Las más vanguardistas fórmulas antioxidantes significan nada para Superman, quien cumple 80 años y se sigue viendo de 30. Con el propósito de honrar a nuestro superhéroe favorito, viajaremos desde la Tierra hasta Krypton para recoger los aspectos más increíbles de su verdadera historia y todos los datos escalofriantes que logremos recabar. Agarrémonos, que vamos a rebasar la velocidad de la luz.
Por: Alberto Ortega Gurza
Antes que astronauta, bombero o policía, alguna vez todos soñamos con llegar a convertirnos en un superhéroe. Y de entre los superhéroes de todos los tiempos, Superman es el rey de reyes.
Justo durante el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, marcado por las invasiones alemanas sobre Austria y Checoslovaquia, y los conflictos entre la Unión Soviética y Japón, Superman apareció junto con otros personajes en la primera entrega de Action Comics en junio de 1938.
Pero el Hombre de Acero emocionó a inmensas legiones de lectores, destacando de manera tan contundente que un año más tarde la editorial le creó su propio cómic.
El lanzamiento titulado Superman coincidió con las declaraciones de guerra de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Sudáfrica en contra de Alemania que detonaron la Segunda Guerra Mundial; una conflagración que en el curso de los siguientes seis años cobraría más de 50 millones de vidas y se posicionaría como el combate más sangriento de la historia humana.
Sups ‒como lo llaman sus amigos‒ se convirtió en el primer superhéroe protagonista de su propia historieta. Su presencia en la mente colectiva activó las neuronas espejo de millones de estadounidenses, incluyendo, por su- puesto, a los miembros de las fuerzas armadas.
Jerry Siegel, uno de los dos creadores del personaje, rememoró que al estallar la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno norteamericano le ordenó a la editorial que involucrara a Superman en las batallas para que fustigara a los enemigos y mostrara el poderío y superioridad del país con el propósito de levantar la moral de los soldados y la ciudadanía.
En apego a las indicaciones, dibujante y escritor llevaron a Superman al frente, dibujaron a un sufriente Hitler y un cañón nazi hecho pedazos por la visión de calor del superhéroe, entre muchas otras escenas del estilo.
Más allá del estrepitoso y constante incremento en las ventas, las fuerzas armadas estaban incentivadas y la población feliz creyendo que lo que veían en el cómic era lo que ocurría en la guerra. Pero la realidad era otra, los soldados morían descuartizados en remotos destinos o caían como prisioneros de guerra, pero la gente no se enteraba de nada. La estrategia del gobierno fue un éxito. En Estados Unidos reinaban el orgullo y la tranquilidad. Entre militares y civiles, 16 millones de estadounidenses participaron en la guerra que le costó a Estados Unidos 405 mil vidas y 4.5 trillones de dólares a valor presente.
Ese fenómeno proyectó a Superman a una dimensión superior a aquella donde habitan los superhéroes. Dentro de cada soldado había un pequeño Superman, y más que eso, tanto para los militares como para los ciudadanos su país era el Superman de la vida real.
Su popularidad se transformó en una fiebre que rompió barreras y expectativas. Superman trascendió al personaje y cobró un nuevo y penetrante significado como el epítome del espíritu americano.
La fuerza y determinación que inyectó a la conciencia colectiva potenció el deseo masivo de que Estados Unidos renunciara a su postura neutral equivalente a la de una mamá diciéndoles a sus hijos que no se peleen. Pero conforme crecía el conflicto, los americanos esperaban que Clark Kent se metiera en la cabina telefónica y saliera transformado en Superman. Deseaban que su país entrara en acción y castigara a quien tuviera que castigar para restablecer el orden y la paz.
Este anhelo se materializó de golpe y porrazo cuando Japón atacó la base naval de Estados Unidos en Pearl Harbor, Hawái, en diciembre de 1941, a dos años de iniciado el conflicto.
Tras ese trágico evento, el país más poderoso del mundo se unió a las potencias Aliadas y, como Japón no mostraba intención alguna de rendirse y la guerra apuntaba hacia una prolongación indefinida; ahora sí, Clark Kent se transformó en Superman y empezó a pelear, llegando al punto de decidir lanzar dos bombas atómicas, una en Hiroshima y tres días después, otra en Nagasaki. Jamás en el planeta Tierra se había visto un infierno repentino como el que abrazó a aquellas ciudades japonesas, donde, como consecuencia, murieron 214 mil personas.
