores que participaron en la pasada Copa del Mundo en Rusia deberían ser los que comiencen el proyecto de la Selección de México cara a Qatar 2022. Es imposible pensar en que habrá estabilidad en los años futuros sin la presencia de Javier Hernández, Andrés Guardado, Héctor Herrera, Héctor Moreno e, incluso, Carlos Vela. Son futbolistas que han estado acostumbrados a competir en la élite y eso da un valor clave.

ROBERTO ALVARADO – 7 DE SEPTIEMBRE DE 1998
Potenciado por el sistema vertical de Pedro Caixinha en Cruz Azul, ya sea jugando de mediapunta o partiendo desde la banda, el “Piojo” Alvarado, apodado así por su admiración hacia el argentino Claudio López, es un mediocampista ofensivo zurdo ideal para darle creatividad a los ataques de un equipo que prioriza el vértigo, ya que en este contexto puede explotar su velocidad en conducción, habilidad en carrera y visión de campo para dar el último toque.
No hablamos de un enganche puro al estilo sudamericano ni un extremo de desborde, se trata de un enlace moderno al que le gusta moverse con libertad para participar en los tres carriles del campo. Con veinte años recién cumplidos parece que tiene mucho rodaje en Primera División, y esto se puede entender porque sus primeros pasos en el fútbol profesional los dio con quince años, en Celaya.
Aunque en Necaxa, y por momentos en “La Máquina” ha tenido que actuar como interior, no es un jugador con una capacidad de organización notable, pues sus características lo invitan a siempre mirar el arco rival. También es verdad que le cuesta tener impacto ante rivales replegados, debido a que en espacios cortos su toma de decisiones aún demuestra que hablamos de un jugador en pleno desarrollo. Estos problemas pueden solucionarse si adquiere pronto una mayor lectura de juego. Por sus virtudes, una Liga como la alemana, en la que hay muchos espacios y transiciones verticales, le podría caer de maravilla. Y por supuesto, la Selección de México.

DIEGO LAINEZ – 9 DE JUNIO DE 2000
Cuando lo vi por primera vez me impactó, y la euforia aumentó cuando lo observé en el Estadio Azteca. Todavía lo recuerdo, lo primero que me vino a la cabeza fue que esta clase de jugador no es común de ver en las canchas de la Liga MX. A Ricardo Antonio La Volpe le debemos mucho, porque sin él seguramente Diego Lainez no hubiera tenido una irrupción tan potente. Aunque comenzó como interior en el 5-3-2 del estratega argentino, a la perla del América lo hemos visto en distintas posiciones. En el Apertura 2018, por ejemplo, tuvo continuidad como volante o mediapunta en el 4-4-1-1 de Miguel Herrera, pero aún no tengo claro cuál es su posición ideal porque, al final, hablamos de un chico que el verano pasado cumplió la mayoría de edad.
Lainez, zurdo al igual que Alvarado, tiene un giro sobre su propio eje muy potente, algo que nos invita a pensar que hablamos de un futbolista destinado a intervenir en zonas interiores y otorgar fluidez en espacios cortos. La agilidad y el regate son sus virtudes más deslumbrantes, pero lo que más me sorprendió de sus primeros pasos como profesional fue su capacidad de interpretación y descaro, algo en lo que obviamente tuvo influencia La Volpe. Hoy no podemos decir que se haya estancado, ni mucho menos, pero en un equipo que vive tanto de la inspiración individual y carece de automatismos colectivos, Lainez está más enfocado en la creación de ocasiones que en la construcción de juego. El chico ex americanista y ahora del Real Betis tiene para ofrecer ambas cosas a la Selección de México, por eso creo que podrá adaptarse a la Liga Española, la mejor del mundo hablando en términos técnicos-tácticos.

MARCEL RUIZ – 26 DE OCTUBRE DE 2000
Ya lo dijo en su momento el periodista brasileño, Pedro Lampert: “Marcel Ruiz es un interior que no existía en la Liga MX. Hay interiores de traslado como Orbelín Pineda, otros de organización como Erick Gutiérrez, y otros pocos de llegada como Víctor Guzmán; lo que no había es un interior con alma de media- punta”. Con menos de un año en la Primera División, el joven centrocampista, formado en la cantera de Gallos, ya empezó a condicionar partidos porque mezcla sus virtudes físicas y técnicas con una lectura de juego pocas veces vista en un chico de dieciocho años. Esto que menciono se nota claramente en la capacidad que tiene para detectar los huecos a la espalda de los contenciones rivales.
Siempre partiendo como interior izquierdo en el 4-3-3 de Rafael Puente Del Río, Marcel busca que sus compañeros lo activen entre líneas para que, desde una posición más adelantada, pueda lanzar a los atacantes. Tiene un pase filtrado muy fino que casi siempre lo ejecuta con su pierna diestra, un muy buen control de balón y compensa su falta de velocidad con su larga zancada (mide 1.80). No cuenta con un cambio de ritmo destacado, pero posee la agilidad necesaria para quitarse rivales de encima en espacios cortos. Con más minutos, seguro será mejor, y el Mundial U20 en Polonia del próximo verano será una buena vitrina para que los scouts europeos lo conozcan más. Es difícil pronosticar qué Liga le acomodaría mejor porque tiene poco tiempo en el máximo circuito, pero Holanda sería un buen paso para que adquiera mayor ritmo en su movilidad cuando no tiene el esférico en sus pies. Sería un gran aporte para la Selección de México.
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