La lealtad a un club, el bromance detrás del legendario club nocturno Studio 54, tiene lo necesario para ser una leyenda.
STUDIO 54 LA LEYENDA CONTADA EN PRIMERA PERSONA
Todos sabemos algo del Studio 54, probablemente hayas visto fotos de Andy Warhol, Truman Capote, Mick Jagger y Grace Jones pasando un buen rato en el legendario club del Upper West Side de Manhattan o has visto la icónica imagen de Bianca Jagger en un caballo.
Tal vez hasta sepas que fue creado por Steve Rubell e Ian Schrager, quien posee una gran cantidad de hoteles de lujo alrededor del mundo. Pero lo que seguramente no sabes, y que el fascinante documental de Matt Tyrnauer revela, es que fue una leyenda nocturna fundada en glamour y codicia, sí, pero también en una increíble amistad.
Ambos nacidos en Brooklyn, Rubell y Schrager se conocieron al unirse a la fraternidad de Syracuse University, donde Schrager estudió Leyes y Rubell Finanzas (por lo que pasó después, podemos deducir que no tenían suficientes conocimientos en ninguno de los dos rubros).
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Habiéndose desgastado al planear bar mitzvas, decidieron probar suerte en un proyecto en Manhattan, usando un estudio de televisión abandonado. Gracias a un impresionante nivel de investigación y a una audacia descabellada, en 1977 abrieron un club que se convertiría en el más famoso del mundo, hasta el día de hoy.
El filme de Tyrnauer, con un movido soundtrack de música disco y personajes sumamente conocidos —desde el temible cadenero Marc Benecke hasta el mismo Schrager— nos da un amplio sentido de lo divertidas que eran las noches en el 54 (si podías entrar, claro) con modelos, celebridades y todo tipo de estimulantes flotando a tu alrededor; como lo dijo un entre- vistado: “La cantidad de drogas era profunda”.
Pero aún más interesante es el retrato de la relación de Schrager y Rubell y lo que sucedió cuando todo se fue al caño, en gran parte por su culpa. Y, a pesar de todo, el introvertido Schrager y el gran Rubell, quien murió en 1989 a causa del SIDA, lograron mantener su amistad.