Tras seis años de vorágine planetaria, sólo seis días más tarde se firmó el fin de la Segunda Guerra Mundial y el mundo volvió a su estado de relativa armonía.
Para fortuna de la raza humana, de manera casi inexplicable, a lo largo de los últimos 73 años ninguna de las potencias nucleares ha vuelto a oprimir el botón, dejando así a aquellas mortíferas bombas como los únicos dos ataques atómicos jamás perpetrados.
La victoria Aliada desdobló la fama del superhéroe, quien se convirtió en una sensación sin precedente.
Finalizado el conflicto, Sups quedó para siempre instaurado como uno de los más poderosos símbolos de identidad nacional. Desde ese entonces, no es raro que sus historias tengan relación con la intervención americana en conflictos armados, corrupción política, violencia doméstica, la manipulación mediática, los vicios, el desempleo o la criminalización de la pobreza. Aún el personaje ficticio más representativo del nacionalismo y orgullo estadounidense es un inmigrante. Fue este personaje quien creó el arquetipo del superhéroe, todos los demás son a partir de él. Niños y adultos desde París hasta la Patagonia, incluyendo japoneses y alemanes, se sumaron a la legión de fans.
El fenómeno Superman obligó a la editorial a expandir y multiplicar sus talleres de impresión; las nuevas aventuras se narraron en la radio, el teatro, el cine y la televisión, y su icónica imagen y emblema aparecían en todo tipo de prendas de ropa, zapatos, videojuegos, juguetes e incontables artículos de colección, convirtiendo a la creación de Siegel y Shuster en un imperio comercial.

Su atuendo emblemático consiste en un traje azul con una insignia roja y amarilla que contiene la letra “S” en forma de escudo, y también una capa roja.
La “S” está tan arraigada en el imaginario universal, que por sí sola remite la mente al superhéroe y toda la mitología a su alrededor.
Jon Bon Jovi decidió rendirle homenaje vitalicio al haber dedicado varios centímetros cuadrados de su propia piel para tatuarse la “S” que, dicho sea de paso, a diferencia de lo que se piensa, no es la inicial de su nombre.
En realidad, sus padres lo registraron en su natal planeta de Krypton como Kal-El —no como Superman.
Cuando era niño, sus padres adornaron su traje con la “S” que en el planeta Krypton es un símbolo que significa esperanza. Años después de haberse mudado a la Tierra, al alcanzar la edad adulta, conoció a Lois Lane, quien se convirtió en su interés amoroso. Cuando ella lo vio por primera vez transfigurado en superhéroe, quedó tan deslumbrada por su anatomía, valentía, superpoderes y sex appeal que asumió que la “S” era la inicial del super man que tenía enfrente. Y por su culpa, los terrícolas llevamos 80 años en el error.
Tras el éxito ininterrumpido de casi medio siglo, en 1986 el cómic fue rebautizado como The adventures of Superman, pero en 2006 recuperó su nombre original.
DC Comics celebra el octagésimo aniversario de las aventuras del sobreviviente de Krypton con el libro DC Comics Deluxe: Action Comics 80 Años de Superman (aquí su ficha), cuya edición mexicana es incluso más lujosa que la original y que recopila sus mejores historias. El aniversario coincide con la edición 1,000 de Action Comics, que cuenta con ocho portadas. El Milestone ubica a Superman como el único cómic de la historia en alcanzar una edición de cuatro dígitos.
King of kings
Superman no sólo es el mejor ganando guerras, evitando el colapso de un asteroide desorbitado contra la Tierra, defendiendo al mundo de perversos enemigos y hasta rescatando a un gatito apanicado en un árbol (Superman 713).
Con 600 millones de cómics vendidos es también el superhéroe más exitoso y acaudalado. Batman, que es un año más joven, ha vendido 460 millones, mientras que Spider-Man, de 55 años, 360 millones; los X-Men, 270 millones y Captain America, 210. Igual que Roger Federer, quien con 20 Grand Slams no tiene a nadie cerca amenazando su reinado, Superman se encuentra solo en la cima.
Cuenta la leyenda que, justo antes de que el planeta Krypton fuera destruido y perecieran sus 20 millones de habitantes, un científico lo- gró enviar a su hijo, Kal-El, al vacío universal a bordo de una nave espacial con la esperanza de que llegara a la Tierra y lograra salvar su vida (de ahí el emblema con la “S” en su atuendo). El superniño fue hallado y adoptado por una pareja de granjeros de Smallville, Kansas, quienes lo criaron devotamente y le inculcaron sólidos principios morales.
