¿Hay relación entre la Primera Guerra Mundial y un sándwich? Claro que sí. Mientras la conoces, prepara uno siguiendo nuestros consejos.
Antes de pasar al manjar y sus secretos, un poco de historia. Porque la receta para el sándwich perfecto merece un poco de ese respeto y honor, ¿estamos de acuerdo?
Hablemos de quién inventó el sándwich
Quien tuvo la idea, tan genial como sencilla, de colocar comida entre un par de rebanadas de pan fue John Montagu. Cuarto conde de Sandwich, «que una vez se pasó 24 horas seguidas jugando a las cartas, sin otro tentempié que unas tajadas de carne fría entre rebanadas de pan», según el Oxford English Dictionary.
No está claro de qué fecha es el sándwich original, pero se estima que su invención fue entre 1748 y 1751. Período en que es muy probable que Montagu pidiera su primer sándwich, porque estaba demasiado ocupado como para dejar su escritorio, atiborrado de obligaciones políticas.
Según Bee Wilson, autor de Sandwich: A Global History, la auténtica innovación de Montagu fue pedir que le hicieran ese plato concreto, en vez de coger él mismo los ingredientes del plato. Sí, la genialidad estuvo en formar con todo un solo bocadillo. Hoy no suena nada extraordinario, pero tan lo fue en su época ¡que míranos! Comiendo sándwiches en el siglo XXI.
Montagu instauró entonces esta moda entre los workaholics de su época y estos comenzaron a pedir «lo mismo que Sandwich». Una expresión que pronto pasó a ser «tráeme un sándwich». Apellido que se volvió en una palabra de uso común, a partir de 1760.
Ahora sí: los ingredientes
Pan de caja o molde, mantequilla, jamón cocido o jamón York y queso. Es importante elegir productos de calidad y no usar envasados. Si quieres ahorrar unas monedas comprando productos económicos, el resultado será muy diferente. Ojo ahí.

Recomendaciones generales
Podemos utilizar una sandwichera eléctrica, una plancha o una sartén.
Si hacemos el sándwich muy despacio, con el fuego muy bajo, a la vez que se va tostando el pan iremos fundiendo el queso situado más cerca de la plancha.
Es una tradición servir el sándwich cortado por la mitad –en diagonal si tu pan es cuadrado–.
Los pasos
Nuestra recomendación es que uses siempre pan con corteza, dejando el pan de molde sin corteza para emparedados fríos, bocaditos dulces y similares. Así obtendrás un resultado crispy.
Para conseguir un tostado excelente y a la vez jugoso, unta las rebanadas de pan con mantequilla. Para una buena distribución y para reducir la cantidad, es preferible tener la mantequilla a temperatura ambiente durante unos 20 minutos antes de hacer los sándwiches. Unta al interior y al exterior de las rebanadas.
Es importante utilizar quesos que fundan bien como el gouda, el emmental, el havarti o el gruyère. No uses quesos en rebanada del súper.
Coloca el jamón en forma de olas con las distintas rebanadas para dar volumen al sándwich y hacer que parezca más cargado. El resultado será un sándwich más jugoso. Te recomendamos ir a una auténtica charcutería para que pidas un buen jamón cocido, o mínimo a una tienda en donde tengas mayor variedad que las conocidas etiquetas del súper.
Es momento: a calentar, servir y disfrutar, mientras te contamos la siguiente historia.

El sándwich y la I Guerra Mundial
Todos sabemos que la I Guerra Mundial comenzó con el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo. Lo que quizá no sepas es que en uno de esos graves episodios que trajeron la muerte de millones estuvo involucrado un sándwich.
Para contártelo, debemos recordar la figura de un joven estudiante bosnio, Gavrilo Princip, miembro de un grupo llamado La Mano Negra; colectivo independentista serbio que traía entre ojos al archiduque austriaco.
Era 1914, Francisco Fernando y su esposa paseaban tranquilamente por las calles de Sarajevo en un automóvil descapotable, cuando La Mano Negra planeó su atentado. El elegido para accionar esa muerte: Nedeljko Cabrinovic, quien arrojó una granada al automóvil del archiduque. Lo malo es que ésta tenía un mecanismo retardado de explosión y Fernando, al verla rápidamente, la arrojó de inmediato hacia atrás. Se salvaron, pero al explotar causó varios heridos.
Cabrinovic, al ver truncados sus planes, se tomó una pastilla de cianuro y se tiró al río. Los nobles estaban a salvo; entonces, Gavrilo Princip fue a lamentar el error de su grupo a un café, mientras pensaba en qué más podía hacer. Ordenó un sándwich.
Al mismo tiempo, el archiduque decidió ir al hospital para visitar a los heridos, desobedeciendo todos los consejos que le daban de ir a ocultarse para proteger su vida. Y resulta que el hospital a donde llegaban todos los heridos y se dirigió Fernando estaba justo frente al café donde Gavrilo Princip comía su sándwich.
Fue durante unos breves segundos entre la mordida y la decisión, que Princip sacó su pistola y acabó con la vida de Francisco Fernando y de su mujer. Dos disparos y la decisión de comer un sándwich para desatar la Gran Guerra.