La odisea psicodélica de Yellow Submarine cumple medio siglo y luce igual de rara y maravillosa que hace cinco décadas.
Aunque casi todo lo que produjeron los Beatles es digno de recordarse, pocas obras alcanzan la estatura mítica que puede presumir esta aventura visual que narra el viaje del Cuarteto de Liverpool para liberar Pepperland de los terribles Blue Meanies.
Pero en realidad esta obra maestra estrenada el 17 de julio de 1968 y que conjunta música, arte visual, cinematografía y locura, debió atravesar una serie de problemas, los cuales la destinaban más a ser un fracaso si no es que un desastre antes de la película de culto que llegó a ser.
En su concepción, una animación con los Beatles fue la manera que el mánager de la banda, Brian Epstein, encontró para liberarlos del contrato cinematográfico firmado con United Artists, el cual los obligaba a realizar tres filmes. El primero fue A hard day’s night seguido por Help!, y para el tercero planeaban involucrarse lo menos posible, por eso mejor hacerlo con “monitos”.
Y tan poco pensaban aportar, que para cumplir la cláusula por la cual deberían entregar cuatro canciones originales para la cinta, buscaron un método mediante el que no tendrían que dedicar tiempo para componer dichos temas: cada vez que en el estudio pensaban que una canción no contaba con la suficiente calidad para incluirla en un disco, la dejaban para la película.
En ese entonces, una serie de dibujos animados de los Beatles era trasmitida por la cadena estadounidense ABC los sábados por la mañana, así que Epstein llamó a Al Brodax, productor del programa, para que se hiciera cargo del proyecto. Es sabido que el grupo odiaba esas “caricaturas”, así que al conocer que el nuevo producto correría a cargo de la misma gente, de plano detestaron la producción.
Por su parte, Al Brodax subcontrató a una compañía de animación independiente de Londres propiedad de George Dunning y John Coates para el desarrollo del filme. Pensaba que de esa reduciría los costos, pero no contaba con que Dunning y Coates no se conformarían con algo simple pues eran grandes admiradores de la banda y querían entregar un resultado que estuviera a la altura de la música de los Beatles. Además de que tampoco eso evitaría los constantes problemas financieros.
Invitados por George Martin, Dunning y Coates visitaron Abbey Road para una audición previa del siguiente álbum del Cuarteto, llamado Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Ahí encontraron la iluminación de lo que buscarían en Yellow Submarine. Algo de vanguardia, psicodélico, contracultural e inolvidable.
Contrataron al ilustrador alemán Heinz Edelman para que hiciera el diseño visual, el cual resultó revolucionario, y a George Dunning para dirigir la cinta.
Debido al alejamiento del grupo, los músicos no prestaron su voz a los personajes animados que los representaban, el trabajo recayó en los dobladores John Clive (que interpretó a Lennon), Geoffrey Hughes (que hizo a McCartney), Paul Angelis (Ringo) y Peter Batten (Harrison).
Cuentan las crónicas que este último, Peter Batten, no era actor profesional y que a mitad de las grabaciones fue arrestado cuando se encontraba en la cama con una joven del equipo de producción, pues al parecer era un desertor del ejército. Paul Angelis, además de tener a su cargo la voz de Ringo y la del jefe de los Blue Meanies, debió terminar las tomas que faltaban de George.
El desarrollo del guión resultó también altamente problemático y se debió llamar a cinco escritores: Lee Minoff en la idea original basada en la canción de John Lennon y Paul McCartney, el propio Al Brodax, a Jack Mendelsohn, Erich Segal y Roger McGough.
Cerca del término de la postproducción de Yellow Submarine, John, Paul, George y Ringo por fin se animaron a ver la cinta, y les agradó tanto que decidieron hacer el cameo que los muestra hacia el final del metraje.

Sin embargo, United Artists determinó que Yellow Submarine no era una película de los Beatles y el grupo debió cederles la distribución del documental Let it be para dar por cumplido el contrato.

Pero a pesar de los inconvenientes, cincuenta años después, Yellow Submarine sigue siendo un referente cultural del rock, una película de culto y una animación revolucionaria.