Durante su infancia manifestó tener un repertorio de habilidades sobrehumanas, que, al alcanzar la edad adulta, decidió utilizar a favor de quienes necesitaran su ayuda.
Para disimular su identidad extraterrestre, adoptó el nombre Clark Kent y se mudó a Metropolis City, donde trabaja como un tímido reportero en el periódico Daily Planet.
El día de su ingreso conoció a la reportera Lois Lane, una destacada periodista ganadora del premio Pulitzer, con quien se vincula sentimentalmente.
Opera solo o en alianza con otros super- poderosos del talante de Batman o Wonder Woman para diseñar estrategias de combate y salvación en contra de sus enemigos. Con o sin sus superamigos, sus proezas son misiones de alto riesgo que bien podían haber sido protagonizadas por el Aquiles de la antigua Grecia si tan sólo hubiese tenido una capa para volar. No podemos ni imaginar el poder atemorizador que tendría un alacrán con alas.
Cuando la presencia acechante de los malhechores enciende el pánico, en cuestión de sólo 1.5 segundos se quita los anteojos, cambia su ropa de oficina por su famoso atuendo y utiliza sus poderes para combatir a los criminales y abatir el mal.
La Unión
En 1996, los estudiantes de Ciencias de la Computación, Larry Page y Sergey Brin, de 22 años, hicieron mancuerna para crear el monstruoso motor de búsqueda Google. Sesenta y tres años antes, dos amigos de prepa, Jerry Siegel y Joe Shuster, crearon a Superman. Con únicamente 17 años de edad, jamás llegaron a imaginar que su personaje se convertiría en un icono mundial de máximo impacto en la cultura popular contemporánea.
La novela de ciencia ficción Gladiador (Philip Wyle, 1930) los inspiró para crear a Superman. Les pareció asombroso que al ingerir una sustancia preparada en laboratorio, un hombre vestido en ropa de calle se transformara en un súper hombre con fuerza y aptitudes físicas extraordinarias.
A partir de esa idea, los jóvenes unieron sus talentos para crear el cuento titulado The reign of Superman, que se publicó en una gaceta de ciencia ficción.
Según relató el propio Siegel en 1998, ambos se dedicaron a visitar editoriales para ofrecerles a su gran personaje, pero a ninguna le interesó. Sorprendente pero cierto. Si sirve de consuelo, ellos no fueron los únicos gigantes a los que les pasó algo así. Ya listos para invadir el mundo, The Beatles fueron a Decca Records buscando un contrato discográfico, pero antes de deshacerse de ellos, el A&R les dijo que no servían para la música. Algunos años antes, anhelando modelar ropa, la obrera Norma Jean Baker solicitó trabajo en la agencia Blue Book, pero la directora rechazó a la futura Marilyn Monroe por carecer de imagen. El maestro de violín de Beethoven renunció explicándoles a sus papás que Ludwig de plano no tenía oído para la música, y Walt Disney fue despedido de una agencia de publicidad por falta de ingenio.
Siguiendo con la historia de los creadores de Superman, en 1938 DC Comics, que estaba por publicar la edición inaugural de la colección Action Comics, contaba con 13 páginas vacías que necesitaban ser llenadas con algún contenido. Gracias a eso se publicó y entró en circulación nacional la primera historieta del Hombre de Acero.
Súper poderes
Hemos visto al hombre de acero haciendo uso de sus superpoderes para lograr lo que una mente humana simplemente no es capaz de comprender. Hay quienes dudan que posea todas estas habilidades, pero cada una de ellas está sustentada en las páginas del cómic.
Es invulnerable a los cuatro elementos, pasa de un edificio a otro de un solo brinco, levan- ta un peso de hasta 200 quintillones de toneladas, puede ver lo que ocurre en el pasado, cuenta con telepatía, visión microscópica, visión de rayos X para ver a través de las paredes, y visión telescópica para observar a los seres de otros planetas en tiempo real. Está dotado con superinteligencia, superoído, superreflejos para esquivar balas de ametralladora y sopla con la potencia suficiente para arrancar un roble con todo y raíz. Al volar supera la ve- locidad de la luz, gira alrededor de la Tierra en contra o a favor del sentido de su rotación para viajar al pasado o al futuro (una vez llegó al año 2637). Puede producir aliento helado para congelar a un ejército de enemigos, ha nadado 4,800 km en tres horas, su potente estornudo destruyó un lejano sistema solar, es un superventrílocuo, un supermatemático, un hipnotista consumado y, cuando la situación lo amerita, echa mano de su poder supremo, el más letal y potente: la Super Flare. Utilizando la energía solar almacenada en cada una de sus células, emite una llamarada generada por un proceso de autocombustión similar al que su- fre una estrella supernova al estallar.
El potencial de 20 kilotones de energía que produce equivale al de una bomba nuclear.
Pero como todos, también él tiene su talón de Aquiles. La exposición directa a la kryptonita verde –un mineral de Krypton que se volvió radioactivo– puede debilitarlo, anular sus poderes, inmovilizarlo o hasta arrancarlo de la vida si la exposición es prolongada.
De los 22 tipos de kryptonita, la del tipo X les da poderes especiales a las personas normales; la blanca mata la vida vegetal en cualquier mundo, la naranja provee a los animales de habilidades extraordinarias por 24 horas, la plateada le produce a Kal-El hambre insaciable, la roja-dorada le ocasiona la pérdida de la memoria, la negra lo hace bipolar del bien y del mal y la rosa lo vuelve gay. La universidad inglesa de Leicester realizó un estudio para determinar quién de los superhéroes está mejor dotado. Gracias a su tejido muscular de alta densidad y al Super Flare, el ganador fue Superman.
Sin embargo, vale la pena considerar que, mientras otros superhéroes que son sanguinarios y devastadores por naturaleza gozan haciendo el mal y actúan sin importarles el daño que puedan causar con su fuerza, Superman se comporta con base en sólidos principios morales y en apego a la ley. Su integridad es modelo para otros superhéroes que, siguiendo su ejemplo, han decidido utilizar los recursos a su alcance, incluyendo sus superpoderes, para combatir el mal.
Real life story
Los creadores, Siegel y Shuster, le vendieron a DC Comics todos los derechos del personaje y la historieta por 130 dólares. Trabajaron en el cómic como empleados pero eventualmente fueron reemplazados por nuevos dibujantes y escritores. Jamás volvieron a lograr conseguir trabajo en el mundo editorial y pasaron el resto de sus vidas sobreviviendo entre pobreza. Uno tuvo que trabajar como repartidor y el otro, casi ciego e imposibilitado para dibujar, vivió años a expensas de la caridad de sus familiares. Estando ya en la recta final, alguien en la editorial se compadeció de ellos y estableció una pensión anual de 12 mil dólares para cada uno.
Todo esto ocurría mientras que la presencia de su hijo Superman, una estrella en los cinco continentes, gozaba de fortuna y fama inmensurables. Una copia del primer cómic que salió publicado en 1938 a un precio de 10 centavos de dólar fue vendida a un coleccionista en 2014 por tres millones y 207 mil dólares.
Y hasta el infame cheque con el que les pagaron a Siegel y Shuster por la creación de Superman, fue subastado por 160 mil dólares.
El primer Superman fue un terrestre cuyas capacidades eran aumentadas un millón de ve- ces, pero aún así distaba mucho del personaje como hoy lo conocemos.
Así como John Lennon soñó que su banda debía llamarse The Beatles, Siegel compartió que en un sueño vio claramente todos los detalles que le dieron forma, personalidad y volumen a la historia de Superman. Fue ahí donde surgió la idea de transformarlo en un ser poderoso de otro mundo.
Pantalla Plateada
De las once adaptaciones al cine estrenadas entre 1947 y 2017, la más memorable y exitosa fue Superman (1978), dirigida por Richard Donner, con guion de Mario Puzo (sí, el autor de la novela The Godfather) y un reparto impresionante que incluía a Christopher Reeve como Superman y a Margot Kidder como Lois Lane, además de Marlon Brando, Gene Hackman y Glenn Ford.
La película logró una recaudación mundial de 1,200 millones de dólares a valor presente y reencendió la euforia por el personaje.
Cuando Batman y Superman fueron relanzados, a pesar de que los productores de Batman Begins (2005) echaron la casa por la ventana para sufragar un aplastante supercast; Superman Returns (2006), con su modesto elenco, fue más exitosa en las salas.
De vuelta en el mainstream, la coproducción anglo-hollywoodense Man of Steel (Zack Snyder, 2013) donde Superman (Henry Cavill) es acompañado por un reparto estelar que incluye a Kevin Costner, Diane Lane y Russell Crowe, logró una recaudación de 720 millones de dólares a valor presente.
En 2016, el director Zack Snyder les dio a los fanáticos la oportunidad de ver a los dos más famosos superhéroes midiendo fuerzas en Batman vs Superman, que con su recaudación de casi 900 millones de dólares resultó un éxito comercial pero fue cruelmente vapuleada por la crítica, y Ben Affleck, quien encarnó al hombre murciélago, tuvo que resistir algunas vergüenzas.
El Maleficio de Superman
El ya famoso maleficio de Superman sigue sumando desgracias y tragedias que han arruinado o hasta cobrado la vida de las personas involucradas en sus producciones tanto de cine como de televisión.
La primera víctima fue George Reeves, protagonista de la serie televisiva entre los años 1952 y 1958. El forense determinó que murió por suicidio a los 45 años de edad, a pesar de que sus huellas digitales no estaban marcadas en el arma mortal.
El archigalán Christopher Reeve, quien en cuatro películas encarnó al imbatible superhéroe volador, a los 42 años se cayó del lomo de su caballo y la fractura de dos vértebras cervicales le ocasionó tetraplejia. Capaz de mover sólo dos dedos, luchó por su vida hasta que nueve años después dejó de respirar. Los fanáticos podían esperar cualquier cosa del imbatible, excepto que una caída desde una altura de 1.60 metros lo sacara de circulación.
Lee Quigley, quien apareció como Superman bebé en la película de 1978, murió a los 14 años tras abuso en la inhalación de un solvente.
Marlon Brando, quien también en 1978 osó interpretar al padre biológico de Superman, sufrió una cadena de desgracias: su hijo fue encarcelado diez años por asesinar al novio de su hermana, quien cinco años después se suicidó. Cuatro años antes de que Christopher Reeve dejara de existir, Marlon Brando murió triste, enfermo y solo.
Margot Kidder, coestrella de Christopher Reeve, quien a su lado interpretó a Lois Lane, la novia de Superman, en cuatro películas, fue víctima recurrente de trastorno bipolar y milagrosamente sobrevivió a un fuerte accidente automovilístico, pero no logró escapar a la muerte prematura que la alcanzó en mayo pasado, días antes del cierre de esta edición.
Tres años después de haberle dado vida a uno de los héroes en Superman III, Richard Pryor fue diagnosticado con esclerosis múltiple y falleció víctima de infarto al miocardio.
Los enemigos de Superman están representados por personajes humanos, metahumanos y alienígenas, así como criaturas míticas, seres sobrenaturales y hasta deidades. Algunos de los más depravados son Atomic Skull, Bloodsport, Eradicator, Lobo, Silver Banshee, Terraman, Brainiac o el famosísimo Lex Luthor; todos ellos equipados con implacables poderes y armas devastadoras, pero, sobre todo, con perversión. Fatigado por una pelea en 2016, Sups dijo entre dientes: “Lo único malo de ser fuerte es que nadie nunca te pregunta si estás bien”.
Como dato intrigante, la mayoría de los personajes estelares, a lo largo de casi 80 años de Superman, tienen nombres con las iniciales LL: Lana Lang –su primera novia, Lois Lane –el amor de su vida, Lex Luthor –su principal enemigo, Lyla Lerrol –su amante kryptonita, Linda Lee –la identidad secreta de Supergirl, Lara Lor –su madre biológica, Luma Lynai –Superwoman, Lesla Lar –la enemiga de Supergirl, Lupé Leocadio –la mujer policía de Metropolis o Lee Lambert –el vecino de Clark Kent, entre muchos otros.
En la edición 157 de Superman, él mismo afirma que su destino ha estado extrañamente ligado a personas cuyas iniciales son LL. La única explicación ofrecida –que a nuestro parecer queda en tela de juicio– proviene de la edición 646 del cómic, donde Mr. Mxyztplk comenta que esas iniciales tienen un importante significado en el idioma kryptonita.
Lo freaky es que en la vida real, el nombre de Leonore Lemmon –la prometida de George Reeves, el intérprete de Superman en la serie televisiva–, tenía esas iniciales.
Anécdotas
Algunas de sus anécdotas son tan increíbles que si nos las hubieran platicado no las habríamos creído.
Quizá la más sorprendente sea la vez en la que al enterarse de que su peor enemigo, Lex Luthor, estaba a punto de ser electo como Presidente de Estados Unidos, en un desplante de ira salió volando y en cuatro minutos recorrió los 613 millones de kilómetros que nos separan de Saturno y cargó contra una de sus lunas dejándola partida en dos mitades. No podemos publicar aquí lo que hizo el día que Trump fue electo.
En 1978, Superman se alió con Muhammad Ali para vencer al mundo de una invasión alienígena.
En una historieta de Superman, publicada en 1945, científicos intentaban lograr la fisión del núcleo del átomo para crear una bomba atómica, al mismo tiempo que en la vida real el Gobierno estadounidense, con el estatus de top secret, trabajaba en los últimos detalles del proyecto Manhattan, antes del ataque nuclear contra Japón.
En un día de oficina, el editor le encargó a Lois Lane que cubriera una noticia en el barrio de Little Africa de Smallville. El inconveniente era que activistas afro-americanos hostilizaban a cualquier persona con distinto color de piel que anduviera por ahí. Así que, para que pudiera pasar desapercibida e hiciera su trabajo, Superman sacó un as que tenía bien escondido bajo la manga y la convirtió, por 24 horas, en una atractiva mujer de raza negra.
Y para los que lo dudan, sí, Superman ha muerto en varias ocasiones, la más dolorosa fue en 1993 tras una pelea contra el feroz asesino Doomsday. La paliza mutua que se propinaron fue tan brutal que ambos perdieron la vida. La buena noticia es que al de Krypton no le gusta permanecer demasiado tiempo en ese estado y al poco tiempo de su deceso ya andaba de vuelta defendiendo a los desamparados.
Gracias a su faceta humanitaria, hace todo lo posible por ayudar a personas comunes y corrientes de maneras bondadosas alejadas de la violencia. Un día conoció a una joven depresiva llamada Regan que se encontraba parada en la orilla de la azotea de un edificio lista para dar el salto mortal y escapar de sus desdichas de una vez y para siempre.
Ni tardo ni perezoso, Superman llegó volando y empezó a hablarle sobre la espe- ranza y lo gratificante que es lograr la paz en el único lugar donde depende de nosotros mismos: nuestro interior.
“Eres mucho más fuerte de lo que piensas –le dijo–, creémelo”.
Tras el encuentro, Regan perdonó, retomó las riendas de su vida y quedó eternamente agradecida con el señor disfrazado de Superman ( jamás creyó que fuera el verdadero).
¿Quién puede competir con un superhéroe así? Además de ser la criatura más poderosa del mundo, es tanta la confianza que inspira que muchos lo dejarían cuidar a sus hijos. Y aquí Batman no nos dejará mentir; en la tercera edición del cómic Superman/Batman, dijo: “Por varias razones, Superman es el más humano de todos nosotros”.
Más rápido que una bala y más poderoso que una locomotora, el icono superheroico más grande y admirado de todos los tiempos cumple 80 años. Como un Elvis, escaló sin obstáculos para salir de la atmósfera y llegar a la estratósfera de manera casi inmediata. Con su contundente éxito comercial y presencia global multimediática es, junto con Mickey Mouse y Michael Jackson, uno de los persona- jes reales o fantásticos más identificables del mundo contemporáneo.
En una de las ocasiones en que la noticia de sus proezas inundó los medios de comunicación, el hombre de acero, modesto y centrado como es, comentó que “lo im- portante no es dónde naciste ni las pertenencias o el reconocimiento que tienes; lo que cuenta es lo que eres capaz de lograr contigo mismo”.
La revista Empire lo considera como el mejor héroe de cómic, y a través de una encuesta en Estados Unidos y Gran Bretaña, el público lo eligió como el superhéroe más grande de todos los tiempos. “No es el poder lo que convierte a Superman en un héroe –expresó Christopher Reeve– si- no la sabiduría y la madurez que tiene para utilizarlo apropiadamente”.
También el recién desaparecido científico, Stephen Hawking, lo admiraba: “Si pudiera ser un superhéroe, elegiría a Superman. Él es todo lo que yo no soy”.
A como vemos las cosas, tendremos a muestro Superman defendiendo la Tierra al menos por otros 80 años más.